Castellbisbal es la excepción que confirma la regla de que no se puede estar en misa y repicando. El municipio, con una extensión de 31 km. cuadrados y una población de 12 539 habitantes en 2020, es un extraño caso de cuadratura del círculo.
En los años de la Segunda República formó parte del Baix Llobregat y también estaba ahí en la división comarcal de 1987. Pero en 1988, el municipio renunció y decidió mudarse al Vallès Occidental, debido a la fuerte relación comercial que mantiene con Terrassa. Sin embargo, sí que entró a formar parte de la extinta Entidad Metropolitana de Servicios Hidráulicos y Tratamiento de Residuos (EMSHTR), después de la Entidad Metropolitana del Medio Ambiente (EMMA) y actualmente es un activo del Área Metropolitana de Barcelona (AMB), como la mayoría de sus vecinos del Baix. Conversamos con su alcalde, Joan Playà (Alternativa per Castellbisbal), para que nos dé pistas sobre cómo se ve la comarca desde el balcón privilegiado de los ‘potes-roges’.
Joan Playà (Castellbisbal, 1966) es el político que acumula más años al frente de la alcaldía de Castellbisbal desde la restauración de la democracia en los ayuntamientos en 1979. Fue alcalde entre los años 1991 y 2007 y volvió a tomar posesión de la vara en 2015, manteniéndola a día de hoy. Con independencia de lo que digan los mapas ¿Castellbisbal es del Baix o del Vallès?
Oficialmente, somos Vallès Occidental pero nuestra tendencia era más a relacionarnos más con el Baix Llobregat, pues compartimos algo más que el río. Por ejemplo, los jóvenes que estudiaban BUP lo hacían en Molins de Rei y los de FP, en Sant Andreu de la Barca. Nuestra única línea de transporte público era a Barcelona -vía El Papiol- y acabamos dentro del AMB. Incluso participábamos en las ‘trobades caramellaires’ del Baix. Actualmente las urbanizaciones de Costablanca y Sant Eugini pertenecen al área sanitaria de Martorell... Es difícil definirse.
Incluso se comparte con Martorell el mítico Pont del Diable...
Sí, y además, el único arco que se conserva del antiguo puente romano está en Castellbisbal.
Con tantas cosas en común, ¿Por qué marcharse del Baix al Vallès Occidental en 1988?
Históricamente, se tenía la costumbre de ir ‘a mercat’ a Terrassa (cocapital vallesana) como algo natural. Incluso hay vecinos que tenían puestos en el mercado (egarense). Pero, que yo recuerde, no se consultó a la población. La decisión se tomó más por afinidad política.
Y desde el ayuntamiento o desde el municipio, ¿nunca se ha pensado en dejar el Vallès Occidental y volver al Baix Llobregat, como hijos pródigos? ¿No se ha planteado nunca la posibilidad de organizar una consulta popular?
No. Son muchas las cosas que nos unen al Baix Llobregat, pero ahora mismo tanto da ser de una comarca como de la otra. Nos hemos acostumbrado a estar en el medio y tenemos la suerte de poder disfrutar de lo mejor de cada una de las dos comarcas.
¿Se ha sacado partido de esa condición de ‘estar en el medio’?
Ha sido beneficioso. Castellbisbal está en un emplazamiento estratégico y tenemos un gran potencial industrial. Además, formar parte del AMB es una ventaja añadida. Nos integramos plenamente en 2010.
Curioso. De pleno derecho en la AMB pero bajo el paraguas del Consell Comarcal del Vallès Occidental...
Sí, pero se ha de acabar algún día con este desbarajuste organizativo. Encima, el año pasado, con las restricciones por la pandemia de covid-19 y los confinamientos en función de las áreas básicas de salud todo ha sido todavía más confuso. Pero está claro que sobran administraciones y divisiones. La prueba es que el Consell Comarcal del Barcelonès ha desaparecido y no ha pasado nada.
El debate sobre el modelo de organización territorial está a la orden del día, parece que la división actual no convence a nadie...
Sí. Es algo que debería resolverse con una solución práctica. Hay un debate abierto, las grandes ciudades periféricas a la AMB quieren que se las tenga más en cuenta, pero en la actual organización territorial cuentan más los intereses políticos de reparto del poder. Repito: sobran divisiones y administraciones.
¿Sobran los consejos comarcales?
Sí. Tendrían que desaparecer. Son organismos sin recursos propios y prácticamente sin competencias, así que son prescindibles. Sin embargo, habría que pensar en una administración que asumiera algunos servicios de los municipios pequeños, como la Diputación. Se habla de unificar los dos Valleses, de ampliar el AMB. Yo creo que la solución pasa por sustituir algunas comarcas por una región metropolitana con auténtico poder territorial.
Y en el caso de que Castellbisbal tuviera que elegir entre integrarse en esa hipotética región metropolitana o en una unificación comarcal de los dos Vallès ¿Por qué opción se optaría?
No queremos abandonar el AMB. Es más, estamos a favor de que se amplíe. No obstante, si hubiera que elegir entre macro-comarca del Vallès o región metropolitana, la decisión final se tomaría por consenso, escuchando a la ciudadanía. Con una consulta popular, por ejemplo.
¿Qué se ve cuando se mira al Baix Llobregat desde el balcón privilegiado de Castellbisbal, pero en el Vallès Occidental?
No veo al Baix Llobregat. Veo al Área Metropolitana. Sin el AMB no habríamos avanzado como lo hemos hecho. Pero es innegable que el Baix Llobregat es uno de los motores económicos catalanes y que no se le puede dar la espalda. El Baix tiene una oportunidad para seguir liderando, con las inversiones en el campo de la movilidad sostenible (fabricación de vehículos eléctricos, planta de baterías...) y debe saber aprovecharla.
¿Qué papel podría jugar Castellbisbal en esa reordenación territorial?
Pues colaborando con que se articule de forma consensuada. Debemos avanzar unidos, con un objetivo común para resolver los problemas, tanto desde los municipios como del resto de administraciones. Pero tengo la duda de si estamos todos remando en la misma dirección.
¿Qué aspectos son los que deberían tratarse entre los diferentes municipios?
Todos los relacionados con la contaminación, la movilidad sostenible, el cambio climático, la proyección, la digitalización, la innovación y la tecnología, el modelo de ciudad... Hay que trazar estrategias comunes y aprender de los demás y que ningún municipio se sienta menospreciado, porque todos pueden aportar muchísimas cosas. Aunque es verdad que hay ciudades que arriesgan más y que acaban influyendo en el resto, como Barcelona con las ‘superilles’ (supermanzanas).
¿Qué retos de futuro afronta Castellbisbal?
Tenemos muchos retos pendientes para cuando finalice la pandemia. Para empezar, hay que seguir siendo un municipio atractivo para las empresas. Pero es primordial que nos preocupemos por los problemas y no por la ideología de los problemas ni por cuál es la administración que los resuelve. Da igual. Debemos anteponer el bien común al poder y al color político. Esta pandemia nos ha enseñado que o empezamos a priorizar algunos temas, o nos haremos daño entre todos. III