La barra del Kokka hacía tiempo que se quedó pequeña para un barrio como el Born, casi más enamorado de la cocina nikkei que del impopular turismo. En un final de agosto en el que un revés terrorista ha golpeado la ciudad en forma de atentado y los turistas han dudado si quedarse a disfrutar o volver a casa, la ciudad vuelve poco a poco a sentir el pulso.
La demanda de nuevos y atractivos restauran tes en esta parte de la ciudad es demasiado continuada como para que los empresarios Isidre Marqués y Quim Clos no se dieran cuenta de la posibilidad de hacer crecer su alianza abriendo un tercer restaurante conjunto: Big Kokka. Un nuevo Kokka, pero a lo grande, que ha sido uno de los triunfos del verano barcelonés.
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