Una versión 2.0 revisada y mejorada de la futura Gran Via

“La nueva propuesta no será exactamente igual que la anterior. Cambiarán algunos aspectos y detalles del planeamiento, siempre para mejorarlo, aunque no se tocarán los elementos fundamentales del plan”, ha indicado Belver.

Entre los conceptos que se añadirán al PDU sobresale una de las exigencias de los ecologistas, que consideraban poco menos que una tomadura de pelo que se consideraran zonas verdes el interior de las rotondas y los terraplenes de los enlaces viarios y bucles de acceso del proyecto. Ahora esos espacios de difícil acceso serán recalificados como reservas para sistemas viarios.

El primer teniente de alcalde de L’Hospitalet explica que la supresión de estás zonas verdes -en realidad inaccesibles para los ciudadanos- apenas influirá en la superficie general de parques y jardines que contempla el planeamiento, porque “proporcionalmente, el PDU ya incluye 11 veces más de zonas verdes de las que le exige la normativa urbanística”, ha recordado Fran Belver.

“Estamos hablando de solo 20.000 metros cuadrados de zona verde de un total de 30 hectáreas”, ha insistido el edil, que -con o sin el interior de las rotondas y los terraplenes- van a convertir la zona agrícola de Can Trabal, limítrofe con el río, “en un auténtico pulmón verde”, ha anunciado Belver. En la práctica, la única diferencia tangible de la recalificación de los interiores de rotondas y los terraplenes como zona de sistemas viarios “es que tendrán que hacerse cargo de su mantenimiento los propietarios de las carreteras, cuando de las zonas verdes se habría hecho cargo el ayuntamiento”, ha aclarado el primer teniente de alcalde de L’Hospitalet.

La previsión del ayuntamiento es que el planeamiento modificado del PDU Granvia-Llobregat podría recibir el visto bueno definitivo de la Comisión de Urbanismo de la Generalitat al final del primer cuatrimestre de este año.

Durante estos cuatro meses, ha avanzado Belver, los técnicos deberán “redefinir y revisar”, los puntos calientes de la propuesta, que una vez presentada a la Generalitat “será aprobada de forma directa”, ha asegurado el concejal de la segunda ciudad de Cataluña. Lo lógico es que, tras la aprobación, la Comisión de Urbanismo encargue de nuevo la ejecución del proyecto al Consorci de la Granvia.

En paralelo, el Ayuntamiento de L’Hospitalet y la Generalitat han presentado un recurso de casación contra la sentencia anulatoria del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC), en el que se defienden evidencias como que el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) nunca se ha encargado de redactar un proyecto urbanístico como el que le exige el tribunal autonómico. Pero aún en el supuesto de que la justicia resolviera a favor de las dos administraciones y levantara la anulación del TSJC, el proceso “sería muy largo”, ha admitido el primer teniente de alcalde, por lo que la ejecución del proyecto se eternizaría.

Y desde L’Hospitalet se trabaja con un calendario más cortoplacista. El objetivo es que todo este galimatías jurídico-urbanístico esté resuelto en un plazo de entre 12 y 15 meses para que puedan licitarse los primeros trabajos del PDU -el soterramiento de la Gran Via y la urbanización del sector uno-. Hay prisas pero las justas. El nuevo PDU se va a ejecutar “con prudencia y con todas las garantías”, ha corroborado Fran Belver. A ser posible durante el primer trimestre de 2022. Es decir, con algo más de un año de retraso según lo previsto antes de la sentencia.

Aunque ningún retraso nunca suele ser bueno, en el caso del PDU podría darse una feliz carambola como consecuencia de la paralización: que la ejecución de la tercera fase coincida con el soterramiento de las vías de Renfe, lo que podría acelerar la cobertura de la Gran Via entre el Gornal y Bellvitge. III