El muy orwelliano año de 1984 tuvo mucho de premonitorio viaje al futuro en el Hospital Universitario de Bellvitge (HUB), anteriormente conocido como la residencia Príncipes de España.
Y es que el 23 de febrero de ese año, el centro sanitario de L’Hospitalet finalizó con éxito el primer trasplante de hígado de España. Y ahí empezó una fulgurante carrera hacia la vanguardia de la medicina mundial que se reforzó hace 16 años cuando llevo a buen puerto el primer trasplante de corazón artificial del Estado.
Después han venido otros hitos igual de importantes como ser un centro pionero en el uso de la cirugía robótica o haber realizado en sus quirófanos el primer trasplante facial del mundo procedente de un paciente con el corazón en asistolia controlada o por haber ejecutado de forma simultánea un trasplante cardíaco, uno hepático y otro renal, que se complementó con una compleja cirugía urgente de disección aórtica. Y hace solo unos días el hospital ha vuelto a romper moldes con la apertura de una planta hospitalaria de psiquiatría de puertas abiertas y ha implementado el uso de la inteligencia artificial para el tratamiento de la esclerosis múltiple.
El relevante papel que juega el HUB en la salud del territorio es innegable y aunque a veces se sufre más de la cuenta en sus saturadas urgencias (por ejemplo, en época de epidemia de gripe) y por las inevitables listas de espera, el hospital se ha ganado un puesto entre los grandes. Sin ir más lejos, el último Monitor Empresarial de Reputación Corporativa (Merco), que anualmente elabora el ranking de los mejores hospitales y servicios clínicos públicos y privados de España -tras encuestar a especialistas, médicos de familia y gestores de enfermería, farmacéuticas, gerentes sanitarios, periodistas e y asociaciones de pacientes- ha verificado hace solo unas semanas al centro sanitario de L’Hospitalet como uno de los cien mejores hospitales de España, posicionándolo en el puesto número 45.
Este reconocimiento, que estima la calidad asistencial del HUB debe ser también una invitación a seguir creciendo, un revulsivo para seguir subiendo escalones, si el centro quiere codearse con la élite del sector y estar a la altura a de los dos mejores hospitales de España: el Hospital Universitario La Paz (que ocupa la primera posición desde 2014) y el Hospital Universitario Gregorio Marañón, ambos en Madrid, mientras que el Hospital Clínic de Barcelona ocupa el tercer cajón del podio. El top 5 de la sanidad pública española lo completan, por este orden, el madrileño 12 de octubre y el barcelonés Vall d’Hebron.
La gran oportunidad para subir de nivel puede llegarle al HUB de la mano del ambicioso plan urbanístico Biopol-Granvia, que tiene previsto ejecutar el Ayuntamiento de L’Hospitalet, en coordinación con la Generalitat de Catalunya, y que prevé convertir el entorno de la Gran Via –que será soterrada a su paso por la fachada del hospital– en un polo de investigación del sector de la salud y en un clúster biomédico que favorecerá la implantación en el entorno más próximo de empresas farmacéuticas y de tecnología médica. Este proyecto, junto con el de Porta Diagonal de Esplugues –que basculará entre el Hospital de Sant Joan de Déu y el futuro Clínic de la Diagonal– convertirán el territorio en el principal espacio de desarrollo de la industria de la biomedicina del sur de Europa y,en uno de los núcleos más punteros del mundo en investigación oncológica. Sin duda, na ocasión única para sacudirse definitivamente viejos fantasmas del pasado que ya parecen superados.
Todos estos indicadores positivos del HUB vienen a probar que la sanidad pública no está tan mal como algunos lo pintan. Eso no quita que no se precise una buena gestión, apoyada en la reconocida profesionalidad de la plantilla, para poder colocarse al nivel cualitativo de la sanidad madrileña, que pese a ser estar siempre en el disparadero, es la mejor de España.
Cuando está a punto de concluir un año 2024, que se va a marchar dejando tras de sí un reguero agridulce, y llega el momento de hacer balance, huelga decir que el saldo del Hospital de Bellvitge es netamente positivo y se merece un reconocimiento general, más aún cuando se cumplen 40 años del primer trasplante hepático de España en sus quirófanos. Así que, pese a la garantía y la seguridad que confieren los logros conseguidos, solo queda seguir mirando hacia delante, pero sin que los responsables del sistema sanitario estatal y autonómico hagan dejación de funciones, escurran el bulto y se olviden de dotar de recursos una sanidad pública que los reclama a gritos.
Y para concluir, desde esta privilegiada tribuna, las personas que día a día y mes a mes hacemos posible que El Llobregat llegue a vuestras manos os deseamos a todos una Feliz Navidad y un próspero 2025. ¡Bon Nadal! III