Annie Ernaux, 80 años, multipremiada escritora francesa, prefiere en sus breves textos referirse a trazos de su propia vida que a ficcionar relatos.
Vive a 40 Km. de París, en Cergy, ciudad suburbana. Es hija de tenderos normandos que promocionaron a su hija a catedrática de instituto, aún a pesar del alejamiento progresivo de ella y la posterior ruina de su café-tienda pueblerino ante la irrupción de los hipermercados al estilo USA en Francia.
En su exitosa obra “Mira las luces, amor mío”, refiere con sus notas un año de visitas al “Alcampo Trois fontanes”: su continua sorpresa ante la abundancia de yogures, oferta bio, parafarmacia, juguetes, plantas, ropa… que ella ya descubrió en Londres (1960) con su ascenso a la clase media profesional y el confort. Destaca el protagonismo femenino y la irrupción multirracial en espacios justos, de continuo roce sin gran extrañeza por parte de nadie para citarse y pasear, hasta en soledad.
Pensemos ahora en Sant Boi, una ciudad periférica (83.000 habitantes) que acogió en 1997 un Alcampo de 60 millones de euros con la oposición de los tenderos locales que obligó a desplazarlo al polígono Salinas. Tras las intrigas, amenazas y alguna compensación, allí sigue el hipermercado con sus filiales pertenecientes todas a la familia Meulliez de Roubaix, y sin cotizar en Bolsa.