Durante tres días de Mayo (26, 27 y 28), un antiguo convento mercedario, reconvertido en edificio militar en 1929 –Capitanía- y un recinto tipo “disneyano” el cuartel del Bruch, nos invitan para que de manera gratuita y fácil puedan ser visitados en unas “Jornadas de puertas abiertas” como tantas instituciones, empresas, colegios, museos y edificios notables. Barcelona en plena “turistización” va sumando cada vez más lugares a esta práctica americana.
Es cierto que las dependencias militares en Barcelona y Cataluña se han reducido y quedan en lugares de gran valor urbano y casi nulo interés militar; los últimos recintos históricos, son presencias más simbólicas que útiles. Piensen en el enorme conjunto del antiguo Gobierno militar, Farmacia Militar y otros que están desocupados, por mor de las reformas OTAN y de presupuesto.
Teniéndolo en cuenta, el visitante entra en Capitanía rápido, en plena alarma 4 y atentados últimos. De un gran patio con pasillos porticados se sigue hacia una escalera alfombrada que conduce al piso superior, por el trayecto gente uniformada, con predominio de mujeres altas y corpulentas que entre indiferentes y amables, nos vigilan e indican. Estancias con cuadros de Cusachs el militar y pintor catalán de temas hípicos y bélicos, algún Rusiñoll y estatuas de Llimona y otros. En 1929 arquitectos, artistas y artesanos catalanes colaboraron en la reforma del antiguo convento: el resultado es mediocre.
El llamado salón del trono es una sala de techo alto y artesonados sin más, y el despacho del ahora Inspector general, parece más representativo que de trabajo. Diferentes cuadros y organigramas hablan de sus antecesores en el cargo, casi todos lo ocupan poco tiempo, de dos a tres años, y es difícil hacer gran cosa en tan poco tiempo. Seguimos con la impresión de recorrer por estilo y decoración un “Parador nacional” se acaba la visita en la Plza. Merced junto a la iglesia del que el cuartel formó parte. En el Bruch hablan de armas e ingenios en exhibición, desisto de subir hasta allí.
En pleno “procés” y con “hakas” maoríes cada día entre pros y contras, tengo claro que de estos lugares no se esperan soluciones. Al volver a la comarca pienso en los 59 años de la Base militar de Sant Boi siempre cerrada a cal y canto, en medio de dos barrios, ¿algún día nuestra alcaldesa logrará una “jornada de puertas abiertas” para saber que nos ocultan estos 100.641 m2 tan necesarios para la ciudad en su desarrollo urbano? Su escasa dotación y sus ocupaciones logísticas hacen inexplicable que no se puedan abrir sus puertas unos días al año al público en general. Misterios santboyanos.
Si (
No(
