Sant Boi ha implementado un sistema 'antifugas' en su red de riego para prevenir el desperdicio de agua tras dos años de sequía. Incluye contadores digitales y sensores de fibra óptica, permitiendo localizar averías rápidamente. Se espera un ahorro de hasta 10.000 metros cúbicos de agua y 20.000 euros anuales.
Siempre es mejor prevenir que curar. Después de dos años de sequía y restricciones, Sant Boi ha puesto en marcha un nuevo sistema ‘antifugas’ en su red de riego, una medida que permitirá evitar el desperdicio de agua y actuar lo más rápido posible ante posibles escapes o anomalías en las tuberías.
Esta mejora se suma a los contadores digitales y el sistema de gestión y aviso de escapes que ya se instalaron en la red hace un tiempo. Para reforzar aún más esta supervisión del sistema, el Ayuntamiento ha instalado sensores de fibra óptica en el interior de las tuberías de la carretera C-245, que permiten localizar con precisión los puntos que presentan alguna avería y repararla rápidamente sin necesidad de obras.
Esta solución tecnológica se ha instalado únicamente en este tramo de la red, a modo de prueba piloto. Una vez haya funcionado durante un tiempo, se evaluará su eficacia y se contemplará expandirla a otros puntos de la red de riego.
Un importante ahorro de agua
Este sistema de detección de escapes está orientado a mejorar la eficiencia hídrica del servicio de riego municipal. Según las previsiones del Ayuntamiento, gracias a esta nueva medida la ciudad podría llegar a ahorrar hasta 10.000 metros cúbicos de agua al año. Esta reducción del consumo de agua, sumado a un menor coste de mantenimiento (al evitar las obras), se traducirían en un ahorro económico de unos 20.000 euros anuales.
Este nuevo sistema cuenta con la financiación del Laboratorio de Innovación Abierta del Agua, en el que participan MWC Capital y Aigües de Barcelona. Hace unos meses, la entidad abrió un concurso de alcance internacional, en el que varias empresas presentaron una propuesta de solución tecnológica para hacer frente a este reto. De entre las candidatas, salió ganadora la startup valenciana Fibsen, que ha colaborado con brigadas municipales y el laboratorio de innovación de Sant Boi para instalar y poner en marcha estos sensores en las tuberías.