De un tiempo a esta parte la "Dulce Navidad", como canta el villancico que castellaniza el entrañable Jingle Bell del estadounidense James Pierpont, es cada vez si no menos dulce, sí menos Navidad.
La última tendencia, cada vez más agravada, a la hora de celebrar la fiesta grande del cristianismo es pasar de puntillas –cuando no obviar su origen religioso, más allá de que sea la evolución de las primitivas fiestas paganas del solsticio de invierno. La última moda son las bombillas inclusivas que sustituyen a los motivos tradicionales de las luces navideñas (sobre todo las que tienen más connotaciones religiosas) que adornan las ciudades y pueblos occidentales, Una de las penúltimas ha sido rebautizar en muchos ámbitos y no pocas administraciones públicas la conmemoración de la Natividad (de Jesús) como fiestas (o vacaciones) de invierno, sin más, como en una implacable vorágine por borrar todo vestigio de la tradición judeo-cristiana que impregna sí o sí nuestra cultura.
Pero hay más cosas que, aunque no de forma tan directa, también van a desnudar de tradición la Navidad a partir de este 2025. Y es que algunas de los días más sagrados de esta quincena de asueto escolar como el de San Esteban o el de Reyes van a ser candidatos a partir de este 1 de enero a mutar de ser días festivos remunerados y no recuperables a festivos recuperables.
Un decimotercer día recuperable
Y es que el Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya (DOGC) núm. 9151 (de fecha 25 de abril) que fija el calendario oficial de fiestas laborales en Cataluña para el año 2025 ha introducido una novedad: habrá 13 días de fiesta repartidos a lo largo de la anualidad, pero sólo 12 serán auténticos festivos no recuperables, mientras que el decimotercero queda degradado a no recuperable. Esta medio fiesta deberá escogerse entre cuatro candidatas: este próximo 6 de enero (Reyes), el 21 de abril (Pascua Florida), el 24 de junio (San Juan) y el 26 de diciembre (San Esteban). Los otros tres días serán festivos normales.
Y aquí es donde puede surgir la controversia. ¿Es una buena idea que se pueda escoger qué día haremos fiesta, pero a cambio de recuperar las horas no trabajadas durante el resto de las jornadas laborales del año? ¿Qué día elegirán mayoritariamente los ciudadanos en esta inédita selección? ¿Habrá unanimidad o disparidad? ¿La maniobra es una forma de hacer más laicas la Navidad, menguando la categoría festiva a dos días tan señalados como San Esteban o Reyes? A este paso, ¿Nos acabaremos quedando sin navidades tal y como las conocemos? El debate está servido. ¡Y Feliz Navidad! III