En las cavas del holding Agroalimen, ubicadas en el corazón de Sant Esteve Sesrovires al estilo francés, se realiza el tiraje y el embotellado de vinos de segunda fermentación. Al no tener viñedos propios, los responsables de Roger Goulart llegan a acuerdos puntales con proveedores de uvas, sobre todo, de Guardiola de Font-Rubí donde cosechan la fruta emanada de la vid para hacer el vino base y llevarlo a la bodega de la familia Carulla.
Exportación oriental
Una vez elaborado el producto de larga crianza o no, la entidad baixllobregatina exporta el 80% de sus vinos al país nipón, principal consumidor de alimentos españoles como el cava, el vino, el jamón, el aceite de oliva y un largo etcétera. Pedro Muñoz, director de la compañía, ha apuntado que del total de la producción vitivinícola, sólo un 20% se comercializa en España y de este porcentaje un 5-6% pertenece a la comarca.
En 2014 la bodega catalana vendió 750.000 botellas en Japón y prevé mantener las ventas en los próximos años. El Rosé Cava, que tiene una crianza mínima de 18 meses, y el Brut son los cavas más venerados por los japoneses, ya sea por su calidad o bien por su personalidad. En la cola de ventas está el Semi Brut y el Gran Cuvée, un gran reserva brillante y transparente de 40 meses de crianza.
No más de 15 euros
En el ámbito local sus clientes son de venta directa y fieles, además “nos conoce mucha gente en el territorio” determina el director. Aun así, la catedral del cava lleva desde 1991 haciéndose un hueco en el mercado oriental y, aunque le ha ido muy bien, ahora ha de resurgir con nuevos productos porque “estamos notando más la competencia a pesar de que nuestros vinos no superan los 15 euros” evidencia Pedro Muñoz.
En este contexto de tener más presencia en el terreno nacional y conservar el liderazgo en Japón, Roger Goulart ha lanzado al mercado un edición limitada de monovarietales 100% de macabeo, parellada, xarel·lo y chardonnay. Estas cuatro delicias para el paladar entran a formar parte de la gama de cavas que ya tiene la compañía, todos de media-alta calidad.
Monovarietales exclusivos
El cava de uva blanca de grano dulce y mediano, macabeo, recuerda a una fruta blanca con aroma de pera y de sensación ligera, a pesar de sus 40 meses de crianza. No tiene intensidad y es bueno porque “hace salivar” determina el artífice de los vinos. No obstante, el xarel·lo tiene más profundidad y cuerpo. Es más denso y consistente lo que no lo hace tan fino.
Por otro lado, el cava hecho con uva de parellada es muy delicado y, para algunos, podría ser la “niña fea” porque es una variedad de racimo blanco en la que nunca se ha creído por verla incapaz de dar vinos a largo plazo. Posee un aroma floral que no se asemeja en nada al chardonnay, un cava intenso que recuerda a frutas tropicales y que es ideal para acompañar durante un ágape.
La acidez de un crianza
Roger Goulart tiene la esperanza de hacer más vinos de larga crianza. Además, desvela a El Llobregat que “el secreto de los grandes cavas está en buscar vinos con mucha acidez”, algo que nace en los viñedos. Sin embargo, su afán poder cautivar a los nipones se hace evidente en la nueva decoración del embotellado de las monovarietales donde predominan los colores, aspecto que gusta mucho a los orientales, recuerda el regente.
La entidad catalana elabora cava de calidad y augura producir grandes vinos de segunda fermentación de larga crianza, ya que cuenta con una capacidad de 2.100.000 de botellas de las que salen 900.000 unidades para consumir a lo largo del año.