Baix Llobregat y L’Hospitalet salen de la recesión, pero pierden competitividad respecto a otras comarcas
Vaivén de datos macroeconómicos: el inestable optimismo no compensa la creciente brecha social
Los datos muestran un cambio de tendencia en el número de empresas, pero se alerta de la pérdida de competitividad. Frente al optimismo, la realidad muestra una sociedad con mayor desigualdad social y con asignaturas pendientes.
Como todo periodo de transición, vivimos en un momento de contraposiciones en el que los datos apuntan al optimismo y a la recuperación pese a tener el reflejo de una sociedad castigada por estos últimos años. En este año cargado de convocatorias electorales, escucharemos con insistencia el concepto de recuperación y la expresión –quizá desmesurada- de que “hemos salido de la crisis”. Y será, en cierta medida, verdad; igual de verdad que toda la gente que se ha quedado desempleada en el camino.
Los niveles de paro siguen siendo desorbitados, el desempleo de larga duración ahoga a gran cantidad de familias y la pobreza ya no es solo, en nuestro país, cuestión de adultos, sino que la pobreza infantil es una auténtica realidad pese a que se quiera ocultar bajo el mantón del optimismo: prueba de ello es que centros escolares abrirán en Cornellà, la ciudad más poblada del Baix, para ofrecer el servicio de comedor o que los casales de verano aprovechen la excusa del ocio para ofrecer y asegurar una ración a los niños y niñas que participan.
De hecho, cuando nos referimos a la ‘Pobreza’, en mayúsculas, hace falta mencionar los nuevos tipos de pobreza existentes hoy en día resultado de estos años de crisis: la pobreza de parte de la sociedad trabajadora, que pese a que disponga de algún contrato, normalmente temporal, sigue sin llegar a final de mes; y, en segundo lugar, la pobreza energética, es decir, que no se dispone de los ingresos suficientes para poder pagar los servicios mínimos de la vivienda, un agravio de la dignidad humana. Ante esta situación, las últimas elecciones municipales no han sido más que una nueva muestra del notable asqueo colectivo que prefiere una alternativa a la expresión “más vale bueno conocido que malo por conocer”. Si no, los partidos alternativos como Ciutadans o los afines a la ideología Podemos no hubieran obtenido tales resultados. Con este mismo espíritu, en Grecia se ha preferido ir por un túnel oscuro de incierta salida que no tirarse al barranco de la austeridad. Otra muestra del asqueo de la gente que cuando no tiene nada que perder, ni el miedo les echa atrás.
Pero volvamos al territorio. Aquí el optimismo y el aroma positivista están invadiendo la macroeconomía comarcal; sin embargo, con ciertos toques de atención que invitan a ser prudentes y mantener la cautela.
Por fin, más empresas
Después de seis años de caída de esta estadística, el Baix Llobregat vuelve a disponer de más empresas que el año anterior: a finales de 2014, había en el territorio 20.695 empresas localizadas en nuestro territorio, lo que significa un aumento del 3,5% interanual. Se rompe, así, la tendencia reduccionista que ha afectado a la comarca en este más de un lustro. Es, sin duda, el dato más relevante y más importante del último Informe Territorial de la Provincia de Barcelona, precisamente, por este cambio de tendencia.
No menos importante es la mejora de la ocupación: la estadística aumenta en un 3,8% cerrando el año con una cifra de 263.208 puestos de trabajo, el 12,1% de la provincia barcelonesa. De hecho, dicho dato está por encima de la media provincial que se sitúa la mejora de la ocupación en un 3,1%. Por sectores, la industria abraza al 17,6% de los puestos de trabajo de la comarca, con gran tradición industrial. De hecho, se encuentra también por encima de la media provincial (15%). En cualquier caso, es el sector servicios el predominante, como ya es habitual en nuestras sociedades modernas y urbanas, con una tasa de ocupación del 75,3%. La construcción (6,9%) y la agricultura (0,2%) completarían la lista en términos generales. En este sentido, gran parte de la culpa de la mejora en los datos de ocupación es del cambio de tendencia de la industria y la construcción que, tras sumar pérdidas en los últimos años, pasan a crecer en un 6,1% y en un 1,9% respectivamente.
El paro sigue cayendo
Con todo, el paro registrado ha disminuido un 9,5% en el 2014, siendo así el segundo año consecutivo que baja y quedando como la tercera comarca de la provincia con la menor tasa de paro.
Actualizando los datos al cierre del mes de junio, últimos datos de los que se dispone al cierre de esta edición, el Baix cuenta con 56.155 personas en paro (13,3%). Sea por el inicio de la campaña de verano o sea por el contexto positivo, lo cierto es que todos los municipios del territorio cierran el mes menos paro que en el mes anterior. Haciendo la comparación con junio de 2014, habría 6.770 nuevos trabajadores, lo que representa una mejora del 10,8%.
Pese a los buenos datos, cabe destacar un apunte interesante por lo que se refiere al perfil por edades de los parados, que es el gran número de ciudadanos mayores de 45 años sin empleo: un 6,5% es menor de 25 años; el 44,5% tiene entre 25 y 45 años y un 49% tiene más de esta edad adulta, edad compleja para volver a encontrar trabajo o reciclarse en nuevos sectores. De hecho, es la franja de edad que menos disminuye (-3,2%).
Por ello, la prudencia es, más que nunca, fundamental ante estos datos a los que se suma, por ejemplo, la alta tasa de contratos temporales (casi del 90%) y la pérdida de competitividad de la comarca, en comparación con otros territorios catalanes. lII
Retrocedemos de la tercera a la quinta posición en el ranking de competitividad comarcal
El Baix Llobregat obtiene el peor registro desde 2009 al perder dos puestos y bajar del podio de las 42 comarcas. Segrià y Tarragonés nos adelantan, mientras Barcelonés y Vallès Occidental mantienen la primera y segunda posición.
El Baix Llobregat pierde competitividad en favor de otras comarcas catalanas. El Vallès Occidental, con Sabadell y Terrassa como sus principales motores, se mantiene con mejores condiciones que el Baix Llobregat para la producción de bienes y servicios intensivos en conocimiento y tecnología. Por el contrario, nuestra comarca resulta más atractiva para aquellas actividades que priorizan las ventajas logísticas de la distribución, la cercanía a las infraestructuras de transporte y la disponibilidad de suelo.
Varapalo del Índice ADEPG 2015 de Competitividad Territorial, que sitúa al Baix Llobregat como la quinta comarca en el ranking catalán, perdiendo en solo un año dos posiciones hasta caer a la quinta en favor del Segrià y Tarragonés, que se colocan en tercer y cuarto lugar. En las dos primeras posiciones se mantienen Barcelonés y Vallès Occidental, aunque en el caso de la comarca a la que administrativamente pertenece L’Hospitalet, el informe señala que la puntuación obtenida los dos últimos años ha caído seis puntos debido a que cada vez concentra menos ventajas competitivas, en favor del resto de comarcas.
El Baix se descuelga por primera vez del top tres en el ranking de la competitividad catalana y cae a la quinta posición de un índice que no analiza el crecimiento ni el grado de desarrollo económico de las comarcas, sino que determina su posición en base a las condiciones que ofrece el entorno comarcal para favorecer la competitividad de las empresas.
Toma de decisiones
En definitiva, este análisis ayuda a la toma de decisiones en el ámbito de la planificación estratégica territorial y supone un instrumento también útil en el proceso de decisión de localización de las empresas, ya que se tienen en cuenta elementos como las infraestructuras de transporte y de telecomunicaciones, la disponibilidad de mano de obra cualificada, el acceso a los mercados, los servicios de apoyo a la producción y la disponibilidad de suelo, entre otros indicadores de un total de 45.
Los indicadores (ver gráfico adjunto) están desagregados comarcalmente, pero se agrupan en diez dimensiones, dos de ellas centradas en la sostenibilidad del modelo de desarrollo de los territorios y otras ocho en las condiciones de competitividad, que a su vez han sido agrupadas según si corresponden a los factores de producción, a las ventajas de distribución o a las condiciones de la demanda.
Sin dinamismo ni espíritu
La caída del Baix Llobregat a la quinta posición es en parte mérito del Segrià, que por primera vez se pone en tercera posición, ya que su rango se situó en anteriores ediciones entre la quinta y séptima posición.
En cuanto al Tarragonès, se ha mantenido en la cuarta posición. Un análisis de los aspectos más negativos que han arrastrado al Baix Llobregat a perder dos posiciones en el ranking de competitividad desvela que la comarca no tiene espíritu emprendedor ni dinamismo empresarial, al situarse por debajo de la media de Cataluña (posición 23 de un total de 41 comarcas). Otros aspectos negativos son la sostenibilidad medioambiental (22 posición del ranking) y la sostenibilidad social (puesto número 19).
La cualificación de los trabajadores y los recursos para la educación y la formación profesional son los factores de producción más negativos del Baix Llobregat, al situarse en el puesto 16 de las comarcas catalanas. En innovación y desarrollo tecnológico nos encontramos en la posición 9, mientras en acceso a los mercados de clientes y proveedores y acceso a la información, estamos en el sexto puesto, el mismo que la disponibilidad de polo de desarrollo e infraestructuras.
El Baix Llobregat se mantiene en el podio de las comarcas catalanas en infraestructuras de transporte y comunicaciones (segunda posición), gracias a que el territorio acoge el puerto, el aeropuerto y un importante nudo viario y ferroviario. En tercera posición también nos encontramos gracias a la disponibilidad de suelo y espacio para la actividad económica, por su gran número de polígonos industriales; la misma posición que en cuanto a volumen de mercado y de actividad, por la gran concentración industrial y de servicios.
Estrategias propias
El Baix Llobregat tiene que definir sus propias estrategias para lograr atraer las inversiones futuras, focalizando sus ventajas competitivas y definiendo sus propios nichos o especialidades en un mercado global. Este índice ayudará a los responsables políticos y económicos a tomar decisiones para elevar nuestra competitividad, un concepto poliédrico y multidimensional, más allá de los cuatro grandes factores del análisis económico clásico: el suelo, el capital, los recursos naturales y el trabajo. En este ranking se pone de relieve la importancia de la educación y la innovación tecnológica, lo que se denomina conocimiento, como factores subyacentes al crecimiento económico.
Ante el contexto actual de contracción de las economías comarcales y la rivalidad entre los territorios para atraer inversiones privadas, fondos públicos, turistas o actividades de renombre, mejorar los índices de competitividad es muy importante.
Entendida la competitividad como la habilidad de un territorio para crear y mantener más valor añadido a sus empresas y más prosperidad para sus habitantes y sin que sea una finalidad pos sí sola, sino una forma de elevar el nivel de vida e incrementar el bienestar social. De ahí su importancia. lII