Uno tiene la sensación de que muchas veces políticos y funcionarios piensan que se puede decir cualquier cosa al respecto, considerando que el interlocutor no tiene ni idea de lo que se le está diciendo. No es infrecuente escuchar cómo se justifican reducciones de gastos, alegando dificultades presupuestarias, cuando la realidad es que los nuevos presupuestos incrementan los del año anterior. Es más fácil recurrir al “cuento de la lágrima”, que no decir la verdad sobre el porqué gastar menos en un servicio que lo ejecutado el año anterior.
Capítulo aparte merecen las decisiones de gasto que, muchas veces, por ser arbitrarias, no soportarían un simple ejercicio de comparación. ¿Por qué este proveedor y no otro?, ¿a igualdad de precio, se contrata al mejor?... En los últimos años las administraciones públicas han mejorado mucho en el control de sus presupuestos; la Ley de Transparencia y toda la normativa que la desarrolla, introdujo en la Administración, herramientas importantes para combatir el nepotismo y la prevaricación. Reconocer el derecho de los ciudadanos a preguntar y saber cómo y a quien se contrata desde la Administración, fue un avance en los controles de legalidad. En la actualidad muchos ayuntamientos lucen en su web el acceso a un “portal de transparencia”. Bien. Aún falta bastante por avanzar: la información puesta a disposición de la ciudadanía, ha de ser precisa y entendible; no debe limitarse la información amparándose en el derecho a la protección de datos de aquellos que han sido contratados por la Administración (argumento poco edificante, que desgraciadamente sigue utilizándose cuando el ciudadano pregunta y el gobernante quiere restringir la información).
De las fuerzas políticas que están en la oposición, se espera que ayuden a velar por la transparencia informativa y el control de legalidad. La labor no es fácil. Se necesitan conocimientos, medios y disposición. Muchas veces la acción de los partidos políticos que no gobiernan, se difumina: se oponen a todo lo que promueva el gobierno municipal; esa actitud hace perder credibilidad y fuerza en la reivindicación. Por el contrario, una oposición que tenga en el control presupuestario el eje de su trabajo, contribuye eficazmente al interés general.
El desarrollo urbanístico es fundamental para el progreso de una ciudad. Es el punto en el que los intereses económicos se entrecruzan con el territorio. El urbanismo es fuente de riqueza para los propietarios del suelo, para las administraciones que gestionan el territorio y para los ciudadanos que disfrutan la oferta que se genera al edificar nuevas zonas urbanas. Es un equilibrio difícil de alcanzar y necesario para asegurar el futuro de las ciudades, impidiendo que el deterioro urbano se apodere de los pueblos.
Actualmente Gavá, con las actuaciones previstas en los planes de Llevant y Ponent, ejemplifica el comentario: una y otra zona, permitirán desarrollar la ciudad y se trata de conseguir la armonía en su ejecución y sumar más beneficios que cargas. El debate sobre los proyectos, siempre conviene que se pondere, y no se limite al “no” por el “no”; ¿qué beneficios conseguirá Gavá con esas actuaciones y que inconvenientes soportará?
A gobiernos municipales y oposición, deseamos el mejor acierto en este 2022, en beneficio de todos.