He buscado la palabra “mansalva” en el diccionario y significa “estrenos de cine el último fin de semana”.
O sea que dejamos para otra la pretensión de ser breves y dos veces buenos en este Martes Crítico. Resumimos, no obstante, y nos comemos de entrada quince de esos estrenos o más, y enfocamos la voracidad crítica de este fin de semana en fundamentalmente dos: el de Fernando Trueba, con “La Reina de España”, muy decepcionante para el grueso, o hueso, de la crítica, como es el caso, y el de “Aliados”, por el tándem Brad Pitt- Marion Cotillard, que traía una miga especial. A Fernando Trueba le han dado hasta en la niña de sus ojos, pero comenzamos el repaso por la crítica más amable que ha tenido, la de Francisco Marinero, en el Mundo, que ha sabido realmente navegar por la película.
Francisco Marinero, en El Mundo:
La recreación de la España de Franco es de una precisión admirable, tanto en el aspecto decorativo como en el ambiental de un Estado represivo de las costumbres y la política, y la trama es semejante a la que antes tuvo lugar en la Alemania de Hitler y sirve para celebrar otra tradición: la mejor de la comedia española, con unos actores secundarios que con su sola presencia crean personajes memorables sin incurrir en la caricatura fácil.
A partir de aquí, con más o menos contundencia, un zasca tras otro:
Beatriz Martínez, en El Periódico
Los seres que habitaban ‘La niña de tus ojos‘ han quedado reducidos en ‘La reina de España’ a unas meras caricaturas sin chispa ni gracia, como si se tratara de sombras que pululan por un decorado artificial en el que se vislumbran los hilos de una tramoya lánguida y añeja, tan mohosa como inerte.
Carmen Lobo, en La Razón:
El director cuenta otra vez con un reparto de cómicos extraordinario donde destacan la interpretación de Antonio Resines salpicada de amargura y una Penélope Cruz que parece nació para interpretar a esta diva andaluza y malhablada, con permiso de Raimunda, una mujer de armas tomar a medio camino entre Sophia Loren y Sara Montiel, aunque el guión carece de la suficiente fuerza, de cohesión, parece desordenado, y le falta parte del insolente desparpajo y descaro de la primera.
Ruiz de Vilalobos en no Solo Cine:
“La reina de España”, de Fernando Trueba. Decepción total. Intento de seguir la línea de “La niña de tus ojos”, ambientado la historia en la España de los años 50, durante el rodaje de una superproducción americana. Un cúmulo de tópicos y de lugares comunes a partir de un mal guión del propio Trueba y pese al reparto de lujo, con Penélope Cruz a la cabeza, la película chirría de principio a fin.
Lluis Bonet, en La Vanguardia:
Era prácticamente imposible conferir autenticidad a una obra tan ansiosa de acumular gags divertidos y retos emocionales en una historia que se dilata en exceso y finalmente resulta repetitiva.
Javier Ocaña, en El País:
Trueba no acaba de trenzar la unión entre las peripecias de los estadounidenses de rodaje en España y el encarcelamiento en Cuelgamuros de uno de los de los personajes, ni la fusión entre la película de dentro y la de fuera. Las situaciones relacionadas con la homosexualidad bordean el desastre, los guiños cinéfilos tienen gracia esporádica y la puesta en escena y montaje del clímax de la evasión son muy mejorables.
Yo en ABC titulé mi crónica El Valle de los alicaídos:
Ya no está Juan Luis Galiardo, una pena, y no está Rafael Azcona en su guión, una auténtica desgracia para la película. A Trueba se le dan más que bien la luz y la visualidad y ambientación de la época, y se le aprecia que tiene un «relato» al respecto, el cual impregna de estereotipo no ya a los personajes (que ya lo traían) sino sus diálogos y a su visión de la Historia (el ejemplo más sobado es el del aseo de la Reina Católica), aunque consiga, a veces, trastocar el cliché en algo gracioso (los motivos reales del llanto del Rey Moro, al menos el de su intérprete,el gran Jorge Sanz, en el rodaje)… «La Reina de España» es un film de historia deslavazada, con una intriga como cantada en falsete, pero no da una impresión de soltarse realmente la melena hasta ese momento cumbre entre Macarena Granada y el general Franco, cuando Penélope Cruz le escupe una fresca, bien fresca, al relamido Carlos Areces, en una especie de «misión cumplida», no tanto de la película como de su intención.
La película de Zemeckis, “Aliados”, paga su culpa de quererse parecer a “Casablanca”:
Nando Salvá, en El Periódico:
El director Robert Zemeckis mantiene un ojo puesto en Hitchcock y otro en ‘Casablanca’ (1942), pero no posee ni la habilidad del británico para generar suspense ni la capacidad de Michael Curtiz capturando emociones genuinas. A falta de urgencia dramática, eso sí, la película ofrece exuberancia y glamur para aburrir.
Luis Martínez, en El Mundo:
Empezar en Casablanca una película bélica debe de ser como localizar una novela de caballerías en La Mancha. Robert Zemeckis regresa en Aliados a uno de esos raros y prodigiosos artefactos de los que tanto gusta. La idea es confeccionar una película en la que el clasicismo antes que un adjetivo sea el sustantivo. Toda ella quiere ser perfecta en la reconstrucción del mecanismo que anima sentimientos tales como la nostalgia. O la melancolía. O esa enfermedad algo más imprecisa, aunque dulce, llamada cine.
Oti Rodríguez Marchante, en ABC:
“Aliados” es una bonita historia, hecha con el mejor de los gustos, con la epidermis perfecta, pero sin esa capa de crema hidratante que protege de la erosión del tiempo a las películas legendarias.
En La Vanguardia, Jordi Batlle Caminal argumenta de excelente forma, a propósito de esta película, los encuentros en tres fases de Zemeckis con Spielberg, y consigue arrancarla de un fango que no se merece:
La textura de sus imágenes y el tono de la puesta en escena, además de a Spielberg, remiten a Clint Eastwood: elegancia, sobriedad expositiva, transparencia; vamos, a la liga de los narradores puros.
Mejores comentarios ha tenido el estreno de “Los exámenes”, del rumano Cristian Mungiu:
Nando Salvá, en El Periódico:
La nueva película de Cristian Mungiu es no solo devastadora como radiografía de una sociedad en la que nada funciona excepto favores, sobornos y corruptelas, sino también muy elocuente al recordarnos qué peligroso es decidir que por un fin noble vale la pena mancharse las manos.
Alberto Luchini, en El Mundo:
Haciendo gala de su habitual magisterio con el plano secuencia, Mungiu desgrana, con una cadencia cuasi perfecta que parece medida por un metrónomo, escenas intensas y dolorosas para componer un fresco aparentemente muy local pero de una universalidad absoluta.
Sergi Sánchez, en La Razón:
… En “Los exámenes”, que debería entenderse como una prolongación de la obra maestra que le lanzó a la fama (“4 meses, 3 semanas y 2 días”), Mungiu quiere demostrarnos que el capitalismo neoliberal no ha salvado a los rumanos de los fantasmas de la dictadura, que siguen trabajando en la sombra para perpetuar sus malas costumbres”.
Y, por último, Nuria Vidal, que en su blog hace un poti-poti en el que, ante el “mansalva” del fin de semana, habla en formato twit de unos cuantos estrenos:
Nuria Vidal:
Se han estrenado esta semana !17 películas¡ Es imposible verlas todas, ni siquiera nosotros, los críticos, llegamos a hacerlo. Así que he decidido recomendar en una línea las que me parecen más interesantes de las que he visto.
Gimme Danger, de Jim Jarmusch, para conocer la persona que hay detrás de La Iguana Iggy Pop.
Bar Bahar, de Maysaloun Hamoud, para descubrir que hay una vida moderna y normal en Tel Aviv donde viven las tres mujeres palestinas protagonistas.
Los exámenes, de Cristian Mungiu, para comprobar que las corruptelas en el mundo heredado del comunismo empiezan por cosas muy pequeñas y con las mejores intenciones.
Aliados, de Robert Zemeckis, para apreciar los esfuerzos de Brad Pitt y Marion Cotillard por ser dignos herederos de Ingrid Bergman y Humphrey Bogart.
Pues eso, como de aquí a que se acabe el año estrenarán cerca de otro centenar de películas, insisto en la idea de organizar una Ong que abogue por los derechos de los críticos y que esté vigilante para que no sufran ni acoso ni maltrato. O sea, como las focas.
Oti Rodríguez Marchante
@OtiRMarchante
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