Hay gente valiente por el mundo que cuando tiene las ideas claras y cuatro
perras se lanza a la aventura sin un pestañeo. Eso es lo que pensé del
Bar Ri: un local agradable de picoteo para compartir en Sarrià que abrió el año pasado. ¿Por qué apostar por el arriesgado y residencial
upper Diagonal en uno de los laterales de la
plaça Joaquim Pena (una zona muy cara para entendernos)?
Pues la cosa parece que ha resultado porque ahora han bajado su fórmula hasta casi tocar la arteria barcelonesa por antonomasia sin esperar siquiera a que el termómetro anual les diga si solo hay fiebre o si habrá que amputar. Hablo del chef Alejandro Loaiza y el empresario Guillermo Barri. El primero ya venía curtido de cocinas –algunas con estrella- y el segundo lo había hecho al fuego del fragor empresarial de la conocida cadena Sushi Shop. No han esperado a consolidarse y ya han clonado su Bar Ri con una segunda apertura tocando la Diagonal.
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