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EL PRISMA

Voluntarioso empeño: Pontificar sobre el reciclaje con plumones de nylon y zapatillas de plástico
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Voluntarioso empeño: Pontificar sobre el reciclaje con plumones de nylon y zapatillas de plástico

Por Lluis M Estruch
viernes 10 de enero de 2025, 12:58h
La noticia de que este primero de enero de 2025 comienza una más que rigurosa nueva obligación municipal para reciclar nuestras basuras; se ‘filtró’, utilizando un verbo de moda, en la mayoría de los últimos plenos de los ayuntamientos comarcales, mucha urgencia y con el “sumo agradecimiento” a unos técnicos que atropelladamente adaptaron la directiva 7/2022 con el objetivo de llegar al 70% de recuperación de los residuos urbanos (con la mayoría de las ciudades metropolitanas ya sobre el 40%).El coste de ello se repercutirá sobre el IBI correspondiente de cada municipio.

Hubo un tiempo en que a los especialistas en basuras les llamábamos basureros. Solían ir en carro o los más modernos en un camión de caja abierta, donde vertían sus capazos llenos de basura doméstica mezclada. Todo acababa en malolientes vertederos al aire libre de las afueras. En L’Hospitalet, dos barrios tenían estercoleros y piaras de cerdos que se alimentaban de las sobras orgánicas.

La recogida de las basuras era una tarea directa municipal o bien se concedía la concesión a una empresa o particular que solía enriquecerse muy rápido. También el creciente desarrollo potenció la figura del chatarrero (antes trapero, de trapos), un reciclador o recuperador de metales que recogía con el toque de una campanilla los restos y sobrantes de obras, talleres y particulares. De estar los basureros y chatarreros entre las más bajas categorías sociales, muy pronto ascendieron en la escala social.

Inmigrantes que recogen restos

Por la carestía de materias primas, aún hoy, entre nosotros es fácil encontrar carros de supermercados y carretones, conducidos por inmigrantes, que recogen restos de metal sobre todo, pero que no discriminan otros abandonos, sean cartón, maderas, muebles… También es fácil ver los asaltos a los contenedores de ropa y otros, que muchos individuos vacían y se apropian para venderlo (por poco) a los pomposos ‘gestores de residuos’, muchos antiguos basureros, sitos en zonas industriales.

En la India, los parias, se encargan de estas tareas impuras. En El Cairo, en el barrio de la basura (Masheya Nasir) los 70.000 ‘zabbaleen’ de la próspera minoría copta se encargan de la recogida y reciclaje de la mitad de los desperdicios de diez millones de habitantes con un éxito del 90%, siendo considerados los mejores recicladores del mundo. Hoy el negocio de las basuras tiene en USA a la gigantesca ‘Waste Management’, la primera del sector que con más de 45.000 empleados prosigue su carrera absorbiendo competidores, aunque obtenga rendimientos moderados (un 4,25% en 2023), dadas las complicaciones que le provoca el apartado del reciclaje. Esto ocurre en el país más hipercapitalista.

La Mafia controla en Italia

En Italia, en Nápoles y Sicilia, la Mafia controla la recogida de basuras porque es una actividad muy lucrativa. El escritor Saviano en sus libros (y en los films basados en sus textos) describe de manera muy detallada el dominio mafioso de este sector tan necesario.

Hay países que en la carrera por disminuir el problema de las basuras y procurar no quemarlas, enterrarlas o arrojarlas al mar. Pretenden aplicar las tres erres del residuo cero: reducir, reciclar y reutilizar. Corea del Sur, tan distinta de su vecino del Norte, es la nación con un mejor resultado reciclador, con un genérico 60,8% y 400 kilos de residuos/per cápita y un 98% específico para los alimentos, resultado casi perfecto. Tengamos en cuenta que España es la décima de la UE con un 41,7% muy meritorio dada la media comunitaria del 40,7%. Ahora se nos propone el 70% para el 2030, muy difícil de conseguir si se elige “el palo” y no “la zanahoria” como táctica para mejorar un porcentaje que la directiva UE tampoco hace de cumplimiento obligatorio.

Ecologistas con plumones de nylon

En los años 80, los fabricantes de vidrio, instalaron con gran éxito sus iglús para recoger los envases de vidrio. También con los contenedores de papel en 2023 se recuperó un 70,3%. No esta nada mal. Por eso se reconoce que el principal problema son los envases de plástico y la patronal Ecoembes, muy criticada por los ecologistas de Greenpeace, en su programa RECICLOS nos ofrece mínimas recompensas muy difíciles de conseguir.
El reciclaje del plástico es el gran tema contaminador y debemos renunciar en lo posible por ello a vestimentas y calzados de composición plástica. Hoy por hoy es “voluntarismo”. De acuerdo, pero ¿cuántos ecologistas, van a los plenos municipales a hablar de “basulareza”, enfundados en “plumones” de nylon y zapatillas plásticas?

Hay responsabilidad individual en los temas medioambientales, siempre más aceptables. Hasta la Reina Sofía recoge “basuraleza” una vez al año en una campaña muy publicitada. Pero la basura diaria, su recogida y su aprovechamiento tienen menos eco y el imponernos con rigor tasas y más obligaciones, nos hará brotar la rebeldía.
¿Acaso la recogida de los excrementos de perro, ha conseguido grandes avances disminuyendo los costes y la dedicación de los sufridos que -no parias indios- barrenderos de calle? Publicidad y multas no lo han logrado, ni siquiera con pandemias como el Covid-19 de por medio.

Pedagogía e incentivos

Con voluntarismo no basta para imponer normas. Solo con buena pedagogía e incentivos salutíferos (como fue el caso de la erradicación del tabaco de los lugares públicos) sin apenas resistencia y con un cumplimiento ejemplar hasta ahora. Normas, reglamentos, tasas, carnets y contenedores con clave no bastarán para obtener el 70% de reciclaje en pocos años. Máxime cuando algunas ciudades tienen servicios directos, con arrastres deficitarios y mucha basura contable en sus entrañas de años pasados. Para triunfar, el reciclaje debe ser un buen negocio para todos. III

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