Revelador. Los datos que prueban que la inmigración es clave para el futuro del Baix y L'Hospitalet

Inmigrantes extranjeros es un binomio que, cada vez más, la sociedad actual asocia con problemas.También en el Baix Llobregat y L’Hospitalet. Según el último Barómetro del Centro de investigaciones sociológicas (CIS), publicado el 18 pasado de septiembre de 2024, la inmigración ya es el principal problema para la ciudadanía española, por delante del paro y la marcha de la economía. De siempre se apelmaza entre la población autóctona la creencia de que los de fuera vienen “a quitarles el pan” a los de aquí. Pero nada más lejos de la realidad. El informe Els altres catalans i catalanes del segle XXI. La població d’origen estranger a Catalunya i la seva participació a CCOO, presentado hace solo unas semanas por la Fundació Cipriano García del sindicato, acalla este bulo y confirma que en todo el territorio “la mayoría de incorporaciones al mercado laboral son foráneos que ocupan puestos esenciales imposibles de cubrir con los autóctonos”.

Lo que nadie pone en duda es que la inmigración extranjera en el Baix Llobregat (pero sobre todo en L’Hospitalet) se ha disparado en los últimos años -con cierto retraso respecto al resto de Europa- y ha trastocado el panorama comarcal. Con la avalancha migratoria, el territorio está viviendo “el momento de crecimiento demográfico más importante de la historia desde que entre 1960 y 1980 llegaran a Cataluña más de 2,5 millones de personas procedentes, sobre todo, del resto de España”, revela el trabajo de CCOO. Así, este aumento de la población foránea se ha convertido en “el principal agente de cambio de la sociedad y por extensión, de la economía y el mercado de trabajo”, sostiene el informe de la Fundació Cipriano García.

Castelldefels, Cornellà y Sant Boi.

Los números avalan esta tesis. Según las últimas cifras publicadas por el Institut català d’Estadística (Idescat), a partir del censo de población de 2023, de los 840.572 habitantes del Baix Llobregat, 99.044 son de origen extranjero, lo que representa un 11,78% del global. Donde la presencia de foráneos es más notable es en Castelldefels (con un 22,82% de población extranjera), seguido de Cornellà, con un 16,53%, aunque esta ciudad es la que acapara el mayor porcentaje de población inmigrante comarcal: el 15,03%. En tercera posición se coloca Sant Boi, donde la población extranjera representa el 11% de los vecinos. Entre las tres urbes concentran el 40% de la inmigración del territorio. En el polo opuesto se sitúan Sant Climent de Llobregat (con solo 163 inmigrantes, lo que supone el 3,89% del censo municipal y el 0,16% de la inmigración de la comarca) y Castellví de Rosanes, con 128 extranjeros censados, lo que supone el 6,14% del padrón municipal y el 0,13% de la colonia extranjera del Baix Llobregat.

El caso de L’Hospitalet es más extremo. En 2023, residían en la segunda ciudad de Cataluña 276.617 personas, de las que 67.574 (el 24,43%) eran de origen extranjero. La cifra supone un incremento del 13,05% respecto al censo del 2022, tras la llegada de 7.801 foráneos más. El porcentaje de población extranjera en L’Hospitalet es más del doble que la media comarcal del Baix Llobregat. Los barrios con una mayor densidad de extranjeros son Collblanc y La Torrassa, donde 18.723 de sus 54.680 habitantes (el 34%) han nacido fuera de España. Sin embargo, son La Florida y Les Planes (donde viven 47.016 personas, de las que 16,431 son foráneas) los barrios donde se concentra -porcentualmente- la mayor colonia de extranjeros del municipio (un 34,95%) frente al 17,71% que adicionan Collblanc y La Torrassa,

Una oleada eminentemente urbana

Individualmente, el Baix Llobregat es la tercera comarca con un mayor porcentaje de la población extranjera de Catalunya (8,1%) muy lejos del 39,4% del Barcelonès, donde está incluida L’Hospitalet. Pero si sumamos ambas cantidades se comprueba que el 65% de los inmigrantes viven y trabajan en el entorno metropolitano, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2022. “Esta última oleada migratoria es eminentemente urbana y se concentra en las áreas metropolitanas”, reafirma el estudio de CCOO.

La llegada de mano de obra inmigrante, lejos de verse como un contratiempo, debe tomarse en consideración pues, según el informe, “la aportación de las personas trabajadoras de origen extranjero es fundamental para sostener nuestro sistema de bienestar y, por lo tanto, para el mantenimiento de la cohesión social”.

No hay que olvidar que la población del Baix Llobregat y L’Hospitalet -como la del resto de Cataluña- está cada vez “más envejecida, como consecuencia de la baja fecundidad y la prolongación de la esperanza de vida” por lo que “la evolución de la población depende cada vez más de las aportaciones que hacen los movimientos migratorios”, subraya el informe de la Fundació Cipriano García.

Patrones comunes con variaciones

El perfil de estos nuevos habitantes del territorio varía ligeramente en función de cada municipio pero mantiene algunos patrones comunes como la predominancia de un mismo país o países de origen, el sexo mayoritario en la comunidad foránea o de de su media de edad. Estos tres parámetros han ido variando desde comienzos de siglo, indica el informe de CCOO, que clarifica que aunque se registra “un crecimiento generalizado de la inmigración” la realidad y las cifras reflejan “cambios importantes en las proporciones” del colectivo.

Lo que se mantiene inalterable es que la población originaria de América Latina sigue siendo la predominante, pues acapara el 43,2% del total. Sin embargo, Marruecos es el país que aporta un mayor flujo migratorio y ocupa “una destacada primera posición”, sostiene el recuento de CCOO. Marruecos también es el país que más afiliados aporta al sindicato. La comunidad inmigrante procedente de Latinoamérica mantiene “un crecimiento prácticamente continuo” desde el arranque de la oleada, mientras que el número de residentes de origen africano “se ha ido reduciendo de manera progresiva”, plantea el estudio, que incide en otro dato notorio: el porcentaje de población asiática en 2022 “casi duplica” el del 2000.

Equilibrio entre hombres y mujeres

El informe de CCOO señala que a principios de siglo había en el territorio “una sobrerepresentación masculina” entre los extranjeros que se ha corregido y ahora predomina “un creciente equilibrio” entre el número de hombres y de mujeres. Esto se debe en parte a que la inmigración desde Latinoamérica -la que más crece- es mayoritariamente femenina, mientras que en la africana (que decrece) el predominio de los hombres es apabullante.

De la radiografía de la inmigración del territorio sorprende que este colectivo está envejeciendo casi tanto como la población autóctona, debido a que su promedio de edad “no para de subir desde 2003”, asegura el documento. Así, la media de edad de los inmigrantes de América Latina ha pasado de 32,3 a 40,6 años y la de los residentes africanos, de 32,6 a 39,4 años.

Papel central en la clase trabajadora

El informe de la Fundació Cipriano García sostiene que “las migraciones han tenido y tienen (para L’Hospitalet, el Baix Llobregat y el conjunto de Cataluña) un papel central en la constitución de la clase trabajadora. Y son la integración y la superposición de las sucesivas oleadas de inmigración las que la componen y renuevan”. Este argumento del informe de CCOO viene a corroborar que esta tercera gran oleada migratoria en el territorio en menos de un siglo “supone una continuidad” respecto a las dos anteriores, con la única diferencia de que, en las primeras, los inmigrantes procedían del resto de España.

Integración pero con dificultades laborales

El número de personas nacidas en el extranjero que residen en el Baix Llobregat y L’Hospitalet y que han obtenido la nacionalidad española, algunos una vez regularizada su situación después de haber entrado ilegalmente en el país, ha crecido de manera significativa en la última década. El informe Els altres catalans i catalanes del segle XXI. La població d’origen estranger a Catalunya i la seva participació a CCOO, de la Fundació Cipriano García recoge que, para un inmigrante, conseguir la nacionalidad “puede suponer un notable cambio” en materia de integración y participación, pero su tenencia no repercute en que “desaparezcan las dificultades a las que se enfrenta este colectivo, especialmente en el mercado laboral”.