En Alemania, en 2015, Merkel, abrió el país a más de 1.300.000 de inmigrantes sirios, afganos y iraquíes. Esta súbita avalancha humana creó pronto problemas sociales y económicos que aún se arrastran. La canciller democristiana era restrictiva en extranjería, porque ya tenía una considerable colonia turca de 2.700.000 miembros no siempre fáciles de integrar. Pero el éxodo sirio y los chantajes de Erdogan la llevaron a tomar una arriesgada decisión aperturista.
Entonces, Sahra Wagenknecht tenía 45 años. Había nacido en Jena, en la RDA, de una relación de un estudiante iraní y una joven alemana del Berlín oriental. El estudiante volvió al Irán y su hija de dos año tuvo que ser criada por la madre y los abuelos maternos. Ella, con unos rasgos poco germánicos, cabellos y ojos negros y piel bronceada, sufrió acoso escolar en el sistema escolar comunista de la RD pero. resistente, destacó en estudios y hasta participó con cargos en la organización juvenil comunista.
Aunque su objeción a la clase de formación militar le significó el bloqueo a la Universidad. Sahra, continuaba dando rasgos de rebeldía. Ya en Berlín presenció la caída del muro en 1989, con 20 años. Pudiendo iniciar estudios universitarios de Literatura con doctorado y más adelante acabó Economía, doctorándose también. Nadie dudaba de su talento y facilidades oratorias y dialécticas. Su sentido político de izquierdas la llevó a incorporarse al PDS (partido de los ex-comunistas de la RDA) logrando ser diputada y con intentos de ser la candidata principal. Fue vicepresidenta, diputada y europarlamentaria, acumulando una gran experiencia política en el sistema parlamentario.
Siempre inquieta, trató de influir sobre la política socialista y de izquierda alemana a través de intentos interpartidistas a la manera de la ‘Francia insumisa’ actual. En 1997 se casó por primera vez, a los 27 años, en Weimar con el periodista político y asesor financiero R.T. Niemeyer. Su marido fue condenado por fraude varias veces. Se divorciaron en 2013, tras 18 años sin hijos. Ella descubrió que su esposo había tenido tres hijos con tres mujeres distintas, mientras estaban casados. Fue la razón del divorcio. Al año siguiente, se casó con Oskar Lafontaine, cofundador de Die Linke (La Izquierda), con quien mantenía relaciones desde hacía un par de años. En un discurso, Lafontaine (dos veces ministro y líder SPD -hasta unirse al Die LInke) hizo pública su relación con Shara, a quien lleva 25 años de diferencia.
Mientras, la activa Shara participaba en tertulias y escribía 12 libros, tres de ellos superventas: ‘Los engreídos’, ‘Prosperidad sin codicia’ y ‘Libertad sin codicia’.
En el primero exponía su contraprograma, criticaba a la “izquierda estilo de vida”, obsesionada con la “ideología woke”, el lenguaje inclusivo, LGBT, el ecologismo y el desdén por la clase obrera y sus necesarios aumentos salariales. Ella pedía impuestos altos para mantener el Estado social, con gran desprecio por el neoliberalismo de izquierdas y propugnaba la necesaria seguridad energética, sin condicionantes ecológicos a lo nuclear y al carbón alemán.
Quería restricciones inmigratorias por provocar duplicidades en la escala salarial y por chocar contra el sistema cívico alemán, al favorecer una sociedad separada por creencias, con frecuentes atentados (600 agresiones sexuales y robos en la Nochevieja 2015; atropellos en Mercados navideños en Berlín 2016 y ahora en Magdeburgo 2024) más violencias diversas al alza. Shara, que tiene la nacionalidad iraní y que ha adoptado la forma farsi de su nombre de pila, es también partidaria de denegar permisos a las ONGs que facilitan la inmigración no regulada. Las fronteras abiertas a los refugiados, deben cerrarse y mantener el control inmigratorio de refugiados del Tercer Mundo, porque, además, se descapitaliza de efectivos humanos a sociedades que los necesitan para despegar del subdesarrollo.
Shara, culo de mal asiento o verso libre, como gusten, creó el “BSW-Alianza Shara Wagenknecht-Por la Razón y la Justicia”. Shara, carismática y mediática, consiguió casi 800.000 votos en tres estados “ossies” de la antigua RDA comunista (Turingia, Sajonia y Branderburgo) en una campaña dura, donde recibió tartazos y pintura en actos diversos. Su antiguo partido desapareció y ahora los grandes partidos la solicitan para coaligarse y gobernar en “länders” y municipios; porque a su derecha la AFD sigue escalando posiciones, al hablar como ésta de los “problemas reales” del hombre común, perteneciente una clase obrera abandonada en sus necesidades.
Shara es para algunos la ‘Pasionaria’ alemana, de verbo encendido, gesto enérgico y con una cabeza muy bien amueblada, voraz lectora y superdotada intelectualmente. Debe recordar en sus momentos íntimos a ese padre iraní que la abandonó a los dos años y del que nunca más ha sabido nada, sus desengaños por las infidelidades de su primer marido, su maternidad frustrada;,su calma marital con un provecto octogenario (Oskar, su segundo marido) y también su período ‘punk’ en la RDA con su joven madre, las dos seguidoras de la cantante Nina Hagen, al igual que la hija del pastor “rojo” Kasner, es decir, que Angela Merkel. La antigua Prusia siempre ha sido muy importante en Alemania. Ahora la semilla rojiparda está sembrada. En las próximas elecciones, aumentarán sus votos. Shara esta ya en ello. III