Al bajar por la calle medieval de esta ciudad con iglesia en restauración urgente, me encontré con su jovial cura que me informó someramente de que no había dinero para continuar, y que la grúa gigante tan necesaria debería desmontarse a falta de más recursos; me apenó que uno de los escasos símbolos de una ciudad suburbana sin relieve quedará a precario.
Al explicarle que iba al Parlament a una sesión accidentada; convenimos rápido que el mensaje independentista tenía algo de nueva fe religiosa y tan jovial como él le desee un pronto trasvase de creyentes que vitalizará el culto y que por supuesto que su iglesia acabará sus obras. El reconocía entrar en un limbo burocrático.
Al llegar al Parque de la Ciudadela un dispositivo de seguridad con los “mossos” pertrechados, uniformados de azul oscuro casi negro, boina paracaidista, musculados y bien armados, me obligó a dar una gran vuelta por el perímetro del parque de donde habían sido desalojados todos los vagabundos, y seres errantes con sus carros llenos de sus precarios enseres y despojos diversos, entre ellos una bandera española.
Mientras, las máscaras de Puigdemont y las prendas y lazos amarillos menudeaban entre cientos de gentes de público senil y juvenil a partes iguales. Estos paseaban indiferentes entre los integrantes del llamado “cuarto mundo”; me impresionó una chica rubia de no más de 30 años, con su peinado de rizos “rastas”, descalza con unos pantalones bombachos de rayas multicolores, que tomaba el sol de pie con su vientre desnudo que anunciaba un nuevo ser para meses, su rostro rojizo y curtido si bien abotargado, tenía rastros de voluntad y vitalidad.
Le desee lo mejor en medio de aquel carnaval político: una cama caliente y comida para ella y su hijo en ciernes. La Colau no se ocupa de ello pero sí respeta su “privacidad” y les deja seguir en el limbo de los modernos nómadas urbanos sin identidad y sin recursos. La especie de limbo que antes de la reforma del Vaticano era el lugar donde iban los inocentes sin bautizar.
Cuando entré, el Sr.Torrent anunciaba el aplazamiento del pleno parlamentario y el cabreo de periodistas, funcionarios y hasta de las gentes del exterior del parque aumentó tan rápido que de cientos pasaron a miles en el curso de unas horas; pronto rompieron los candados de las puertas del parque y así de manera fácil desbordar a los “mossos-as” que intentaron torpemente impedir la llegada de los iracundos manifestantes a las barreras últimas del Parlament, con intentos de forzarlas casi con éxito.
Esto hasta ahora solo lo han logrado los obreros de la SEAT que llegaron a las puertas de la entrada principal y desde allí, se consiguió rechazarlos. Desde un patio enrejado donde los diputados echan un pitillo vimos a los diputados de Cs: Martín Parra de Viladecans; el único arquitecto-diputado, Sergio Sanz y el diputado aranés y entrenador de esquí Javier Rivas que protestaron al desairado letrado Javier Muro, secretario del Parlament (140 personas a su cargo) para que retirará una bandera independentista que un diputado de la CUP colocó en la reja. Muro les confesaba su impotencia, mientras el jefe de Seguridad interna, atendía.
Los diputados de manera preocupada reconocían el peligro de caer en un nuevo bucle legalista. Todo ello con el trabajo parlamentario acumulado desde hacía dos años. ¿El limbo?
Los funcionarios, que no políticos, recordaban otro sitio del Parlament de los manifestantes del 15-M y que les obligó a salir por el Zoo con gritos e insultos de “esquiroles”, durante tres días, también recordaban la llegada del Sr. Mas en un helicóptero policial. Sin embargo, se afirmaba que en el Parlament desde los tiempos de Companys no había dependencias para pernoctar, -con un Puigdemont entrado por sorpresa…-, ocurriría tal vez como los “campistas” de la CUP que a las 23h fueron convencidos de evacuar el Parque que se cerraría después.
Si bien, antes, el molesto ruido del helicóptero policial no impidió que la salida de los diputados unionistas fuera accidentada, los de la CUP y ANC no distinguían entre Elisenda Alamany dels “Comuns”, Inés Arrimadas de Ciudadanos o de Andrea Levy del PP, -las tres bellas, frágiles y pequeñas-, el populacho no se apiada de las vagabundas preñadas ni de las jóvenes políticas. Hay que destacar que los protectores “mossos-as” que los franqueaban visten elegantes uniformes diseñados por Antoni Miró de “GROC”. Pero a muchos nos recuerdan ya al soldado checo Swejk siempre confundido y remiso a cumplir su deber.
Dante en su “Divina Comedia” y en su “Infierno” describe los nueve círculos del dolor pecaminoso, el primer círculo es el del “limbo” un lugar neutral donde van los inocentes, digamos que después de haber votado la mayoría de los catalanes estamos en el limbo, indefinidos, -sin gobierno-, con pocas esperanzas de tenerlo y viendo que gentes en necesidad son desentendidos por la falta de gobernante.
Pero Dante sigue ya en su “Infierno” con el 5º Círculo-IRA-, el 7º -VIOLENCIA- y el 8º-FRAUDE. Esperemos no llegar a estos.