Álex Carazo resistió 20 días en el desierto en condiciones muy adversas, lidiando con tormentas de arena, informando para RNE. En el exigente rally de Arabia Saudí se trabajaba sin interrupción desde campamentos remotos de los que es casi imposible salir.
Desde pequeño, Alex Carazo, natural de Sant Boi de Llobregat y con 27 años, siempre tuvo claro su camino: quería ser periodista deportivo. Su madre lo recuerda cuando era un niño de 9 o 10 años pasando las tardes enteras viendo partidos de fútbol e imaginándose como el narrador de cada jugada. Años después, su pasión por el periodismo se convirtió en su profesión soñada. “Veía muchos partidos y siempre quería ser el narrador y con el tiempo lo mantuve. Siempre he tenido clarísimo que quería ser periodista”, explica carazo. En realidad, era su única opción, porque no tiene un Plan B y desde que salió de la facultad ya ha probado la prensa escrita, la televisión y la radio.
Estudió la carrera de Periodismo en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y posteriormente cursó el Máster de Comunicación Deportiva. Empezó colaborando con Sant Boi Diari, haciendo reportajes para la web, también con el Mundo Deportivo (para quienes hacía el minuto a minuto en directo de muchos partidos de fútbol y carreras) y para el diario Sport, haciendo crónicas de partidos y entrevistas, tanto para el digital como para el papel. Estuvo dos años en la sección deportiva de los Informativos de TVE y también tuvo la oportunidad de narrar algunos partidos de la Conference League para Movistar. Y ahora, desde hace más de un año trabaja en Madrid para Radio Nacional de España (RNE).
Vocación y sacrificios“Esta es una profesión muy vocacional, te tiene que gustar, sino no haces según qué sacrificios. Por ejemplo, yo trabajo ahora todos los fines de semana. Mi horario es de miércoles a domingo y eso evidentemente implica un compromiso que no todo el mundo puede tener, te tiene que gustar sí o sí la profesión. Ahora voy a los campos de fútbol a contar lo que pasa, hablando en la radio… Algo que siempre había soñado desde pequeño. Poder hacerlo ahora es una pasada”, afirma.
Dos experiencias inolvidables
A pesar de estar muy contento en RTVE, (una empresa grande donde, dice, está muy a gusto y le brindan oportunidades para crecer que nunca había imaginado) es consciente que lo peor de la profesión son las pésimas condiciones de trabajo, la poca oferta para muchos periodistas que no tienen sitio. Y los sueldos bajos, con muchas horas extra de trabajo que no se remuneran. Alex asegura que nunca imaginó narrar partidos tan pronto. Y algo que tampoco habra imaginado jamás es que le fueran a ofrecer la oportunidad de cubrir el Rally Dakar: “Estaba de vacaciones en Filipinas cuando mi jefe me llamó y me preguntó: ‘Oye, ¿cómo verías irte a cubrir el Dakar?’. No había terminado la pregunta cuando ya había dicho que sí”.
La oportunidad le llegó de la manera más inesperada, recibió la noticia con mucha sorpresa y, evidentemente, decidió aprovechar la oportunidad y hacer la maleta rumbo a Arabia Saudí. La experiencia en el Dakar fue intensa, fueron 20 días en el desierto, durmiendo en condiciones complicadas, duchándonos en barracas y lidiando con tormentas de arena. “Pero estar cerca de los pilotos, entrar en directo todo el día y vivirlo en primera persona fue brutal”, exclama.
Directo al piloto
El reportero explica que en otros deportes no se consigue la cercanía con los pilotos que se logra en el Dakar: “Cuando quería entrevistar a un piloto, me iba a donde estaba su equipo, donde estaba su caravana, y directamente preguntaba, ´¿Oye, te puedo hacer un par de preguntas?´ Y en general siempre te atendían”, recuerda con satisfacción.
Alex era el único periodista de RNE en la prueba, aunque se juntaba con otros dos compañeros de RTVE. Pero todo el trabajo lo hacía él mismo, con un Quantum, el aparato de la radio al que se conecta el micrófono para hacer conexiones y grabar las entrevistas y reportajes.

Llegó a Arabia Saudí el 31 de diciembre de 2024: “Aterrizamos en Bisha y nos llevaron al primer campamento, justo se hicieron las 12.00 de la noche y me comí allí las doce uvas.” El periodista de Sant Boi se había llevado las uvas hasta el desierto “envueltas en un papel de plata y metidas en la chaqueta porque me gusta seguir la tradición”, relata.
En barracas con literas
“La gente piensa que estás durmiendo en hoteles o que estás con todas las facilidades y no”. Durante las primeras noches, los periodistas y miembros de la organización del Dakar durmieron en barracas con literas, pero con el paso de los días y el avance del rally, el alojamiento cambió radicalmente. La mayoría terminó durmiendo al aire libre en tiendas de campaña, enfrentándose a las inclemencias del tiempo. Sin embargo, algunos profesionales, sobre todo de la prensa española y argentina, encontraron una alternativa más cómoda dentro de la carpa de prensa, como explica Alex: “La carpa de prensa donde estábamos todos metidos se dividía en dos partes, una donde estaban todas las mesas y las sillas para trabajar todo el día y otra zona donde acabamos tirando allí nuestra colchoneta y el saco para dormir bajo techo. Era mejor que la tienda de campaña porque, al final, pierdes mucho tiempo cuando llegas a un campamento y tienes que abrir la tienda de campaña, meter las cosas dentro y a la mañana siguiente si te tienes que mover otra vez de campamento, pues es como que te da mucha pereza abrirla, cerrarla… Aunque es lo que hace el 80% de de la prensa que viaja ahí, gente de la organización y todo. Pero bueno, algunos pues buscábamos la manera de quedarnos a dormir ahí dentro”, sonríe el periodista.
Las jornadas de trabajo en el Dakar eran intensas y dependían de los traslados entre campamentos. En los días de movimiento, la jornada comenzaba a las cinco o seis de la mañana, cuando los periodistas eran trasladados en autocar al aeropuerto más cercano. Desde allí, abordaban aviones privados contratados por la organización para desplazarse a la siguiente ubicación. Los trayectos aéreos solían ser cortos, de apenas 25 o 30 minutos. Después llegaban en autocar hasta el campamento. Una vez en el destino, tenían un breve margen para instalarse, ducharse y prepararse antes de que los pilotos llegaran al mediodía, momento en que debían comenzar su labor de entrevistas y cobertura.
Pocos momentos de descanso
En los días sin traslados, las mañanas eran más tranquilas. El ritmo de trabajo se intensificaba hacia el mediodía con la llegada de los pilotos. Durante toda la jornada, los periodistas realizaban conexiones en directo, grababan entrevistas y enviaban material a sus respectivas redacciones. Desde la mañana hasta la noche el trabajo era constante, con pocos momentos de descanso. La naturaleza del evento impedía establecer una jornada laboral convencional, ya que todo dependía del desarrollo de la competición.
Además, los campamentos estaban situados en lugares remotos, en medio del desierto, debido a la necesidad de grandes extensiones de terreno para albergar la enorme infraestructura del rally. En la mayoría de los casos, salir del campamento era imposible, aunque en contadas ocasiones se instalaron cerca de alguna ciudad y pudieron aprovechar para dar un breve paseo o cenar fuera. Estas salidas, sin embargo, fueron excepcionales en un Dakar donde la rutina diaria esta siempre marcada por la exigencia del evento y por el trabajo ininterrumpido de la prensa.
La paella de Nandu Jubany
Como anécdota, Alex cuenta que en una jornada de descanso Nandu Jubany, piloto y chef con Estrella Michelin, hizo una paella para todos sus amigos e invitó a los periodistas españoles que estaban allí. El reportero de Sant Boi aprovechó para hacerle un reportaje mientras disfrutaba de la paella del chef catalán. “Ha sido una aventura, algo espectacular tanto personal como laboralmente. O sea, ha sido una experiencia increíble el poder estar allí tantos días. se disfruta mucho. A pesar de las condiciones complicadas repetiría, si mañana mismo me dicen ´Oye, ¿te quieres ir mañana a cubrir otro Dakar?, me iría encantado”, asegura.
En lo periodístico, explica que el mayor reto era tener claro lo que quería cada día y elegir bien el corte de audio para la noticia. A veces tenía un minuto y medio, otras veces dos… “No hay que caer en la locura del gran evento y entrevistar a todo el mundo, sino saber exactamente qué es lo importante o lo que quieres explicar”, aclara. “Cualquier persona desde su casa se mete en Google y puede encontrar el ganador de la etapa, pero estar allí te da un valor añadido”, confirma.
Aunque ha logrado mucho en su carrera, Alex tiene clara su gran meta: “Para mí, lo más espectacular sería cubrir un mundial de fútbol. Se dice que el momento cumbre de un periodista deportivo es cubrir unos Juegos Olímpicos, y también me haría mucha ilusión, pero un mundial sería mi sueño cumplido”. Mientras espera ese día, además de fútbol también cubre mucho motor, grandes premios de Moto GP y Fórmula 1, algo que, sin duda, también disfruta mucho. III
Consejos para futuros periodistas |
Actualmente, Alex Carazo trabaja en la sección de deportes de RNE y se encarga principalmente de la cobertura por las tardes. Su labor incluye la retransmisión de partidos de fútbol y baloncesto en el programa Tablero Deportivo, un espacio que se emite los fines de semana por la tarde. Además, gestiona redes sociales, extrae fragmentos de ruedas de prensa y realiza otras tareas esenciales para el desarrollo del programa, que se extiende desde las 16:00 hasta las 23:30 horas.
Entre semana, su rutina cambia: se encarga de boletines informativos y colabora en distintos programas deportivos, con horarios variables que pueden ir desde las 12:00 hasta la madrugada. Cuando le toca el turno de cierre, debe dejar grabados contenidos que se emiten durante la noche, asegurando que la radio siga en funcionamiento sin interrupciones. Mudarse desde Sant Boi a Madrid fue un paso importante en su carrera, pero también un reto personal. “En RTVE, todo está muy centralizado en Madrid, así que sabía que la mejor opción para crecer era mudarme allí”, explica. Aunque reconoce que alejarse de su familia y amigos de Barcelona “ha sido duro”.
Para quienes sueñan con ser periodistas deportivos, Carazo tiene claro qué aconsejarles: la experiencia es clave. Más allá de las calificaciones y las notas recomienda empezar cuanto antes, buscar prácticas y colaborar con medios desde el principio. “Al inicio, las condiciones pueden ser difíciles, pero si realmente quieres dedicarte a esto, hay que ir a por ello”, enfatiza. La profesión es vocacional y encontrar oportunidades laborales puede ser complicado, pero Alex Carazo insiste en la importancia de la perseverancia. “Lo que hagas como becario vale mucho más que las notas de la carrera”, señala. Su propio camino, desde narrar partidos imaginarios en casa hasta cubrir grandes eventos deportivos, es la prueba de que, con esfuerzo y dedicación, los sueños pueden hacerse realidad. III
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