www.elllobregat.com

Opinió

¿Y ahora qué?

Por Mossèn Pere Rovira
miércoles 23 de julio de 2014, 13:48h
Las fiestas navideñas son un buen motivo para desearse todo tipo de buenos deseos, con grandilocuentes mensajes de paz, amor y felicidad.
Se respira un ambiente diferente y, en ocasiones, es una buena oportunidad para unirse las familias entorno a la mesa. En ocasiones, se realizan todo tipo de “maratones televisivos” o actos para recaudar fondos o campañas de recogidas de alimentos…

La pregunta que yo mismo me realizo es la siguiente: ¿y ahora qué? Vuelve la rutina habitual en el ámbito laboral, académico y familiar, las mismas pautas cotidianas, … ¿Por qué convertimos estos deseos en meras palabras? ¿Por qué reducimos la Navidad a una costumbre sin contenido, ni continuidad?

Construir una sociedad más justa, solidaria, pacífica, familiar y feliz es una tarea suficientemente importante como para no reducirla a unos días del calendario. Como si el discurso fuera prefabricado, consecuencia de unas campañas mediáticas y consumistas, que facilitan el despilfarro y las comilonas en detrimento de un verdadero posicionamiento delante de los auténticos problemas de la sociedad: paro, precariedad laboral, crisis familiar, violencias de todo tipo, corrupción, desahucios, falta de esperanza y de ilusión en la vida.

La Navidad no es un deseo utópico, es una realidad que puede ser vivida ya y aquí; no es una campaña consumista, es un acontecimiento histórico; no es una excusa para grandes fiestas y diversiones, es una oportunidad de profunda gratitud por la familia recibida; no es un sentimentalismo puntual en el calendario, es una persona: Jesús de Nazaret ¿Por qué, en según qué espacios mediáticos, molesta tanto centrar la Navidad en el contexto histórico donde la humanidad de un niño expresa toda la bondad y generosidad de Dios?

Hagamos que entre todos la Navidad sea nuestra compañera de camino durante todo el año, que el perdón, la paz y el amor nazcan primero en nuestros corazones para así poderlos transmitir con entusiasmo y gratitud a todos. Acojamos la Navidad como la gran noticia que todo ser humano espera y hace posible lo que para sólo las intenciones y deseos parece es imposible. Convirtamos la Navidad en una forma de vida día tras día y no la reduzcamos a los convencionalismos que esta sociedad intenta imponer, alejando todo referente cristiano. Nuestros niños, hijos y nietos se merecen algo más que un escaparate comercial, donde la moda del momento impone las compras (sean en juguetes como en otros ámbitos).

Construyamos una Navidad sólida y duradera todo el año.||
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (1)    No(0)

+
0 comentarios