El urbanismo en la comarca del Baix Llobregat y en L’Hospitalet se enfrenta a nuevos y potentes retos conceptuales en los próximos años, espoleados además por las necesidades que está generando la gestión de la crisis sanitaria y económica del covid-19.
La lucha contra el cambio climático, la movilidad sostenible o la visión ecológica de los proyectos van a centrar buena parte de los debates sobre urbanismo.
Pero no van a ser los únicos, como quedó demostrado en las X Jornadas del Patrimonio, organizadas por el Consell Comarcal del Baix Llobregat. Hay otro elemento esencial que cada vez se perfila como más trascendente en el diseño de las ciudades de las próximas décadas: la conservación del legado histórico y su adaptación a los nuevos tiempos. Porque es precisamente en la gestión de ese patrimonio “donde convergen el pasado -que guarda las esencias de cada municipio- y el futuro”, como anunciaba el lema de las jornadas.
Genoveva Català Bos, del Centre d’Estudis Comarcals del Baix Llobregat, anticipa que “la reivindicación del patrimonio” va a ser uno de los ejes básicos del desarrollo urbanístico de la comarca en las próximas décadas. “Es necesaria una visión dinámica sobre las herramientas de planificación territorial y de gestión del Patrimonio, porque son los elementos que van a definir el desarrollo del urbanismo” del Baix, subrayan desde el Centre d’Estudis Comarcals. Esta nueva interpretación va a requerir también una actualización de la legislación vigente, para que se pueda intervenir con mayores garantías en la conservación del patrimonio.
Porque la gestión global del patrimonio del Baix va a ir más allá de su mero encaje urbanístico, en tanto que también es “una fórmula de reactivación económica que hay que reivindicar”, incide Elsa Ibar, directora general del Patrimoni Cultural de la Generalitat de Cataluña. Esta visión incluye el impulso del “reciclaje urbano” como una acción imaginativa para conservar el patrimonio.
Visto el potencial de económico que puede tener una buena gestión patrimonial, tanto el Baix como L’Hospitalet, no deben escatimar esfuerzos “en estos momentos, en el impulso de su patrimonio”, como subraya la presidenta del Consell Comarcal del Baix Llobregat, Eva Martínez. A pesar de la pandemia.
Aunque resulte paradójico, los entendidos sostienen que invertir en conservar valores culturales, legados arquitectónicos y vestigios del pasado comarcal “es indiscutible aceptar que se trata de una inversión de futuro”, rubrica Quim Nadal, director del Institut Català d’Investigacions en Patrimoni Cultural. Nadal advierte que va a ser necesario que desde la política deje de entenderse la gestión patrimonial “solo por su uso turístico”.
Conservar la autenticidad
El Baix Llobregat y L’Hospitalet deben esforzarse más en conservar y dar una nueva utilidad a su rico patrimonio industrial. Uno de los elementos más comunes y, a la vez, más notorios de la mayoría de los municipios. Y en este campo en concreto, es necesario “conservar la autenticidad” de los espacios, como apunta Gracia Dorel-Ferré, consultora de patrimonio industrial de la UNESCO.
¿Por qué? Porque no tiene sentido que se repitan experimentos como el de la plaza de toros de las Arenas de Barcelona, que se ha convertido en un centro comercial que, de su esplendoroso pasado “solo respeta la fachada exterior”, como lamenta Josep M. Carreras Quilis, director del área de Políticas Urbanísticas del Área Metropolitana de Barcelona (AMB).
Por el contrario, la línea a seguir es la que ha marcado el espacio barcelonés Caixafòrum “que sigue conservando su autenticidad”, indica Carreras, a base de organizar actividades dirigidas a recordar lo que fue: la antigua fábrica modernista Casaramona, proyectada por el arquitecto Puig i Cadafalch a principios del siglo XX. “Hacer memoria nos ayuda a entender nuestra historia”, insiste el director de política urbanística metropolitano.
Teniendo en cuenta todos estos elementos, cualquier proyecto urbanístico de futuro en el Baix Llobregat tendrá que cumplir “unos derechos y deberes del territorio”advierte Montserrat Hosta, arquitecta-urbanista y asesora del Ayuntamiento de Barcelona, para que se preserven los valores patrimoniales de las actuaciones. Lo que significa que cuando se actúe sobre un bien protegido y cuando se definan sus futuros usos “se deben conservar los valores que lo han convertido en patrimonio cultural” del territorio, defiende Hosta.
Hasta ahora y a grandes trazos, la política patrimonial del Baix Llobregat está siendo bastante correcta, como coinciden en señalar varias fuentes del sector. Se han desarrollado experiencias muy innovadoras y destacables. Se está siguiendo la pauta de “reparar, reutilizar y reciclar”, destaca Jordi Carbonell, consejero de Medio Ambiente, Cultura y Memorial Democrático del Consell Comarcal del Baix Llobregat.
Entre las intervenciones patrimoniales dignas de mención en el ámbito comarcal destacan el uso que se está haciendo del patrimonio histórico para “unificar” una población tan dispersa como Abrera, las rutas singulares de Sant Just Desvern, o las intervenciones en el eje histórico de Castelldefels, donde hay en marcha (o en previsión) hasta 180 actuaciones “para potenciar su atractivo turístico”, como avanza la alcaldesa de la ciudad, María Miranda (PSC). Entre ellas, destaca la recuperación y las visitas públicas al Castell, el castillo que da nombre al municipio. III