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“Las intromisiones del poder en el mundo agrario son contraproducentes”
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“Las intromisiones del poder en el mundo agrario son contraproducentes”

Por Lluis M Estruch
jueves 08 de diciembre de 2022, 17:38h

En el cine de tema rural,se ha documentado el éxodo del campo en Europa a finales del siglo XIX hacia las ciudades que ofrecían mayores oportunidades.

Es el tema del film de Olmi “El árbol de los zuecos” que acaba con la carreta de una familia que parte castigada por el amo por haber talado un olmo,y hacerle un zueco a un niño. En este contexto histórico (1870) un joven -de apellido Ferré- partirá de Rodonyà (Tarragona) hacia L’Hospitalet. Será uno de los siete hermanos de una familia constreñida por un tipo de vida precaria y en donde el castillo de los barones de Tamarit, en el centro del pueblo, condicionaba la vida local.

Este joven se empleará como peón agrícola en masías de L’Hospitalet, desdeñando el peonaje fabril propio de muchos otros catalanes emigrados del interior. Con sus ahorros e iniciativas, comprará unas viñas en La Torrassa, que vendió para comprar otras (ocho hectáreas) en la Pedrosa, y se hizo una masía en Santa Eulalia, junto a la fábrica de Can Trinxet. Este joven era el tatarabuelo del empresario agrícola Miquel Ferré Ribas, el primero de tres hermanos, 76 años, casado, dos hijos y dos nietos y es nada menos que la cuarta generación de una saga de payeses que se ha mantenido fiel a su opción ancestral y familiar del cultivo de la tierra. Concede esta entrevista en las tierras familiares de buen rendimiento de Sant Boi.

Vuestra historia es de fidelidad al campo en una época de desertores, expropiados y rentistas, muy en especial en esta comarca…
Sí, desde Rodonyà, donde tenemos familia y buenas relaciones, hasta llegar al final al barrio de SantaEulalia, donde seguimos, siempre fieles a lo agrícola, como cultivadores y verduleros en la Boquería, con nuestra premiada tienda centenaria. A pesar de las expropiaciones y el volver a empezar en diversas ubicaciones, seguimos.

N os muestra las tierras de labor, que pertenecieron al cronista de Sant Boi, Carles Martí Vilá, con su riego de goteo, invernáculos y producción integrada. Son muy fértiles, aunque no tanto como las expropiadas en Can Pi de L’Hospitalet, estercoladas por los basureros y granjas porcinas del barrio hospitalense.

¿Cuántos sois en la empresa ahora?.
Somos cinco personas, entre familiares y dos empleados veteranos. En otros tiempos, en la masía de L’Hospitalet, podíamos ser una docena y todos comían y se alojaban con nosotros. Mi hermano y yo cuidamos la producción y mi hijo Pere Miquel (quinta generación) lleva la parte comercial, dentro y fuera de la parada.

E n la vecindad, hay un terreno, ”la Vaquería”, embargado por bancos, en el que se desarrollan actividades sospechosas ya denunciadas. Un paisaje, con un cierto parecido al final de etapa de las barriadas popularmente conocidas como “Can Picha” y “Can Collons” de L’Hospitalet: con fábricas, chatarreros, basuras y huertos. Todo la zona fue expropiada para una concentración parcelaria, para reubicar las viviendas de los damnificados por las inundaciones del Vallés. Estos lugares fueron descritos por el valenciano Paco Candel, en su novela costumbrista “Donde la ciudad cambia su nombre” (1957). Este autor autodidacta, que fue sacristán, concejal y otros oficios, los describía con viveza. Estos “no lugares” confusos y feos (zona Besós), en transformación, han sido abordados en el film “Petit indi” del hospitalense Marc Recha.

¿Cuánto duró el trámite de las expropiaciones de terrenos de Gran Via- 2?
Fueron 20 años. Se empezó con Franco y acabó en democracia, durante este lapso de tiempo se reclamó -por Junta de compensación- mejorar el justiprecio, vía legal, con el administrativista Pí Sunyer; aunque muchos abandonaron o se trasladaron a otras zonas de cultivo. Al final, se mejoraron las condiciones a precio de mercado y de ahí surgió el complejo del “Gran Vía-2” y de todo ello, nuestra venida hace 34 años a Sant Boi ,a Can Palero, que había sufrido ya antes una expropiación para la BV-2002. Nosotros rebautizamos la finca como cal “Neguit”, porque así conocían a mi abuelo, un hombre muy activo. Este abuelo sufrió la expropiación de sus tierras en la Guerra civil -colectivizadas- y quedó como encargado de ararlas. La parada en la Boquería no le fue arrebatada, manteniéndose la línea familiar iniciada por mis bisabuelos, que se compraron la parada, como regalo de bodas cuando el mercado, antes a la intemperie, se techó.

Tras los tratos y roces con la Administración y el poder en general ¿Qué opinión, tienes a día de hoy?
Vaya por delante que nunca hemos recibido subvenciones de ningún tipo, en toda nuestra trayectoria; que lo que tenemos es en base al trabajo y ahorro propio. Las malas temporadas -sequía, temporales, robos, alimañas- las afrontamos con nuestras reservas. Dicho esto, mi padre fue concejal de Agricultura,en L’Hospitalet. Hemos visto la transformación en primera línea de la ciudad. Sufrimos en los años del 50 al 70 con una emigración masiva del sur del país, con urbanismo salvaje y el desarraigo de muchos por largo tiempo; pero todo ha mejorado en general. Falta decisión en los que mandan. Mi padre tuvo una reunión obligada por la CNS-Hermandades con el gobernador Correa. Había diferentes precios sobre el tipo de patatas y Correa de un manotazo tiró todas las muestras al suelo y unificó los precios. Antes, sufrimos la guerra, fuimos colectivizados y después las expropiaciones, la recalificación del Parc Agrari (un familiar suyo fue su cofundador) y ahora, aunque no nos afecta aún, las zonas ZEPA que entorpecerán, el ganarnos la vida. A veces, las intromisiones del poder en el mundo agrario, son contraproducentes. Recuerdo a un concejal democrático de L’Hospitalet que nos quería imponer cultivos, según zonas. De su plan nunca más se supo.

¿Tienes cargos, pese a tu independencia?
Estoy afiliado a UP-agroxarxa que me gestiona el papeleo. Soy secretario de la Cooperativa de L’Hospitalet, con patrimonio aún, y soy de la Junta del Canal de la Dreta. Además soy de la Junta del ADV (defensa vegetal). En todos los lugares, nos ahoga la burocracia agraria. En un año he recibido tres inspecciones en muy poco tiempo. Debemos llevar libros de control: DUN, DAM, Inspección laboral... Estoy en regla en todo, pero de cerca observo a gentes y prácticas ilegales que siguen sin sanción. Es injusto. También hemos padecido la transformación de la Boquería: de ser un mercado de abastos popular en el barrio a convertirse en una atracción turística, sin mucho interés en mantener las ventas de frutas y hortalizas. Mi hijo Pere Miquel lucha a diario para mantener nuestra parada en primera línea y fuera de las presiones para que venda y ceda el paso a grandes inversionistas.

¿Habéis recibido propuestas para ampliar vuestros cultivos o venderlos a inversores que buscan grandes extensiones, por otra parte inevitables para muchos?
Sí, hemos recibido ofertas para ampliar nuestros cultivos, pero no nos interesa. Tenemos un producto de calidad Km0 y “slow food”, con mínimos de agroquímica (porque mi padre sufrió una intoxicación de fitosanitarios de vecinos y estuvo dos años postrado muy grave). Y con 17 años tuve que incorporarme de súbito a la empresa; sin poder matricularme en Peritaje agrícola, tras el bachillerato con los maristas de Sants, que nos trataron bien. También el grupo Ametller trató de comprarnos y concentrar terrenos para desarrollar sus grandes producciones, pero no cuajó el intento.

Vamos a recoger, tu libre opinión sobre diversos y actuales temas que afectan a los ‘pagesos’ de la zona. ¿Ampliar aeropuerto?
Sí, soy partidario. Con las debidas cautelas

-¿Cáñamo industrial y medicinal?
Si es legal, ¿por qué no? Conozco el caso de los que cumplen la ley y el hostigamiento que reciben. En la zona hay casos de intentos legales (UPC) y los ilegales.

¿Turismo rural?
Claro que sí.

¿Ganadería compatible en el Parc?
Es conveniente, sin excesos. Abonado, desherbar...

¿Hubs agrarios?
Puede ser un recurso para satisfacer los gustos de un público que cada vez consume menos verdura y quecuando la adquiere, lo hace en barquetas, limpia y cortada. Esto facilita su transporte y almacenaje, también su conservación.
Por todo ello son necesarias instalaciones adecuadas y legalizadas para afrontar estas demandas del consumidor. Nosotros lo comprobamos a diario en nuestro puesto de venta de la Boquería, un mirador excelente para seguir los gustos de la gente.

¿Más energías renovables en una Cataluña retrasada en el tema?
Sí. Deberían facilitarse los trámites y permisos para instalaciones fotovoltaicas en el Parc Agrari. La autosuficiencia energética es primordial en nuestra actividad.

Las ZEPA, ¿un bluf o un gran peligro?
Se habló del Eurovegas, del Aeropuerto, pero ahora que la Reserva de Aves es casi una realidad, las reacciones de nuestro medio agrario han sido tibias, secretas. Las alegaciones tardías. Creo que es un gran peligro- He visto el mapa y a nosotros no nos afecta todavía pero entiendo que es una amenaza colectiva para nuestra forma de vida. Me opongo a su creación. Con la ya existente es suficiente. ¿Cuántos incidentes aéreos habría con más aves, respecto a los que ya se producen ahora, incluso con cazadores y halconeros que tratan de limitar su número?

¿Tus aficiones y deseos?
Fui interior izquierdo con la selección juvenil catalana junto al meta Sadurní. También jugué al hokey sobre patines. Al acabar el bachillerato, me matriculé en Peritaje agrario, en la calle Urgell. La intoxicación (arsénico) de mi padre, me llevó a sustituirlo y ahí acabó mi vocación técnica agraria. Mis dos hijos han estudiado. Uno de ellos es alto directivo en el grupo Hesperia. Tengo dos nietos. ¿La sexta generación? Dudo que ellos sean campesinos como yo lo he sido. confirmándose en carne propia la dificultad del relevo en la agricultura de proximidad. Por el contrario mi primo, alcalde de Rodonyá (de donde venimos) controla 400 hectáreas de secano, con maquinaria adecuada y un mínimo de personal y me digo, ¿por qué no hacerlo en el Parc Agrari? No hay que estar apegado a las rutinas de los tomates, alcachofas, habas, guisantes… ¡Claro que podemos cambiar la rutina de plantadores! ¿Por qué no?

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