Nuestro escritor nacido en Sant Boi, a sus 53 años, es mucho más que un escritor local o incluso comarcal.
Sus novelas tienen, sí, referencias samboyanas y de otras ciudades próximas; al practicar la auto ficción con referencias autobiográficas. Aunque mantiene vínculos con amigos a los que visita y mantiene buena relación familiar con los suyos a pesar de sus diatribas literarias. No desdeña clubs de lectura, cursillos o viajes y presentaciones de obra. Todo un profesional, como los Gassol, Esteller y otros.
Pero decir esto, es decir muy poco en una comarca mestiza, que recibe aluviones de nuevos pobladores, -como los limos fluviales-, no muy asentados pero fértiles Nuestra comarca es integradora y competitiva y donde el oriundo puede quedar desplazado por un recién llegado con ganas de medrar socialmente en un santiamén.
Kiko no es un escritor proletario, como sus admirados referentes; jóvenes airados, mods, skins, punks y otros del mundo anglosajón que nos impone las modas e ídolos.
El apellido Amat, es un apellido extenso con multitud de ramas y descendientes diversos por toda Cataluña. Sin embargo, sin ser descendiente del gran virrey peruano Amat. Kiko tiene el honor de contar con el grupo escolar Amat Verdú, en S. Boi que un pariente, un magnate, con minas en Astorga, donó a su ciudad, en una solemne fiesta.
Puede que en algún “bio-express” o relato aparezca, su perfil “obrero”, sin mucho sustento; su padre era técnico en la SEAT y su madre trabajó de auxiliar en el Manicomio, sí, pero antes fue bibliotecaria, en la única existente en Sant Boi. Su gran familia en una ciudad dormitorio, tenía rasgos cultivados que descollaban sobre la media social del momento. Así nuestro autor, pudo proyectar su inconformismo en un momento de despegue económico y creciente curiosidad de la clase media por lo que ocurría fuera del país. Habría oído Kiko aquello de -“yo no voy al extranjero, hasta que no conozca toda España”- o a los coleccionistas de capitales de provincia “ Aún me faltan Zamora y Jaén”.
Era obligado rebelarse y en su ciudad en los 80, además corría el “caballo” droga letal de moda entre figuras del “pop”y seguidores. Kiko a los 17 años dejó la escuela para siempre, y ejerció múltiples trabajos como -un teenager USA-, entre ellos 5 años de vendedor de discos en Londres, donde aprendió el inglés y supongo sus múltiples acentos clasistas. Porque se le ha motejado de “snob” con razón, dado que la palabra quiere decir “sin nobleza” o aquel que admira e imita patrones sociales que no le son propios . Siempre viste de manera pulcra, aniñado con cabello corto y sin corbata, pero se declara “mod” la juvenil versión refinada, opuesta al obrerismo “roker”. Kiko es autodidacta pero su escritura tan plena de adjetivos, sigue la senda de muchos escritores catalanes en castellano, que presumen así de dominio de la lengua castellana. Porque sí, Kiko ganó un concurso nacional EGB de Coca-Cola de redacción en castellano y ahí se ha quedado, en una opción un tanto extraña para su familia.
Elección libre y gustosa que él mantiene sin ningún problema; aunque su pareja y madre de sus hijos -Eugenia Broggi-, pertenezca como editora a un linaje burgués y ultra-catalanista y sea nieta de Moisés Broggi, el médico que da nombre al Hospital de S. Joan Despí. Kiko con sus novelas y artículos, desprende humor y puedes reírte sin más, leyéndolo. Esta faceta y otras de calidad, le llevaron a fichar por la prestigiosa editorial Anagrama de Herralde-Feltrinelli.
Amat es un escritor fronterizo, bilingüe oralmente, pero que ha elegido el castellano, como instrumento literario. Tiene 10 libros publicados y ninguno ha sido filmado o guionizado para una serie de TV, cuando menos. Esto debe fastidiarle dada su fiel adscripción a los “integrados” de cultura de masas, que según Eco, lo son los: films, comics, TV, hasta los videojuegos… Esto es tan extraordinario que ha logrado no ser odiado, ni por los “Hunos ni por los Hotros” según Unamuno. ¿Habilidad o carisma para evitar el ninguneo de las capillitas? Hasta el punto que ha podido leer el pregón de Fiesta Mayor en Sant Boi, tras algunas dudas y mosqueos en la alcaldía por sus críticas al cuartel, el rugby y los tendidos de alta tensión que cruzan su ciudad natal.
En la distancia corta, -una firma de libros por ejemplo-, Kiko no se engaña, sabe que es una “rara avis” pero sin peligro de extinción por ahora. III