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¡Caos Total! 'Algunos opositores olieron sangre porque éramos muy jóvenes'
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¡Caos Total! "Algunos opositores olieron sangre porque éramos muy jóvenes"

martes 02 de mayo de 2023, 19:45h

Estudiantes universitarios, algunos de ellos del Baix LLobregat, contuvieron la tensión y el enfado de los opositores durante la polémica convocatoria de la Generalitat el pasado 29 de abril

Han sido el eslabón más débil de una cadena de despropósitos. La Generalitat contrató a Cegos para organizar las oposiciones, pero fue otra empresa, Randstad, la que contrató en su mayoría a estudiantes universitarios para supervisar el desarrollo de las pruebas. Algunos de ellos recibieron el contrato para firmarlo horas antes del mismo sábado. Y realizaron una formación telemática que consistía en saber cómo sentarse correctamente en una oficina o realizar tareas propias del trabajo administrativo. "No fue una formación específica sobre cómo supervisar, controlar, ejecutar unas oposiciones".

Tampoco fueron citados con anterioridad para conocer las aulas dónde se realizarían las pruebas. Recibieron el aviso del emplazamiento al que iban destinados y allí que fueron directamente la mañana del sábado 29 de abril. Los supervisores cobrarían 90 euros; los auxiliares, 50. El contrato establecía cinco horas de trabajo, de las 8:30 de la mañana a las 13:30.

La tormenta perfecta estaba a punto de explotar en la cara de muchos de estos jóvenes. El lugar más caliente: la facultad de Económicas de la Universidad de Barcelona. Los exámenes llegaron con retraso porque se mezclaron las pruebas generalistas con las de cada especialidad. Los jóvenes supervisores y auxiliares se encontraron con un número de aspirantes que superaba el aforo de las aulas. Y con algo más.

Intimidación de los aspirantes

Uno de los opositores observó cómo algunos aspirantes actuaron con "intimidación, golpearon las mesas y gritaban contra los auxiliares". Grupos de adultos que no atendieron a las razones y las llamadas a la calma de los jóvenes vigilantes. Esta fuente crítica con la actitud de algunos de sus compañeros denuncia que aprovecharon el retraso en el inicio de los exámenes para desestabilizar aún más la situación. "Son los quinielitas, los que no han estudiado demasiado, fueron a probar suerte y van a tener una nueva oportunidad si finalmente se repiten las pruebas".

Algunos aspirantes salieron del aula a fumar, a hablar con los demás opositores y compartir información. Y lo hicieron desatendiendo los ruegos de los vigilantes para que no lo hicieran. Una de las chicas que actuaba de auxiliar en Económicas trasladó un mensaje a una amiga: "Está siendo una locura". Las cosas en otro de los espacios habilitados para los exámenes, el edificio histórico de la UB, fueron en algunas aulas más o menos bien. Supervisora y auxiliar desplegaron iniciativa personal y distribuyeron diferentes modelos de exámenes en las diferentes filas de opositores para evitar las tentaciones de copiar.

Incidentes y gritos

Aún así se registraron incidentes. "Tuvimos que mandar a callar a una opositora que empezó a gritar: los exámenes son diferentes", cuenta una de las vigilantes. "Otra mujer me pidió ir al lavabo y no quería que la acompañase. Por supuesto que lo hice. Nos vieron jóvenes y decidieron no respetarnos". La misma fuente concluye: "Olieron sangre pero lo que era evidente es que el grupo de gente más tranquila y que supo esperar era la que mejor preparada iba. Hubo gente que no paró de leer las preguntas y contestar". Todo esto sucedió en Barcelona. En Girona, por ejemplo, no se registraron incidentes. ¿Y ahora, qué? ¿La Generalitat forzará a una nueva convocatoria? ¿Qué sucederá con los opositores que realizaron un buen examen? ¿Cobrará la empresa adjudicataria? Por ahora, los jóvenes vigilantes no han cobrado sus 50 euros.

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