¿Y si no hay aguaq de mayo? Sin lluvias antes de junio, peligran las cosechas de verano y también las de invierno. Si no decae la sequía, en unos meses todo el suministro se destinará al consumo doméstico
Como agua de mayo se espera la redentora llegada de la lluvia en el Baix Llobregat y L’Hospitalet, pero si no hace acto de presencia antes de ese mes, lo que aparecerá en el horizonte serán los negros nubarrones de la ruina.Si persiste la sequía, de los grifos de los hogares seguirá brotando más o menos agua para uso doméstico (se reducirá la presión o se harán cortes puntuales) pero la agricultura y el sector industrial no tendrán esa suerte. Si no llueve no habrá ni una gota para ambos. “Estamos al final del túnel y sin luz”, se queja Baldiri Ros, presidente de presidente del Institut Agrícola Català de Sant Isidre. Las expectativas no son nada halagüeñas.
Negro sobre blanco: si no llueve esta primavera, los payeses del Baix tendrán que hacer frente a un año dramático. La cosecha de alcachofa ya se está viendo afectada por la escasez de agua. Mercabarna lleva días compensando la falta de producto local con la importación de esta verdura de Alicante y Murcia. Pero lo peor podría estar por llegar, si no diluvia en los próximos meses no podrán plantarse los cultivos que se recogen en verano, como el tomate. Si el secarral se prolonga, también está sentenciada la cosecha invernal de coles, coliflores y de las propias alcachofas autóctonas
Situación crítica en mayo
Carles Mas, director del Área de Economia y Empresa de la Patronal de la Petita i Mitjana Empresa (PIMEC) abona las mismas tesis que Ros y vaticina que “si en mayo continúa la emergencia, la situación será muy crítica porque ya habrá acabado la época de lluvias sin haber recogido nada”. Y lo que es aún peor, si al arrancar el verano no decae la sequía se pasará a los niveles de emergencia 2 y 3, lo que significa destinar la poca agua que haya a usos domésticos.
Si la providencia es generosa con el Baix Llobregat y llueve lo suficiente como para salir del estado de prealerta en primavera y otoño, aunque la sequía no acabe, “hay posibilidades de que se pueda capear el temporal y aguantar un año más. Se puede ir trampeando”, asegura.
La desilizadora del Tordera en 2027
Pero sería pan para hoy y hambre para mañana, porque las grandes soluciones –como la desaladora del río Tordera- no entrará en funcionamiento, con suerte, hasta 2027. “Si sigue la sequía en 2025 y 2026 serán dos años críticos”, lamenta el directivo de PIMEC. “Todo lo que pueda hacerse en el próximo año debe hacerse. Si llueve hay que hacer acopio y estar más preparados para el año que viene y no confiarlo todo al 2027. Eso pasa por impulsar las plantas de agua regenerada junto a las depuradoras. Toda la infraestuctura mediana o pequeña que pueda ejecutarse en los próximos doce meses, debería hacerse”, recomienda Carles Mas.
Pero si las precipitaciones siguen brillando por su ausencia, “no podrá evitarse que la situación se agrave y habrá que ir pensando en emplear medios extraordinarios como el suministro con barcos para el consumo básico, con el consiguiente incremento de costes”, advierte Rosa Fiol, vicepresidenta de la patronal AEBALL. Aunque lo idóneo, sin ninguna duda, sería llega a julio fuera de la situación de emergencia, exprimiendo al máximo las medidas de eficiencia que sean viables. “El primero objetivo ha de ser parar el golpe y, a la vez, prepararnos para el siguiente”, propone Mas.
Sin rogativas a la Virgen de Montserrat
Y si al final llueve como en 2008 –aunque estos días el conseller de turno no haya hecho rogativas a la virgen de Montserrat, como sí hizo su predecesor Francesc Baltasar- el Govern debería centrarse en “acometer las inversiones necesarias, hacer el mantenimiento de las instalaciones deterioradas, para evitar pérdidas y no olvidar que la sequía es algo recurrente en Cataluña”, apostilla Fiol.
Así, sin perder de vista el estado del cielo y sin dejar de consultar el parte meteorológico –con rezos incluidos o no- en los próximos meses solo cabe una cosa: “Preparemos para lo peor y desear lo mejor”, sentencia Carles Mas. III