La biblioteca Rubió Balaguer de Sant Boi de 3.000 m2, con sus 140.000 libros, se sitúa en el Parc de la Muntanyeta. Es un edificio funcional capaz para 400 usuarios sentados y 800 de pie. Diseñado por AV62, un taller de arquitectos jóvenes, está insertado en un espacio natural en el que intervinieron diferentes arquitectos, el más destacado el japonés Arata Isozaki, Premio Pritzker 2019. El 22 de mayo de 2025 cumplirá 20 años de funcionamiento habiendo conseguido que casi el 25% de samboyanos tengan el muy útil carnet de bibliotecas y, mejor aún, que lo usen: con 212.177 visitas y 133.332 préstamos, unas cifras en ascenso tras la pausa del Covid-19 y muy mejoradas respecto a 2019. Son números de respeto en una instalación cultural -que es la principal de Sant Boi- una ciudad aún con carencias (Teatro, Ateneo…).
Hablamos con su director Alex Cosials Apellániz, de 47 años, licenciado en Biblioteconomía y Documentación, y que justo cumple un año de desempeño en el cargo.
Tus apellidos un tanto inhabituales te llevaron a Sant Boi…
Son apellidos de origen navarro-aragonés. Mis padres se instalaron en los años 60 en Sant Boi. Nací en Barcelona y he vivido en la Ciutat Cooperativa, estudiado en el Joan Bardina y el instituto Rubió i Ors. Después, los estudios en la Escuela de Biblioteconomía de Barcelona. Me vale decir que el apellido Rubió se ha cruzado varias veces en mi carrera. La familia Rubió, con casa en Sant Boi, ha estado ligada al mundo del libro y de las bibliotecas. Es por ello un nombre bien elegido, cosa que no siempre ocurre.
En 1915, con Eugeni d’Ors se diseña el primer intento de una red de bibliotecas públicas y con la Mancomunidad de Prat de la Riba se pone en marcha ¿Cómo está el tema hoy?
He viajado y trabajado (Bruselas, Florencia, Beirut…) con muchas entidades (Ateneo, UNESCO, J. Bofill…) y puedo decir que nuestro sistema de bibliotecas públicas es de los mejores a nivel español y europeo. Francia, tan imitada, tiene unas escuálidas Mediatecas en red y el Centro Pompidou es un gran edificio “parisino”. En el Reino Unido, con buena tradición lectora, se están cerrando bibliotecas por razones económicas. Como reconocimiento: en 2024 hemos celebrado en Barcelona el Congreso Mundial de Bibliotecarios.
¿Qué presupuesto anual tienen las Bibliotecas en Sant Boi y de cuánto personal disponen?
R- Nos cuestan 1.500.000 euros, unos 18,50 euros por ciudadano, como el precio de un libro tan sólo. Puntualizo que tenemos dos bibliotecas: la Rubió y la Mª Aurelia Campmany, de Ciutat Cooperativa. Habrá una tercera: la de Marianao, con previsión de uso sobre el 2029. Se cumplirá el objetivo de tener una biblioteca a 15 minutos del domicilio. Ahora somos 21 empleados, con un trabajo transversal, de poca rotación, no polivalentes y automatización. Los sueldos de los seis técnicos son pagados por la Diputación de Barcelona (DIBA) y el resto, 15 auxiliares, los paga el Ayuntamiento de Sant Boi, así como el mantenimiento. La DIBA aporta bastante en relación al 3% de la Generalitat de Catalunya. ¡Ah! Creo que tendremos por fin la biblioteca provincial en la Estación de Francia sobre el 2027, según se afirma.
Tus objetivos.
Queremos atraer a los adolescentes de entre 13 y 18 años que abandonan la biblioteca e impulsar la “ciencia ciudadana”, un proyecto de la UE. ¿Tenemos hasta un apiario para abejas? Nuestro deseo es que la biblioteca continúe siendo un centro de lectura, pero que impulse proyectos, descubrimientos, la creación y la divulgación. Un inciso, en todo este proceso son muy influyentes las madres que con su bagaje socioeducativo animan a estudiar y mejorar a sus hijos. El ascensor social funciona, a pesar de todo con estudios y cultura.
Nuestra biblioteca tiene salas de juego (ludoteca), revistería, prensa, video, audios. Hasta libros electrónicos, en retroceso. Le gustaría acoger, debates, más clubs de lectura, talleres de escritura, poesía… pero no puede acoger donaciones de libros por falta de espacio, aunque se puede consultar al equipo. Está deseosa de que la ciudad tenga librerías y lamenta la desaparición de los kioskos. La biblioteca, muy accesible, es un refugio climático y hace ejercicios de evacuación hasta con los escolares vecinos. Le falta que la cafetería prevista funcione y que la puntuación de los opinadores en redes (que le dan en general calificación alta) sea tenida en cuenta, respecto al silencio necesario para el estudio y lectura recreativa.
“Ara que tinc 20 anys, en sento bullir la sang…” cantaba Serrat y es que los hay que quieren gritar y entrar hasta con patinete y perro. Superados los 20 años, la biblioteca necesita alertas, mimos y dinero.
Si (
No(
