La sociedad de consumo nos impone constantemente unas exigencias en todos los ámbitos. El consumismo, en todas las facetas, crea unas necesidades perfectamente prescindibles.
Las modas, de esta forma, se convierten en el escaparate de un producto siempre novedoso y no tanto necesario. Hay diferentes ámbitos donde esta realidad se hace presente:
a)Los coches. Constantemente se nos ofrecen coches con innovaciones tecnológicas de última generación. Las facilidades de pago (¿) son numerosas, incluso parecen accesibles a cualquier bolsillo. Las equitaciones de estos coches son cada vez más atractivas. ¿Realmente nos ofrecen lo que necesitamos? De esta forma, el consumidor a menudo compra por encima de su economía y del uso que hará.
b)Los móviles. Se genera una tendencia que comienza a ser habitual, sobre todo entre los más jóvenes: el cambio por el modelo más actual. Cada poco tiempo las empresas producen nuevos modelos. Parece obligado desprenderse del antiguo (seis meses de antigüedad) por el último aparato que sale al mercado. No es importante plantearse el tipo de aparato que necesito y el coste de él, sino poseer el último.
c)El turismo vacacional. Las ofertas de viajes y sus productos son numerosas, tanto que se pueden realizar a la “carta”. Nos lo presentan bajo todo tipo de sugestivas imágenes: playas, montañas, cultura, aventuras… Para muchas personas no hay alternativa a un tiempo vacacional; sólo se plantean grandes desembolsos (incluso solicitando créditos) para espectaculares rutas turísticas. Plantearse unas vacaciones desde tu ciudad, en tu familia, con los amigos, lectura, descanso…. Parecen unas vacaciones descafeinadas. Mucha gente, o bien porque no pueden o bien porque no quieren, optan por unas vacaciones que verdaderamente oxigenen y reconstruyan la convivencia que durante el resto del año han sido deficitarias.
En fin, cada verano tenemos una gran oportunidad para hacer aquello que habitualmente no podemos, desde una relación más directa con las personas que convivimos: padres, hijos, hermanos y amigos; hasta aquellas actividades que nos proporcionen mayor relax y descanso.
Es sano poder aislarse de las modas consumistas y dirigir nuestro tiempo libre al aprovechamiento de las relaciones interpersonales. Las vacaciones pueden ayudarnos a liberarnos de unas inercias que nos esclavizan. La vida es mucho más que un coche, un móvil o un gran viaje… Una buena conversación, una buena compañía y una buena amistad pueden convertirse en unas estupendas vacaciones.