La alcaldesa de L’Hospitalet, la socialista Núria Marín, ha vuelto a impulsar la enésima campaña de civismo para mejorar la limpieza de la ciudad. Es habitual que los alcaldes recurran a alguna campaña contra el incivismo cuando la suciedad en la vía pública empieza a ser un problema demasiado evidente y los vecinos empiezan a reclamar.
Sin duda, el incivismo existe y nunca está de más hacer campañas de sensibilización e información, pero una campaña de civismo no puede ser la única medida ni tan siquiera la más importante para resolver la cuestión.
Centrar la atención en culpar a los ciudadanos de los problemas para así descargar sus propias responsabilidades en la gestión de los servicios públicos es una vieja artimaña de políticos mediocres. En la presentación de la campaña, la alcaldesa afirmó que “Estem fent tots els esforços possibles per millorar la imatge de la ciutat i, també, el dia a dia dels nostres veïns i veïnes. Nosaltres hem de fer la nostra feina, però també és cosa de tothom tenir conductes cíviques i respectuoses. Per això, ens cal la col·laboració de tothom”.
La alcaldesa no puede pretender hacernos creer que está haciendo todos los esfuerzos posibles. No está haciendo su trabajo cuando, por ejemplo, es sumamente fácil encontrarse contenedores y papeleras desbordadas por la ciudad. Eso no es responsabilidad del incivismo sino más bien del incumplimiento del servicio de limpieza. Y no es el único ejemplo.
El Ayuntamiento tiene contratado que se haga el servicio de recogida domiciliaria de muebles en dos días laborables y hemos constatado que se está dando a los ciudadanos plazos de una semana a 10 días. El mal funcionamiento de la recogida domiciliaria, no cabe duda, estimula el comportamiento incívico de dejar muebles en la calle.
Cuando le preguntamos a la alcaldesa en el último pleno por esta cuestión, tanto ella como su teniente de alcalde reconocieron no estar al corriente de los incumplimientos de la contrata y nos pidieron que concretáramos las fechas para reclamar la compensación correspondiente.
¿Cómo puede ser que el Ayuntamiento no compruebe a diario el correcto funcionamiento del servicio cuando es tan sencillo como hacer una llamada telefónica? A nosotros solo se nos ocurren dos opciones: o bien se trata de dejadez del equipo de Núria Marín o bien hacen la vista gorda con la contrata porque compadrean con ellos a cambio de colocar en la empresa amiguetes de su red clientelar. Sea lo que fuere, no nos cabe duda que el Ayuntamiento no está haciendo su trabajo y pueden hacer más esfuerzos sin que nos cueste un duro, sino todo lo contrario. III