La operación antiterrorista conjunta llevada a cabo por los Mossos d'Esquadra y la Guardia Civil ha acabdao como el rosario de la aurora, ya que no se han encontraron pruebas de radicalización islámica ni explosivos en los domicilios de los detenidos, solo una plantación de marihuana. Al final ha resultado ques e trataba de delincuentes habituales aunque se relaciona al cabecilla de la banda con el crimen organizado y el tráfico de armas.
La operación antiterrorista conjunta desplegada el pasado martes por los Mossos d’Esquadra y la Guardia Civil y que condujo a la detención de un presunto yihadista en Martorell, y a otros tres en Rubí, Sant Pere de Ribes y Mérida, ha resultado ser un fiasco. El juez de la Audiencia Nacional, Joaquín Gadea, ha puesto en libertad a los arrestados (algunos con la obligación de comparecer semanalmente en el juzgado cada quince días, con retirada del pasaporte y la prohibición expresa de no poder salir de España), porque no se ha presentado en sede judicial ninguna prueba ni indicio que confirme la radicalización islámica de la supuesta célula integrista. Tampoco se han hallado en su poder explosivos, tal y como difundió en redes sociales y en nota de prensa la propia policía autonómica.
En realidad, el operativo no ha “desarticulado una trama terrorista” como se informó sino una banda de simples “delincuentes habituales (robos, drogas, peleas…) pero no de terroristas”, han asegurado fuentes próximas al caso. Y es que lo único que los agentes que asaltaron la vivienda de Martorell encontraron en su interior fue una plantación de marihuana, uno de los motivos por los que el arrestado en la capital de Baix Llobregat Nord ha sido el último en comparecer ante el juez. El arrestado es un delincuente habitual fichado.
No obstante, al cabecilla del grupo –el checheno German Bagaev- sí que se le relaciona con el crimen organizado y el tráfico de armas, y podía estar tejiendo una nueva red desde la prisión de Brians 2 (Sant Esteve Sesrovires), donde se encuentra encarcelado. Según fuentes policiales, hay indicios de que Bagaev mantenía desde la cárcel barcelonesa contactos con el exterior para adquirir armas y material explosivo.
Radicalización islamista no probada
Pero tampoco ha podido demostrarse que el checheno preso se estuviera radicalizando hacia posiciones terroristas o yihadistas. De hecho, ni siquiera se tiene constancia de que rezara en su celda ni de que fuera para nada religioso. Tampoco hay indicios de que consumiera (o estuviera en posición) de propaganda extremistas o de que hubiera sido captado por algún ‘reclutador’ en el propio centro penitenciario. Los otros detenidos son de un perfil todavía más discreto que el de Bagaev.
Algunos agentes policiales especializados en la lucha antiterrorista consultados por el rotativo La Vanguardia, se han mostrado “perplejos” por la forma en la que se dio a conocer la operación a los medios de comunicación (también al resto de la ciudadanía a través de tuits en la red X) cuando todavía estaba en marcha. Lo habitual es que no se filtre nada a la prensa hasta que los detenidos son puestos a disposición judicial, por motivos de seguridad.