La historia arranca en el puerto de mar de un pueblo montañoso, en donde Agustín Lafuente, padre del joven protagonista Enrique Lafuente, adquiere un arcón mágico a unos feriantes. No sabe para qué sirve ni cómo se utiliza hasta que se mete dentro y se duerme.
El pueblo es ‘Vallarana’, nombre que da título a la nueva novela del periodista baixllobregatense Raúl Montilla, que regresa al género novela tras la publicación de la guía literaria ‘Barcelona de novela (Editorial Diëresis, 2016). “A diferencia de cuando escribes como periodista, que siempre estás de alguna manera coartado, con la novela te puedes sentir libre. Te puede gustar más o menos, pero todo es tuyo; y ya tenía ganas”, explica el autor.
Quedamos en pleno mediodía, cuando el mundo parece bajar una marcha, y acabamos tomando un café en la terraza interior que una empresa de comida rápida tiene en una gran superficie del territorio. Seguramente, el lugar más inesperado o absurdo para hacer una entrevista. Absurdo –en su connotación más positiva- como el humor que aplica, en esta ocasión, Montilla y que tan importante es –tal y como reconoce- en la literatura española: “Es una novela bastante diferente; juvenil, pero, también, para adultos. No es una novela histórica; de hecho, no sé en qué género se podría clasificar. Sobre todo, ha sido un ejercicio de pasármelo bien. Juego más con el humor, con el absurdo, tan importante en la literatura española y que, a veces, queda en un segundo plano”.
Recuerda a la obra maestra de Jose Luís Cuerda (1988) ‘Amanece que no es poco’ y sus curiosas escenas que quedarán en todas las retinas de los amantes del cine como el hombre creciendo en el bancal o la asamblea de mujeres eligiendo quién será ‘la puta del pueblo’. “El lector se lo pasará bien con este libro. Y, luego, el humor sirve para cuestionar muchas cosas desde un punto de vista irónico”, apunta el autor. El poder, la vanidad, la envidia, la guerra, la amistad, la esperanza…
Así, pues, si es cierto que hay historias de piratas, naufragios o un vampiro cansado de vivir tantos siglos, también es verdad que se habla de la nueva política o de revolucionarios que antes no lo eran y ahora sí, así como de la figura de un joven general, entre otros, “que llega a este pueblo que es estratégico porque tiene puerto que, aunque no sirva de nada, es el único que tiene uno en mitad de la comarca, en mitad de la montaña”. El alcalde Salvador Requena –ilustre a páginas- o un párroco convertido en espectro que suma más de 200 años de vida, Ginés Revilla, y que sigue oficiando, hará el resto.
Montilla matiza “que no da lecciones”, pero que la novela te hace cuestionar cosas. Lo hace, fundamentalmente, a través de su protagonista, el joven Lafuente que se cuestiona “lo que a todo el mundo le parece bien” en ‘Vallarana’, pueblo igual de idílico que cerrada es su sociedad. Realidad y ficción se entremezclan empezando por el nombre, “un guiño a Vallirana”, municipio donde reside ahora el autor: “El escenario es ficticio, no es exactamente Vallirana. Pero sí es un homenaje a esta zona en la que no estamos abandonados, pero sí entre montañas, en donde se genera una relación más próxima. Es una referencia clara, como mínimo, un guiño”.
Nuevo premio
Por su “arco argumental y por el empleo de un lenguaje cercano, con un ritmo ágil, que invita a avanzar en sus páginas con celeridad”, Montilla ha sido el ganador del Premio Novela Juvenil CEPA 2016, galardón que suma a los anteriormente obtenidos como, por ejemplo, el primer premio del Certamen Internacional de Novela Histórica de Ciudad de Úbeda con ‘El último invierno’.
Desde luego, un buen regalo de Sant Jordi.III
Si (
No(
