El pasado 9 de abril, una pasajera ‘perdió’ su Rolex (valorado en 16.371 euros) en el Aeropuerto de El Prat, justo después de pasar por el control de seguridad de la Terminal T1. La mujer informó del extraño extravío del reloj a la Oficina de Atención al Ciudadano de la Guardia Civil del aeropuerto, y los agentes de la benemérita comenzaron la investigación.
Tras indagar por todos los rincones por donde la propietaria había discurrido a su paso por el aeropuerto, los agentes no encontraron ni rastro del reloj. Como es habitual en los controles del aeropuerto, la mujer se había quitado el reloj para poder pasarlos sin problemas por el escaner -y no disparar el arco detector de metales- y después se habría olvidado de recuperarlo. O tal vez no le dio tiempo...
Las cámaras de seguridad del aeropuerto han sido la clave para resolver el misterio. Los agentes identificaron a un hombre recogiendo ese mismo reloj de una de las bandejas de los controles, donde claramente lo había dejado la mujer. Este hombre, astuto y sigiloso, cogió el llamativo y desatendido reloj, y decidió que era más conveniente guardárselo en el bolsillo que llevarlo a la oficina de objetos perdidos. Pero no le ha salido tan bien la jugada.
De viaje a Burdeos con el reloj en el bolsillo
Las cámaras del aeropuerto permitieron seguir el rastro al individuo. Con su nuevo y valioso hallazgo, el hombre se embarcó en un vuelo con destino a Burdeos (Francia). Como el reloj ya había cruzado la frontera (pero la identidad del hombre seguía siendo un enigma), la Guardia Civil solicitó a la Gendarmería Nacional Francesa que colaborara en la búsqueda de esta persona.
Gracias a la colaboración francesa, los agentes de la Guardia Civil han logrado identificar al individuo que había encontrado un ‘tesoro’ en el aeropuerto: un hombre de nacionalidad francesa, de mediana edad. Los agentes han registrado su domicilio y han logrado recuperar el Rolex ‘viajero’ y entregárselo a su propietaria.
Imputado por delito de apropiación
El hombre no ha sido detenido, pero no se ha librado del todo: ha quedado imputado por delito de apropiación indebida, y deberá comparecer ante un juez. El hombre pensaba había conseguido un reloj de gran valor sin gastar ni un euro, pero lo que ha conseguido es jugarse una condena de entre tres meses y seis años. El tiempo lo dirá, pero ya no contará los minutos con un Rolex.