Si seguim contaminant com fins ara... podríem tornar a l’antiga Roma
lunes 25 de enero de 2016, 21:24h
Després de l'any i l'hivern més càlid de la història, després de 90 dies sense ploure a Barcelona i la seva zona metropolitana i després del Congrés Mundial del Clima, la portada de El Llobregat i l'editorial estan dedicats a la qüestió mediambiental, una qüestió de present i no pas de futur
¿Quedará el sur del Baix bajo el mar en 2100?
Una de las noticias más relevantes que nos dejó el final de año fue el macro acuerdo entre 195 países en la Cumbre del Clima celebrada en París con el que se comprometían a dejar el planeta, a finales de siglo, con un aumento de la temperatura media inferior a los dos grados respecto a los niveles preindustriales.
El acuerdo se basa fundamentalmente en lo que se ha conocido como “contribuciones nacionales” de cada país.
En el momento del acuerdo, 187 de los 195 países firmantes habían hecho ya su propuesta, las cuales se antojaban del todo insuficientes ya que, con esas promesas sobre la mesa, la temperatura subiría hasta 3 grados.
Coches vetados en 2018 Regresando a lo local, las pruebas de que es necesaria una intervención que ya llega tarde es evidente tras el año 2015 más caluroso de la historia registrada, además de los 90 días sin llover que cuenta, al cierre de esta edición, Barcelona y su zona metropolitana. No ocurría desde el año 1928. El inusual invierno que hemos vivido ha trastocado todos los calendarios habituales de la vegetación y de la agricultura. Pero es que, incluso a nivel de protección civil, existe riesgo de incendios en esta época del año, debido a la sequedad de la vegetación y a la falta de lluvia. Lo de este invierno ha sido tan grave que el Área Metropolitana de Barcelona estudia vetar a los vehículos diésel anteriores al año 1996 circular por todo el anillo metropolitano, compuesto por 36 municipios, en una drástica decisión para reducir los altos niveles de polución de nuestro territorio.
Es preciso hablar, en este punto, del proyecto realizado por científicos y periodistas de todo el mundo a través de la organización sin ánimo de lucro Climate Central, con el que han elaborado un mapamundi que recoge como quedaría nuestro planeta con un incremento de la temperatura mundial de entre 2 y 4 grados; además de las consecuencias de una contaminación no controlada y de niveles extremos de dióxido de carbono en la atmósfera.
La premisa es sencilla y conocida. La contaminación genera un efecto invernadero en la atmósfera con contaminantes que no dejan salir los rayos solares, calentando, por tanto, el planeta. El aumento de temperatura deriva directamente en la descongelación de los polos, con lo que sube el nivel del mar.
De esta manera, debido a que el sur del Baix Llobregat coincide con la desembocadura del Llobregat y, por tanto, es una zona muy llana, las consecuencias serían destacadas: el Mediterráneo llegaría a cubrir toda la zona sur del Parc Agrari envolviendo la ciudad de El Prat de Llobregat y el Aeropuerto, que quedarían anegados por la crecida del nivel del mar. De hecho, la costa llegaría hasta la ciudad de Sant Boi y Cornellà, alrededor del Centro Comecial Splau. En general, la C-32 marcaría la frontera, siendo superada en algunas zonas.
Este sería el caso más extremo. Pero es que, incluso, en el caso de subir la temperatura en dos grados, la mayor parte de esta zona quedaría bajo la llegada del mar. Y para ello no hace falta esperar al 2100, sino que las primeras consecuencias podrían ser visibles en el año 2050; menos de cuatro décadas. III
Mentiras que pudren el planeta
“Si en 2050 no funcionamos con energías renovables habitaremos un mundo incompatible con la vida”
El ingeniero Carles Riba advierte de las consecuencias tempranas si no se reducen los niveles de CO2 y otros contaminantes. Los “intereses de los grandes consorcios de la energía” y el derroche en el consumo son los motivos de la ceguera colectiva
Su interés por el medio ambiente comenzó de manera casual, cuando un alumno de doctorado le invitó a dar una conferencia sobre ecología aplicada al diseño. Entonces, este doctor en Ingeniería industrial comenzó una labor de investigación que le dejó perplejo: “el discurso oficial no coincidía con lo que figuraba en las bases de datos” de las agencias de energía del gobierno norteamericano y la Organización Europea para la Cooperación Económica (OCDE).
Peor todavía, Carles Riba Romeva (Mallorca, 1947) descubrió algunas “trampas” en la forma de clasificar y cuantificar los datos, algo que le llevó a seguir indagando y publicar, en 2011, el libro “Recursos energètics i crisi. La fi de 200 anys irrepetibles”. Sin embargo, esto tampoco satisfizo a este profesor de la Universitat Politècnica de Catalunya desde 1971, alcalde de Sant Joan Despí entre 1979 y 1983 y presidente del Centre d’Estudis Comarcals del Baix Llobregat entre 1995 y 2013, entre otros cargos. Por eso preside, desde 2012, el Col·lectiu per a un Nou Model Energètic i Social Sostenible (CMES), para alertar del agotamiento de las energías no renovables y facilitar la transición hacia un modelo energético basado en las renovables. Y desmontar todas las “mentiras podridas” que se vierten sobre el tema, a costa de la salud del planeta.
Todas sus afirmaciones se basan en datos contrastados. Y lo primero que destaca es que somos más dependientes de las energías no renovables de lo que nos pensamos, pues el uso mundial de petróleo, gas, carbón y energía nuclear ronda el 80%. Catalunya se halla en una situación especialmente complicada, pues más del 60% de la energía que consumimos proviene de combustibles fósiles cómo el carbón o el petróleo, lo cual generó una factura de 8.000 millones de euros en 2012, en plena crisis económica. Porque nuestro país carece prácticamente de reservas, que son totalmente nulas en Catalunya, y ha de pagar por ellas. Y lo peor de todo es que las reservas mundiales se están agotando, mientras que la población y el consumo siguen creciendo. A este ritmo, Riba calcula que el petróleo se agotará en 30 años; el gas y el uranio, en 35; y el carbón, en 2060. Además, utilizar esta última fuente “implicaría una contaminación difícilmente compatible con la vida humana”.
Transición inevitable La relación entre energías no renovables y cambio climático es “total”. La quema de carbón, petróleo y gas, por este orden, aumenta los niveles de CO2, hecho que repercute indirectamente en el aumento de la temperatura del planeta, pues se forma una capa que impide que salgan los rayos del sol. Sin embargo, lo que más le preocupa son el resto de elementos contaminantes que se liberan en el proceso de creación de energía y la destrucción de bosques y espacios naturales. Por eso sentencia sin atisbo de duda que la transición energética “no es una elección. Lo que puede ser una elección es cómo nos acercamos, cómo la hacemos”.
Los recursos no son ilimitados ni el tiempo tampoco. Carlos Riba y otros expertos como Ramon Sans Rovira han calculado que si en 2050 no estamos adaptados completamente a las energías renovables, provenientes del sol, el aire o el agua, entonces estamos abocados a modificar radicalmente nuestro ritmo y calidad de vida. Algo que no pasaría si se hiciera una transición energética progresiva.
Ceguera colectiva Por eso le parece ridículo y un auténtico “eufemismo” que en la Cumbre del Cambio Climático de París de 2015 todo se reduzca a dejar de emitir CO2 y no a ir a la raíz del problema: que se agotan las energías no renovables y que las renovables son eficaces y eficientes.
La raíz de esta ceguera colectiva parece residir en un doble motivo. Por un lado, los intereses de “los grandes consorcios de la energía”, que no quieren perder el control de la energía. Por otro, la necesidad de cambiar de mentalidad y ser más moderados en el consumo. Por eso sostiene que “hemos de pasar de una energía de stock a una de flujo”, donde cada uno gaste sólo lo que necesite y se adapte al ritmo que marque la naturaleza.
La cuestión reside, como bien expone, en si (nos) interesa seguir siendo “consumidores” o convertirnos en “ciudadanos”. En este sentido, Carles Riba confía en que el nuevo gobierno que se forme en Cataluña continúe creyendo en la necesidad de un Pacto Nacional por la Transición Energética. III
Un ingeniero mecánico de Cervelló inventa un dispositivo capaz de reducir las emisiones de gases contaminantes
O3 Protégelo aminora en un 80% los gases residuales más peligrosos para la sociedad: el NOX, CO y las partículas PPM. Las automovilísticas prefieren conocer la técnica de este producto eco eficiente “antes que comprarlo”. El equipo se vende en Vallirana, Cornellà y Sant Feliu de Llobregat, pero la intención es que un taller de cada ciudad lo suministre
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“Se me cae el alma al suelo cuando desde mi pueblo miro hacia Barcelona y veo los altos niveles de contaminación”. Bajo esta premisa, Isidro Moreno dio vida hace 8 años a O3 Protégelo, un mecanismo pionero en el mercado que se instala en todo tipo de motores diésel y gasolina con el fin de mermar en un 80% los niveles de CO, NOX y las partículas de residuos sólidos (PPM), unos gases altamente contaminantes para la sociedad y que salieron a la luz gracias a las irregularidades de Volkswagen.
Al ver el latente desafío medioambiental, las injusticias como la de la automovilística alemana, que modificó los softwares de algunos motores de gasóleo para perturbar las emisiones residuales en las inspecciones, y la viabilidad del producto, el ingeniero mecánico decidió constituir su empresa en abril de 2015 para vender y dar a conocer el dispositivo. Esta solución es fruto de una aventura personal: “en mi coche monté el aparato para ver los efectos que tenía y vi que el tubo de escape dejaba de oler. Y seguí adelante”.
Reducir las emisiones Según el artífice, O3 Protégelo está dando “resultados” en su fase de pruebas: ahorra hasta un 20% de combustible; reduce en casi un 80% las emisiones de gases contaminantes; protege el circuito de combustible, la válvula ERG, el filtro de partículas y catalizador; aumenta la potencia del vehículo; y, en definitiva, mejora la vida del motor, un gran desconocido. Isidro Moreno apunta que cuando hay una mala combustión, “todos los sistemas anticontaminantes crean un tapón provocando que el coche humee, lo que genera una mayor polución”.
Pero ¿dónde está el truco? El contacto del metal, que hay en el interior del dispositivo, con los hidrocarburos es lo que hace que se reduzcan las emisiones de gases contaminantes. Isidro Moreno detalla que “un catalizador de humos es una rejilla con conductos de cerámica bañados en óxido de platino a través de los cuales pasan los humos. En el momento en el que entran los gases en contacto con el óxido de platino hay una ruptura de la molécula que se descompone permitiendo una combustión más limpia”.
Quemar combustible La empresa tiene su sede en Sant Feliu de Llobregat, e Isidro Moreno se ha apoyado siempre en José Manuel Núñez, delineante que le ha ayudado en el proceso de desarrollo del equipo. Ambos coinciden en que su mecanismo “se sustenta en el principio de que todos los combustibles no se queman”. El mecánico reconoce que los motores de hace 20 años atrás quemaban “igual de mal que los de ahora”, lo que genera humo. Para entenderlo, esta humareda es combustible no quemado y, por lo tanto, inaprovechable: “si compras un litro de gasolina aprovechas sólo un 80% y el resto sale por el tubo de escape en forma de contaminación”.
Con este dispositivo, Isidro Moreno ha conseguido que se queme del 90% al 98% del combustible, lo que ensucia menos el medio ambiente y aporta hasta un rendimiento del 20%. Por el momento, el fundador ha solicitado a varias empresas públicas y privadas que prueben el dispositivo y “estamos a la espera de que nos certifiquen el aprovechamiento en el consumo”. En cuanto a instituciones públicas, ya lo han probado Barcelona Activa y algún que otro departamento de Medio Ambiente, y su respuesta ha sido “positiva”.
Limpiar los puertos “Los puertos son bastante contaminantes por todos los elementos que lo hacen funcionar”, destaca el ingeniero. De hecho, las grúas que mueven los contenedores son de diésel y llevan motores de 500cv (motor de camión). Esto implica que 40 grúas funcionando a la vez emiten una “barbaridad” de gases contaminantes al medio ambiente. En la actualidad, el Puerto de Barcelona está pendiente de adquirir este dispositivo, aunque aún no se ha confirmado la compra.
Bajo la estrategia de eco eficiencia medioambiental, Isidro Moreno ha fabricado tres modelos: O3 Protégelo Car para turismos, furgonetas, embarcaciones ligeras, carretillas elevadoras y otros que cuesta 145€; O3 Protégelo Van sirve para camiones de hasta 4.000 cc de PMA y todoterrenos (230€); y O3 Protégelo Pro, instalable autobuses, generadores y barcos (305€).
Cada dispositivo dura dos años en el coche y, a día de hoy, se han vendido alrededor de 4.000. De ese total, un 50% se han instalado en el Baix Llobregat y el resto entre el conjunto de Cataluña y Andalucía. Por el momento, la empresa se está abriendo camino en China a través de una entidad mediática con sede en España. Según el director del proyecto: “tenemos un contrato con ellos y con un banco chino que invertirá capital para poder distribuir nuestros productos en el continente asiático”. También son objetivos clave: Holanda, Alemania, República Dominicana, Sud América y EEUU.
José Manuel Núñez, responsable de comunicación de O3 Protégelo, señala que la idea es que como mínimo un taller por municipio tenga el dispositivo. Hasta el momento, sólo tres talleres, situados en Vallirana, Sant Feliu de Llobregat y Cornellà, han incorporado la herramienta. Los expertos alertan de que el equipo debe instalarlo profesionales, conocedores de su ubicación. El aparato debe colocarse en el tubo del combustible y se encajan los conectores, un proceso “muy fácil”.
Sin acuerdo Por otro lado, los responsables del proyecto se han puesto en contacto con fabricantes automovilísticos de la comarca para que compren el dispositivo. Sin embargo, Isidro Moreno asegura que prefieren la técnica al aparato, es decir, “quieren saber lo que hay dentro, cómo se hace, antes de comprarlo, ya que ellos tienen un departamento de I+D que puede hacerlo perfectamente”.
Algunas compañías han manifestado su satisfacción respecto al producto gracias al ahorro de combustible. Un ejemplo de ello es la Comunidad de Regantes de Jaén, que instaló el dispositivo en una bomba extractora de agua para el riego y reconoció haber obtenido un mejor consumo durante junio, julio, agosto y septiembre de 2014 invirtiendo 65.749 litros/gasóleo, cuando en 2015 gastaron 6.108 litros menos. Otra de las empresas que ha probado el producto es Nacex, que reconoce que antes de usar el aparato tenían una “pérdida de rendimiento del 30%” cuando ahora aprovechan un 95% del rendimiento de su flota de vehículos.
Multitud de instituciones se ha volcado en salvaguardar el medioambiente reduciendo la contaminación. Para José Manuel Núñez, reducir la velocidad a 70km/h en la M30 de Madrid es un “remedio temporal” que no solventa el problema porque siguen saliendo coches diésel al mercado.
En cuanto a los vehículos eléctricos, tanto Isidro como José Manuel coinciden en que “la tecnología no está lo suficientemente avanzada, aún le faltan 10 años para solidificarse”, subrayan. III
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