Una sociedad valiente

No es justo que personas inocentes hayan sido víctimas de unos terroristas desalmados que trataban, además, de provocar un mayor ataque que hubiese provocado con toda seguridad un número superior de víctimas.

Ha sido un duro golpe el que como sociedad hemos recibido, y sacando fuerzas de flaqueza, hemos mostrado solidaridad con aquellos que ahora más lo necesitan, víctimas, heridos, y sus respectivos familiares y amigos. Héroes anónimos, ciudadanos, policías (mossos, nacionales y locales), guardias civiles y servicios de emergencia como siempre requieren de nuestro mayor reconocimiento a la labor que han realizado, y que cada día, muchas veces sin que lo percibamos, desarrollan para garantizar la seguridad de nuestros pueblos y ciudades.

Sin embargo, algunos aprovechan la ocasión para hacer tacticismo político. Para tratar de dar una imagen al exterior que no se corresponde con la realidad, e incluso, no respetan el luto ni el dolo. Y es que en la manifestación que se realizó en Cambrils todo fue unidad y apoyo a las víctimas, que es lo realmente importante. En la de Barcelona, no obstante, fue aprovechada por aquellos que en Cataluña tratan de dividirnos para hacer un despliegue de “voluntarios” al servicio de la causa separatista, colocar ‘esteladas’ en los puntos más visibles, y así, ante las cámaras dar una imagen que no se corresponde con lo que realmente era el objeto de la convocatoria. En lugar de condenar los atentados y aquellos que han venido a hacer daño, se aprovechó la ocasión para vender la causa separatista. Lamentable.

No puedo compartir la utilización mediática y política que han hecho algunos. No tocaba. Aquí hay claramente unos culpables que han segado vidas de personas que no tenían culpa de nada, y unas víctimas que desgraciadamente ya no están con nosotros. Ahora es el momento de ser más fuertes que nunca, de estar unidos contra la barbarie, de que no nos amedrenten, y por supuesto, no cunda el pánico como pretendían los asesinos.

Como barcelonés no voy a dejar que el miedo se apodere de mi. Apuesto por una sociedad valiente, que va a seguir siendo tierra de acogida pero que a su vez reclama que quienes vengan lo hagan para labrarse un porvenir, trabajando y aportando a nuestro país, aceptando nuestras leyes y normas e integrándose. Estoy convencido que la gran mayoría lo han hecho así. Pero con aquellos que han venido a delinquir debemos ser contundentes, sean de donde sean, tengan las creencias que tengan.

Porque esta sociedad que formamos entre todos seguirá siendo justa, libre e igualitaria, y no dejaremos que nada ni nadie rompa nuestros valores que han sido y son cimientos de nuestra querida democracia. III