Una nueva profesión: Tertuliano político
miércoles 23 de julio de 2014, 13:48h
No hace falta ser muy observador para percibir que la crisis económica está generando nuevas orientaciones profesionales.
Una de ellas es el florecimiento de los denominados “tertulianos”, o dicho de otra forma, de aquéllos que, sean o no periodistas, tienen una capacidad “sobrehumana” para reflexionar, criticar, aconsejar, “pontificar”, … sobre cualquier aspecto de la vida, especialmente si se trata de la crisis económica, política, social, …
Se están convirtiendo en expertos en “crisis”. Sus argumentos son variados, dependiendo de la orientación ideológica de cada uno; sus diagnósticos son discrepantes i, en ocasiones, enfrentados; sus debates se convierten demasiado a menudo en la ley “de quien grita más y quien interrumpe con mayor inoportunidad”; en fin, se parecen cada vez más a la expresión “circense” que a la búsqueda de una verdad objetiva. No quisiera exagerar, tengo la impresión que algunas tertulias se están acercando a la mecánica de los “reality show”, es decir, lo importante es crear audiencia sin importar el contenido ético que subyace.
¿Les importa seriamente la búsqueda de la verdad? ¿Su interés es informar y reflexionar por encima de sus intereses mediáticos - empresariales? ¿Ayudan a construir una convivencia pacífica y democrática o, por el contrario, generan más tensión en beneficio de turbios objetivos? ¿Los tertulianos piensan más en el “bien común” que en su prestigio personal?
Lo más lamentable es que el análisis de una misma realidad es presentada de forma diametralmente opuesta según el tertuliano de turno. Asumo que no existe la perfecta objetividad, pero de esta realidad asumible a la que muestran las tertulias hay un abismo de subjetividad, manchada en muchos casos con mentiras o medias verdades. No nos debería extrañar si alguno de nuestros hijos, en un futuro inmediato, comunicará a sus padres la siguiente petición: “Papá, de mayor quiero ser tertuliano”. La mañana, tarde y noche para ejercer está lucrativa forma de ejercer tan antigua profesión de “sofista”, es decir, hablar de la realidad (crisis) sin aportar ninguna solución; hacer buenos diagnósticos, sin aportar ninguna terapia.||