En la etapa desde la crisis de 2008, los recortes en la sanidad pública han dejado muy deteriorado el sistema de atención primaria, y con la llegada de la Covid 19 la situación se ha complicado exponencialmente. El exceso de carga de trabajo, la falta de personal sanitario y administrativo, la desmotivación provocada por los sueldos más bajos que los de sus colegas europeos, son solo algunos de los elementos que nos permiten acercarnos a la idea de cómo está la situación en este sector.
Hace ya años que el personal sanitario, sindicatos y pacientes denuncian la acumulación de citas en los ambulatorios, la espera entre paciente y paciente, y los días de demora para ser atendidos. La llegada de la sexta ola del Covid, extremadamente contagiosa pero notablemente menos grave, puso a los centros de salud al borde del abismo. Entonces los ambulatorios, con evidente falta de médicos de familia y enfermeros, se mostraron incapaces de atender a los cientos de miles de contagiados. Toda la presión que habían soportado anteriormente los hospitales y urgencias se la llevó la atención primaria.
Durante las anteriores olas las Comunidades Autónomas habían contratado cierto número de profesionales para reforzar los hospitales y los centros de vacunación. Pero fueron contratos temporales que finalizaban con los brotes puntuales de contagios. En la última ola, con los ambulatorios colapsados parecía que todo funcionaba, a pesar de no haber nuevas contrataciones. Las autoridades sanitarias establecieron un protocolo telefónico y telemático para gestionar las altas y bajas, herramientas que por otra parte ya habían solicitado los medios hace tiempo, descargarse del trabajo burocrático, con la finalidad de dedicarse al diagnóstico y la prevención.
Ahora, con mayor intensidad, los sanitarios piden ayuda en las consultas para reducir las ratios de pacientes y dedicarles más tiempo y atención, pero también para exigir que la función administrativa no ocupe gran parte de su labor y se contrate personal para realizar la misma. En definitiva, más medicina y menos burocracia. La ausencia de facultativos antes y ahora ha tenido graves repercusiones en los enfermos con otras patologías, a los que ha sido imposible derivar a consultas especializadas, en las que quizá un diagnóstico precoz les habría salvado la vida.
Y paradójicamente, siendo los sanitarios en quienes recae mayor responsabilidad y presión, la situación se ha vuelto contra ellos. Los pacientes han protagonizado situaciones de agresiones e insultos contra quienes son también víctimas como ellos.
La pandemia tiende a atenuarse, pero la situación no, por eso ante próximas crisis sanitarias los portavoces del sector exigen soluciones inmediatas.
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