El aumento de la demanda de las plazas de FP desborda al Govern y deja fuera a miles de solicitantes. El ejecutivo de Pedro Sánchez y la Generalitat acometen medidas para fortalecer la FP ante la crítica situación
Un ordenador de sobremesa que emite luces de colores preside el escritorio de la habitación de Jan. “Lo he montado yo”, asegura con un aire de autosuficiencia este chico de 16 años. A Jan siempre le ha gustado la informática. Tanto que tenía claro que, al acabar la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), estudiaría un ciclo formativo de grado medio en Sistemas Microinformáticos y Redes. Sin embargo, no contaba con que la demanda de Formación Profesional (FP) se dispararía ni con que se quedaría sin plaza. Jan es una de las 14.000 personas que se quedaron fuera en la primera convocatoria de FP en Cataluña, que desbordó a un Govern falto de previsión.
Pese a todo, Jan no ha renunciado a su objetivo de cursar el ciclo formativo de grado medio que pretendía estudiar. “Este año no ha podido ser, pero espero que el año que viene abran más plazas y consiga una”, dice. Mientras tanto, no pierde el tiempo. Ha empezado a trabajar a media jornada en un supermercado y se está sacando el B2 First, una certificación de inglés. “No quería quedarme de brazos cruzados todo un año. Además, a lo mejor no me queda más remedio que hacer el ciclo en un centro privado y tengo que ahorrar para pagar la matrícula”.
El departamento de Educación de la Generalitat abrió una convocatoria extraordinaria con más de 6.500 nuevas plazas para aquellas personas que se habían quedado fuera. El Institut Obert de Catalunya (IOC), que imparte cursos telemáticamente, habilitó plazas de forma ilimitada para satisfacer la demanda. Jan se enteró, pero prefirió no presentarse. “No me interesaba estudiar a distancia”, explica. Sabe de lo que habla. Cuenta que cuando la pandemia obligó a impartir todas las clases de forma telemática no aprendía tanto como cuando iba al instituto. Además, tiene ganas de conocer a gente con sus mismos intereses y cree que, si estudiara a distancia, sería complicado socializar.
Falta de previsión y dejadez
El incremento de un 20% en la demanda de las plazas en grados de FP para el curso 2020-2021 sobrepasó por completo a un Govern que recibió duras críticas por la falta de previsión. Sin embargo, en Educación aseguraron que “no se podía planificar [el incremento] porque se escapa de la previsión demográfica prevista”. Las grandes perjudicadas del desarreglo entre la oferta y la demanda fueron las 14.000 personas —Jan entre ellas— que se quedaron fuera, aunque varias acabaron accediendo a grados en la convocatoria extraordinaria que se abrió como medida de choque.
Las voces más críticas con el Govern aseguran que la falta de previsión va acompañada de la dejadez de la FP, que consideran que está infravalorada. “La sensación de impotencia es muy grande, y lo que ha pasado es que no se han hecho los deberes en esta etapa de enseñanza”, afirma la secretaria de igualdad y formación profesional de la Unión General de Trabajadoras y Trabajadores (UGT), Eva Gajardo, en declaraciones a El País. “Hay un desajuste entre la oferta, poco atractiva, y la demanda, que va por delante”, indica Gajardo.
Un profesor de tecnología de un instituto público del Prat de Llobregat que pide permanecer en el anonimato coincide con la sindicalista. “Tengo la sensación de que se fomenta, a menudo de forma inconsciente, que el alumnado haga bachillerato en vez de FP”, reflexiona de forma autocrítica. “Es fundamental que la administración dé una rápida respuesta a la creciente demanda de la FP y apueste por este tipo de formación para que ningún alumno vea frustradas sus aspiraciones académicas”, concluye.
En este sentido, cabe decir que el ejecutivo de Pedro Sánchez tiene en su agenda acometer una reforma integral de la FP, cuya financiación provendrá de los fondos europeos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Se prevé una inversión de 1.900 millones de euros entre 2021 y 2023 que servirá para modernizar y digitalizar la FP e introducir novedades significativas como los grados bilingües.
El centro en desuso de Martorell
Uno de los casos paradigmáticos de la dejadez que la FP ha sufrido hasta la fecha es el del Centro de Formación Profesional de Automoción (CFPA) de Martorell, en el Baix Llobregat, que lleva más de seis años en desuso. Este centro se inauguró el 20 de marzo de 2015, cuando Artur Mas aún era presidente de la Generalitat, y costó 17,6 millones de euros. Pese a tener una capacidad de 15.000 estudiantes por año, ha permanecido vacío desde su inauguración. Esto ha puesto el grito en el cielo de empresas del sector de la automoción y sindicatos que no han sido capaces de explicarse que no se hallara una salida para el centro. En declaraciones a este diario en diciembre de 2019, el secretario general de Comisiones Obreras (CCOO) en el Baix Llobregat, Josep Maria Romero, reclamaba que el Govern “haga frente a su responsabilidad y active el centro de formación con los recursos e instrumentos existentes”.
Ahora, dos años después de las quejas de Romero y pandemia mediante, parece que por fin el centro va a ser puesto en marcha. Después de un primer concurso que quedó desierto en 2019, el Govern sacó a licitación la explotación del equipamiento de nuevo el 1 de octubre del presente año. Esta vez se han presentado cinco compañías y entidades que aspiran a obtener la concesión de la gestión y la explotación del centro durante 15 años, más 10 prorrogables. Son el centro tecnológico Fundació Eurecat —que no pudo presentarse a la licitación de 2019 porque entonces no reunía todos los requisitos—, la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) y las empresas MSX International Techservices, Disseny Educatiu y Esquemes Informàtics. En este momento el departamento de Empresa está valorando las candidaturas según los criterios establecidos en el concurso. Se espera que la adjudicación se anuncie a finales de enero de 2022.
Dentro del mundillo de la automoción, hay quien considera que la licitación no ha sido pensada para satisfacer las necesidades del sector. Es el caso del presidente del Clúster de la Indústria d’Automoció de Catalunya (CIAC), Josep Maria Vall, que, en declaraciones al diario Ara, asegura que “[el concurso] se ha preparado pensando que se puedan presentar empresas que no tienen nada que ver con este ámbito, no sé qué sentido le quieren dar”. Una afirmación que contrasta con los pliegos de la licitación, que establecen que el centro tiene que ofrecer la formación profesional inicial, la formación profesional para la ocupación y la formación programada por las empresas destinada al sector de la automoción. Es más, fuentes del departamento de Empresa, encabezado por Roger Torrent, aseguran que “[el equipamiento] tiene que ser una auténtica universidad del sector de la automoción”.
Está por ver cuál será el futuro del macrocentro de Martorell, sin embargo, parece que, siete años después de su inauguración, empezará a funcionar en 2022. Un avance que, sumado a la reforma integral de la FP que prepara el ejecutivo central, puede servir para dar el impulso que la FP necesita desde hace años. “Consolidar y mejorar esta enseñanza es fundamental”, afirma el profesor del instituto público del Prat de Llobregat. Según datos del Ministerio de Educación y Formación Profesional, el paro juvenil entre las personas que tienen algún título de FP oscila entre el 6 y el 7 por ciento, mientras que entre las personas con un título universitario asciende al 40 por ciento.
La madre de Jan —que ha aceptado que su hijo aparezca en este artículo con la condición de que no se revelen sus apellidos— está preocupada. “Me da miedo que Jan se acostumbre a ganar dinero con trabajos precarios y temporales y abandone sus verdaderos sueños”. Ella, como tantas otras madres, espera que los planes de las autoridades no caigan en saco roto y que se blinde la FP para que no vuelva a ocurrir una situación como la de este curso. “Mi hijo no puede permitirse pasar otro año sin estudiar”, sentencia mientras Jan juega a un videojuego en su exclusivo ordenador.