Como rector de la parroquia de Sant Antoni Maria Claret, quiero compartir con vosotros la alegría que significa ver el comienzo de un proyecto que durante quince años se ha ido gestando con el esfuerzo de muchísimas personas: la construcción de la nueva iglesia.
El camino ha sido largo y no exento de dificultades e incomprensiones. Comenzar a ver realizado este deseo de toda la comunidad parroquial comporta una mirada agradecida a las personas ya ausentes y que, a bien seguro, continuaran ayudándonos desde otra perspectiva. Asimismo, la gratitud se hace extensiva a las personas: subscriptores, donativos, aportaciones puntuales y la inestimable comunión desde la oración constante, que con perseverancia han creído y defendido este objetivo pastoral. La Iglesia es “muy rica”, como dicen algunas voces críticas y difamatorias; lo que les cuesta entender es que nuestra riqueza se cimienta en dos realidades nada económicas: JESUCRISTO y LA COMUNIDAD PARROQUIAL (personas que aportan su tiempo, esfuerzo e ilusión para contagiar la alegría de la fe). La construcción de este templo tiene un alto coste económico que se irá sufragando con “cómodas” cuotas mensuales durante 20 años, aportadas única y exclusivamente con la generosidad de los feligreses de la parroquia o hermanos de otras comunidades parroquiales. El objetivo no es construir un nuevo edificio, más o menos bonito, más o menos espectacular, ... . Dicho objetivo se centra, más bien, en promover un espacio que facilite la:
- - La evangelización.- Anunciar, proponer e invitar al conocimiento y la experiencia de Jesucristo y su mensaje de vida, alegría y esperanza.
- - La acogida.- De todos aquéllos que busquen respuestas más consistentes que la mera casualidad, suerte o azar.). De aquéllos que quieran ser escuchados, ayudados o guiados en su camino de vida. De aquéllos que necesiten ser ayudados en el ámbito asistencial o económico por medio de “Caritas diocesana”.. De todos aquéllos que necesitan ser consolados y acompañados en su dolor
- - La celebración.de nuestra fe en el camino de vida propio del pueblo cristiano católicos, sea en la vida sacramental (bautizos, eucaristía, matrimonios, ...), como en la formación catequética tanto de niños como de adultos. Asimismo, potenciando la comunión de todos aquéllos que formamos parte de la comunidad parroquial mediante las excursiones o actividades diversas.
La nueva iglesia debe ser un instrumento para extender con gozo el gran acontecimiento cristiano; dicho en otras palabras, que el nuevo edificio comunique, contagie, irradie la vida que la fe nos proporciona. NADIE DEBERÍA QUEDARSE EXCLUIDO, estamos al servicio del barrio y del pueblo, sin etiquetas de ningún tipo. Con este nuevo templo queremos acercar, si es posible más todavía, la presencia de Jesucristo a tantos hombre y mujeres que no conocen y buscan un sentido más pleno, consistente y esperanzador de su existencia.||