A Daniel Rueda le pudo más la sugestión que el riesgo. Montó en 2010 un negocio propio en el Born junto a su mujer, Natàlia Ferran, muy cerca del Museo Picasso, justo enfrente del emblemático El Xampanyet. Desde él enarbolan la bandera del disfrute gastronómico compartido —la tapa— y lo hacen con el mismo nombre del restaurante: Tapeo Born.
Y la apuesta fue bien. Ocho prudentes años después, Tapeo Gràcia daba la replica…
Lea el artículo completo en Louloulopez.com