Vamos mal cuando se aplaude el insulto, la calumnia y la blasfemia.
Vamos mal cuando las personas se llenan la boca hablando de pluralismo, tolerancia, diversidad, interculturalidad y convivencia pero luego no los practican.
Vamos mal cuando se quiere convertir en admirable el comportamiento antisocial y la extravagancia.
Vamos mal cuando los representantes políticos ven con simpatía la burla de las convicciones o creencias religiosas.
Vamos mal cuando los que matan con las palabras pretende ser víctimas y a las víctimas se le trata de represores de la libertad de expresión.
Vamos mal cuando se presentan como dialogantes quienes ofenden y se descalifica como reaccionarios a quienes son ofendidos.
Vamos mal cuando se descargan furibundos ataques contra la religión católica y se promociona el año nuevo chino.
Vamos mal cuando se calla ante las heridas provocadas a la cohesión social y se alaba lo friki o estrafalario.
Vamos mal cuando se exalta la obscenidad, lo soez y lo vulgar, mientras la bondad se arrincona.
Vamos mal cuando algunos se entretienen sembrando vientos, ¿cuánto tardarán en llegar las tempestades?
Después de hacer las cosas tan mal no nos extrañemos que luego se pida a Càritas o a instituciones de la Iglesia Católica que vengan a arreglar el desaguisado.
Menos mal que, de momento, el artículo 525 del Código Penal Español dice: “incurrirán en la pena de multa de ocho a doce meses los que, para ofender los sentimientos religiosos de los miembros de una confesión religiosa, hagan públicamente, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento, escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen, también públicamente, a quienes los profesan o practican”.
Habrá quien piense que hablar de los ataques contra las creencias religiosas es darle publicidad y mejor sería no comentarlo. Sin embargo, el ejemplo de los judíos me hace pensar que no puede dejarse pasar un ataque injusto sin protestar. Hay que denunciar la agresión, verbal o física, la falta de respeto no es algo de poca importanciapalabras obscenas y soeces palabras obscenas y soeces si queremos convivir en paz.