¡Alerta conductores! El Servei Català del Trànsit ha instalado un radar móvil en la A-2 en Cornellà, oculto tras un pilar, que se está poniendo las botas multando a los muchos vehículos que circulan bajo la rotonda de acceso al Splau a más velocidad de la permitida (80 km/h). Este dispositivo está creando malestar entre los automovilístas que sospechan de que detrás de la medida hay un afán recaudatorio, ya que este tipo de dispositivos ponen miles de sanciones en muy poco tiempo.
El Servei Català del Trànsit (SCS) ha puesto una trampa en Cornellà a los conductores que circulan por la autopista A-2 en dirección salida de Barcelona y se dirigen hacia Tarragona o Lleida (vía Martorell) para castigarles donde más les duele: en el bolsillo. Un poco antes de llegar al centro comercial Splau y al campo del RCD Espanyol –donde hay un radar fijo desde hace años perfectamente conocido por todos– se ha colocado un radar de los denominados remolque o de carro (que pueden cambiarse de sitio y disponen de autonomía energética propia) para pillar a los amigos de pisar demasiado el acelerador y frenar cuando se acercan al radar del Splau para no ser cazados. El radar trampa está enclavado justamente debajo de la rotonda elevada por la que se accede al centro comercial y al campo de fútbol en una zona donde no puede circulatrse a más de 80 kilómetros por hora. ase desconoce hasta cuando seguirá funcionando aunque se supone que solo multa ahí temporalmente.
Al estar oculto tras unos gruesos pilares, los conductores no ven el radar y no ueden anticiparse. Y es que, cuando se percatan de su presencia, es porque ya han visto tras de si (o incluiso han padecido) uno de sus disparos fotográficos. Sstas ráfagas sibilinas están pillando a muchísimos automovilistas desprevenidos, como están alertado las webs y los perfiles que informan de las incidencias del tráfico en la red viaria catalana, entre otros. “Está continuamente haciendo caja” se queja una de estas páginas con numerosos seguidores en Redes Sociales. Hay videos circulando por internet en los que se ven perfectamente los fogonazos del radar prácticamente cada dos o tres segundos, con lo que la caería seguramente está alcanzando proporciones bíblicas.
Sospechas de afán recaudatorio
La verdad es que visto el lugar elegido –una larga recta- y la poca siniestralidad que se produce exactamente en ese punto debido al gran número de carriles existente en ese tramo en tanto que está a pocos metros de la confluencia entre la Ronda Litoral (A-2) y la Ronda de Dalt (B-20) no es de extrañar que se sospeche que su ubicación responde más a un afán recaudatorio de la administración competente que a funcionar como una herramienta contra la siniestralidad y los accidentes de tráfico.
Y es que la principal característica de estos radares remolque es que se camuflan detrás de o estructuras sólidas para que los conductores no los vean y no les dé tiempo a frenar con lo que la multa está asegurada. La eficacia de estos dispositivos es implacable: cuando se pusieron en marcha a finales del año pasado se interpusieron unas 10.000 sanciones sobre un flujo de 65.000 vehículos en solo tres días. El motivo del éxito recaudatorio es que el SCS no los coloca de forma aleatoria sino muy estudiada, justo en los tramos en los que se tiene constancia que se supera con frecuencia el límite de velocidad. Tampoco se informa del tiempo que estaránen cada lugar.
El precedente de Bellvitge en la C-31
Hasta hace unas semanas funcionaba un radar similar en la autovía C-31 en la salida de Barcelona en dirección a Castelldefels, justo después de sobrepasar el Hospital Universitario de Bellvitge (HUB). Este tramo está limitado a 80 kilómetros hora, pero como a un kilómetro de distancia aproximadamente (ya en el término municipal de El Prat) el límite se eleva hasta los 100 km/hora, muchos automovilistas y motoristas aceleran antes de tiempo y el velocímetro sube, lo que los convierte en una presa fácil para este tipo de dispositivos móviles.
Pero la cosa no acaba ahí porque desde el SCT se ha anunciado que se van a colocar una cincuentena de radares de este tipo en la red viaria de Cataluña, cuya ubicación se decide sin previo aviso a los usuarios y que puede cambiarse de la misma manera. Por lo tanto, se recomienda a todos los conductores que se ajusten siempre a la velocidad de la vía por la que circulen, aunque no se tenga constancia de que haya un radar fijo en la zona (ésos de los que avisan los navegadores). Porque puede haber un radar de carro acechando escondido detrás de un pilar en uno de esos puntos donde se acelera más de lo debido creyendo que se está a salvo de ser cazado. Y esos no avissan. Y las multas no perdonan.