Treinta minutos. Ése es el tiempo que tengo para informarme de lo acaecido en los últimos días y escribir este artículo. ¿Por qué tan escaso tiempo?, pues porque estoy en el aeropuerto de Dusseldorf, esperando a embarcar en el avión que me lleve de vuelta a casa, y al parecer, las autoridades aeroportuarias alemanas estiman que treinta minutos es el tiempo máximo de uso de wifi gratuita que pueden “regalar” a los usuarios de sus instalaciones.
Es pues la suya una amabilidad contenida, ahorrativa, muy alemana al fin y al cabo. Es muy poco tiempo, porque si bien me he mantenido en el dulce estado de la incomunicación vacacional apenas cuatro días, diríase por el aluvión de informaciones que acuden a mi Tablet en este momento que hace un siglo que no sé del mundo exterior. En este fin de semana largo los británicos han decidido salir de la Unión Europea y con ello, de paso, cargarse las raquíticas ganancias que llevaba acumulado mi plan de pensiones… Misterios de esa macroeconomía que nunca entenderé pero que inevitablemente siempre acabará afectando a mi bolsillo y no al de los ricos y poderosos.
Mientras, en España las elecciones demuestran una vez más que el nuestro es un pueblo sabio, -o al menos eso, supongo, es lo que se espera que afirme un columnista políticamente correcto-. Sólo desde esta sabiduría demasiado profunda y oscura para ignorantes como el que aquí escribe puede entenderse que haya ganado un partido con un líder cuyo único mérito en este periodo entre elecciones ha sido el de no equivocarse en nada, pues ya se sabe, quien nada hace, en nada yerra. El sopor de don Mariano ha tenido su justa recompensa en forma de aumento de votos y escaños. Es ésta, con todo, una victoria que, a quien más debería hacer reflexionar es desde luego, a sus contrincantes, pues si con todo lo llovido y caído en este país, no han podido con un rival que se ha limitado a dormitar, quizá deberían pensar que los auténticamente incompetentes son ellos.
En nuestro Baix Llobregat, un poco en la misma línea que el resto del país, aunque aquí Podemos parece haber mantenido el tipo mejor que en otros lugares, ya se sabe, el ingenuo optimismo de los habitantes del Baix resulta prácticamente inasequible al desaliento, aunque Pablo Iglesias haya decidido para mayor gloria de su inconmensurable ego, “pasar” de la campaña electoral y dedicarse a aparecer sin descanso ni pudor en todo tipo de programas por todas las cadenas de televisión habidas y por haber hasta conseguir hartar a todos, amigos y enemigos. Por si todo esto fuera poco, los gritos de un grupo de barbilampiños italianos pegados al televisor de uno de los sofisticados y carísimos bares de este aeropuerto me informan de que Italia nos ha eliminado de la Eurocopa.
Pero no teman, no todo va a resultar negativo en este artículo, buscando y rebuscando encuentro una noticia esperanzadora. Amazon, sí esa empresa que ha acabado con las librerías de medio mundo, abrirá un centro logístico en nuestra comarca en el 2017. ¡Loado sea el Señor, esa sí es una buena noticia! No un centro de desarrollo tecnológico dónde nuestros universitarios puedan desarrollar todos sus conocimientos, ni siquiera un centro de innovación, ¡qué vulgaridad!, Amazon regala a la comarca un centro logístico donde probablemente un millar de jóvenes, encontrarán por fin ese trabajo rutinario y alienante por el que recibirán su primer sueldo mileurista para así poder malvivir a partir de ahora. Imagino que una noticia como esta habrá sido acogida con júbilo por nuestros políticos locales que tacharán de poco realistas a quienes mostremos nuestro escepticismo ante la cuestión. Realmente hay días en los que uno debería renunciar al wifi gratis y seguir de vacaciones… III