De la misma manera que la telefonía ha pasado de ser un servicio estrictamente de voz a ser un verdadero gestor de datos o plataformas audiovisuales, con toda una gama, por tanto, de servicios detrás, la convergencia tecnológica sigue buscando complicidades en otros sectores que están sentando las bases de un nuevo modelo de futuro, disruptivo, con inquietudes, necesidades y enfoques distintos.
Uno de estos sectores clave es el de la automoción –fundamental en el Baix Llobregat y en toda la zona metropolitana de Barcelona- que sigue avanzando en dibujar la movilidad del futuro.
Un futuro que pasa por el coche conectado y por el vehículo eléctrico, pero, sobre todo, por el cambio de rol tradicional de las automovilísticas que dejarán de ser estrictamente fábricas de coches para convertirse en proveedores de servicios de automoción; un enfoque revolucionario en el sector que ubica al conductor en el centro del paradigma: “Se trata de considerar al cliente como un usuario y no como un propietario en el negocio del automóvil”, ha dicho recientemente el presidente de Seat, Luca de Meo, en el XXXI Encuentro de Automoción de IESE. “El coche conectado es la prioridad de Seat en cuanto al negocio y en cuanto a la hoja de ruta tecnológica”. Y ha matizado: “El objetivo es conectar al usuario con el concesionario, con las infraestructuras y a todos los elementos entre ellos”.
Y Seat aspira a liderar este segmento de negocio revolucionario para el sector y que se tendrá que ir concretando con nuevas medidas concretas, pero, sobre todo, con el cambio de enfoque global y la coordinación entre todos los actores sociales implicados: administración, empresas tecnológicas, compañías de automoción, pero también otros agentes relacionados. En este sentido, la compañía ubicada en Martorell ha presentado, en el ‘Smart City Expo World Congress’, el ‘Ateca Smart City Car’ un proyecto pionero que facilita la búsqueda de aparcamiento. El sistema envía información sobre aparcamiento a una aplicación móvil; el mismo capta información del entorno gracias a una serie de sensores que pone a disposición del usuario con la aplicación ‘Parkfinder’, de Seat y el ‘hub’ de investigación e innovación en movilidad urbana Carnet.
Tras un acuerdo de colaboración con Barcelona y Cellnex Telecom, esta nueva tecnología se podrá desarrollar en la ciudad condal lo que ha servido a Luca de Meo, presidente de Seat, para centralizar Barcelona como protagonista en el futuro de la automoción: “Barcelona representa la mejor ciudad para investigar soluciones de movilidad en el ámbito de las ‘smart cities’, gracias a sus dimensiones, tejido industrial y a la presencia de ‘startups’ que impulsan la innovación”.
En el marco del congreso sobre ciudades inteligentes, el presidente de Seat hablaba de formar parte de una especie de ‘club’ en el que puede comprar un coche por Internet y recogerlo unos días después, pagando una cantidad fija al mes, no tanto por el coche, sino por un servicio, lo que le permitiría olvidarse del seguro y del mantenimiento. Y es que el vehículo se cambiaría cada dos años. Además, como cualquier abonado a un servicio, podría recibir todo tipo de ofertas, promociones para renovar su teléfono inteligente, por ejemplo, o servicios extra como controlar electrodomésticos desde el coche (calefacción o aires acondicionados especialmente), pagar aparcamientos sin bajar del coche o facturar el equipaje de manera rápida antes de coger un avión. Como se pueden imaginar, las posibilidades son infinitas.
Lo que sí es evidente es que, de esta manera, De Meo ha abierto definitivamente la puerta al coche compartido; tendencia al alza. De hecho, la marca ha avanzado que en 2017 llevará a cabo un proyecto piloto de servicio de ‘carsharing’ para sus más de 14.000 empleados. De esta manera, Seat Connected Sharring permitirá el uso de la flota corporativa de coches cuando estén operativos, además del intercambio de vehículos entre particulares y la posibilidad de que los empleados puedan compartir desplazamientos.
Toque a la administración
El otro pilar fundamental de la automoción del futuro es el vehículo eléctrico. Desde hace años estamos habituados a verlos por nuestras carreteras, pero continúan siendo una extensión. Es el momento de iniciar su generalización y para ello es fundamental contar con la infraestructura adecuada.
Para hacernos una idea, Nissan estima que en 2025 el 10% de los vehículos que venda serán eléctricos, frente al 1 o 2% de la actualidad. Para que esta explosión del coche eléctrico se produzca –en este contexto de movilidad sostenible y limpia que se busca en la zona metropolitana de Barcelona fundamentalmente-, el vicepresidente de Nissan Europa, Frank Torres, ha reclamado a las administraciones competentes acelerar la infraestructura de recarga de este tipo de vehículos. “Falta infraestructura de recarga. No puede ser que los gobiernos pidan a los fabricantes que bajemos las emisiones y que después ellos no hagan nada”, ha dicho en el mencionado encuentro de automoción de IESE. “No quiero decir que tengan que hacerlas ellos, pero sí deben impulsarlas”.
La multinacional japonesa, afincada en la Zona Franca, es líder en la apuesta por el vehículo eléctrico, así que los esfuerzos están puestos en impulsar la autonomía del vehículo. Como ejemplo, Torres ha anunciado el próximo lanzamiento, en 2017, de un mecanismo en el Qashqai que permitirá la conducción autónoma en autopista sin cambiar de carril. Este mecanismo se verá mejorado en 2018 con el cambio de carril en autopista y se espera que, en 2020, se pueda lanzar diez modelos no Premium con un sistema autónomo capaz de gestionar las intersecciones en las grandes ciudades.
De la misma manera que Seat, Nissan considera que “no se puede dar la espalda” a la tendencia del vehículo compartido, segmento en el que la multinacional ha iniciado también una prueba piloto en París, para este 2017. En paralelo, Seat cuenta ya con un prototipo de modelo eléctrico que estima tener en 2019, con el que pasaría a ser la sexta referencia en la lista de producto eléctrico español.
En cualquier caso, es evidente que los dos activos importantes del territorio en automoción –Seat y Nissan- consolidan el coche conectado y eléctrico como cimientos del nuevo modelo de la automoción; todavía con mucho camino por recorrer y con muchas incógnitas por resolver.
Democratizar el eléctrico
El segmento del vehículo eléctrico va a ser tan importante que el presidente de Volkswagen-Audi España, Francisco Pérez Botello, ha augurado “un futuro complicado” al imperio eléctrico de Tesla. Pese a que la compañía estadounidense -fabricante exclusivamente de coches eléctricos- aporta como valor añadido la calidad y la duración de sus baterías, lo que le ha catapultado a otra liga superior al resto, Pérez Botello ve a los fabricantes tradicionales capaces de hacer frente con una oferta competitiva en coches eléctricos: “Le veo un futuro complicado a Tesla si todas las marcas le dan una respuesta como la nuestra”.
La respuesta de Volkswagen-Audi España, ubicados en el polígono Mas Blau II de El Prat de Llobregat, se va a concretar con un eléctrico ‘premium’ en 2018 con autonomía de 500 kilómetros y con un ‘semipremium’ en 2020 que saldrá con un precio similar al del Golf turbodiésel. De esta manera, la filial española ayudaría a democratizar el uso del vehículo eléctrico en nuestras ciudades.
Infraestructuras insuficientes
La falta de infraestructuras es el gran quid de la cuestión. Mientras que los fabricantes han hecho importantes inversiones por digitalizar e innovar en sus modelos y mientras que las empresas tecnológicas avanzan con la misma rapidez que caducan sus tecnologías por otras mejores, las ciudades continúan sin estar preparadas para tanta modernidad. El coche eléctrico está indispensablemente ligado a los puntos de recarga (y a la capacidad eléctrica de la red) o la conectividad de los vehículos dependen de sistemas externos o sensores. No hablemos ya de regulación.
El caso es que el futuro de la movilidad pasa inevitablemente por un nuevo concepto de sociedad, entendida como una red de distintos actores que coordinados conduzcan a una misma realidad; a saber: fabricantes, administración, ámbito de conocimiento e, incluso, ciudadanía. Falta, en este sentido, una mayor concertación entre los dos primeros actores; fundamentales y que sigue sin darse. Si esto no es así, todo quedará, prácticamente, en un terreno teórico con difícil aplicación. Sea el futuro que sea, en cualquier caso, el sector de la automoción ha demostrado su fortaleza tanto en el Baix Llobregat como en Cataluña y España.
El sector puede con más
España está viviendo un “momento dulce” en el sector de la automoción. Así lo cree el presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac) y director general de General Motors en España, Antonio J. Cobo, que lo achaca a la posición competitiva y a la inversión hecha por parte de los fabricantes instalados en el país.
Cobo coincide en los retos fundamentales del sector –electrificación, conectividad, car sharing y digitalización-, pero no pierde de vista las ventas.
En este sentido, la entidad considera que España aspira a fabricar más de tres millones de coches al año; datos que estarían cerca de superarse. Según los últimos datos oficiales de la asociación, España producirá al cierre de 2016 2,8 millones de vehículos de los que se venderán 1,3 en territorio nacional. La previsión es pasar al 1,5 en 2017, año en que la exportación superará el 85%.
De llegar a superar los tres millones de coches fabricados en el país, “que es nuestra capacidad instalada”, ha matizado Cobo, la entidad vería cumplido el objetivo que se marcó en 2012, cuando la producción cayó en picado por debajo de los dos millones. El reto será, en cualquier caso, superar esta cifra.III