La media de los sueldos femeninos es un 23% inferior a la de los salarios masculinos. Los micromachismos en el empresariado siguen estando a la orden del día. Hablamos con dos directivas y una jueza sobre el papel de la mujer en sus ámbitos.
El número de directivas y empresarias en el Baix Llobregat y L’Hospitalet ha crecido en la última década, aunque lejos del peso que tienen los hombres en puestos de liderazgo. El peso de la mujer entre los empresarios, el cooperativismo y los puestos de dirección, según el último estudio del Observatori del Baix Llobregat, es tan solo del 32%, un 1% menos respecto a los datos del año anterior.
Y la situación en lo que respecta a los salarios no es tampoco muy halagüeña: a nivel catalán, la desigualdad salarial entre hombres y mujeres es transversal y se sitúa en el 23%. Y esto tiene repercusión durante el retiro. En este sentido, la media de las pensiones contributivas de los hombres en el Baix Llobregat es de 1.311 euros, ante los 478 de las mujeres, lo que supone una brecha del 44% entre ambos sexos.
El debate de las cuotas
Ante esta serie de desigualdades entre sexos, hay muchas voces que apuestan por medidas como las cuotas en las cúpulas empresariales. No obstante, hay voces, como Rosa Fiol, directora general de AEBALL, que no están del todo de acuerdo. “Personalmente no me gustan las cuotas, pero en muchos casos, si no fuera así, no se llegaría a la normalización”, reconoce la directiva, a la vez que recalca que una mujer aporta un “plus en la gestión”, puesto que tiene, asegura, “capacidad de integrar y de difundir unos valores diferenciales en la compañía”.
Pero esta “normalización” de la que habla Fiol no es compartida por parte de todo el tejido económico femenino. “Yo no veo diferencia de salario, al final va más en relación al cargo en sí mismo, porque, quizás, la mujer tiene más dificultad de acceder a puestos directivos que un hombre”, asegura Carla Gaya, CEO de Eladiet. Patricia Batlle, jueza decana de Gavà, también es consciente de que el papel de la mujer en la judicatura depende de su validez y capacidad, y recuerda que hasta el año 1966 la carrera judicial estaba vedada a las mujeres.
Si bien es cierto que el puesto en la cúpula empresarial o judicial marca mucho el salario, este acceso, a veces parcialmente restringido, hace que la media de los sueldos entre las mujeres sea un 23,4% menor que el de los hombres en el Baix Llobregat.
Machismos empresariales y judiciales
Fiol, Gaya y Batlle han llegado a puestos que hasta hace unas décadas estaban reservados al género masculino. Pero hacerse valer en un mundo dominado por hombres no siempre resulta fácil. Las dos directivas y la jueza reconocen haber padecido en los últimos años micromachismos durante el ejercicio profesional de sus funciones, aunque aseguran que en los últimos tiempos esas actitudes han remitido hasta ser prácticamente inexistentes.
La CEO de Eladiet relata cómo, cuando empezó a trabajar para la empresa con sede en El Papiol, sufrió el primer ataque despectivo de su carrera por ser mujer con un cliente del sur de España. “Yo con una mujer no voy a hablar de negocios”, le espetó a Gaya en su momento el comprador. La directiva se lo dejó muy claro: “Pues para eso estoy”. Este encontronazo, al final, acabó siendo salvado y, según la CEO, ahora se llaman a todas horas y hacen negocios juntos, tal y como reconoce la empresaria.
En el mundo empresarial se está comenzando a eliminar este menosprecio hacia las mujeres, aunque la directora general de AEBALL avisa que los micromachismos están “bastante generalizados”. De hecho, Fiol destaca que muchas veces ha tenido que exigir “un tratamiento correcto”. “No acepto que me llamen señorita, nena o guapa, en el ámbito laboral”, avisa.
Otra experiencia negativa similar vivió la jueza decana de Gavà, que dice haber sufrido algún cruce puntual con diferentes abogados e incluso, al principio, se había sentido mal tratada por según qué comentarios. “Parece que tienes que demostrar, al ser mujer y joven, lo que vales mientras te cuestionan antes de empezar incluso a trabajar”, asevera Batlle. Con los datos en la mano, sin embargo, el peso de las mujeres en la judicatura es superior: representan el 53,2 % del total de magistrados y jueces en activo de toda España.
Todas coinciden en que no debería haber una lucha hombre-mujer, y sostienen que no creen en los estereotipos. Lo importante es la validez, capacidad y trabajo profesional de la persona, convergen en afirmar.
De momento, la situación, desgraciadamente, es otra. Y es que los últimos datos del Observatori del Consell Comarcal del Baix Llobregat señalan que hay un 13,4% menos de mujeres afiliadas a la Seguridad Social en la comarca que de hombres, ampliando otra brecha de inserción laboral femenina.