Hace apenas unos meses fuimos conocedores de una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que da la razón a los trabajadores del consistorio municipal quienes denunciaron al Ayuntamiento por no abonarles el 1% durante los años 2007, 2008 y 2009, tal y como estipulaba el acuerdo del Gobierno Central (entonces en manos del presidente Rodríguez Zapatero) y de las principales organizaciones sindicales del país.
Los mismos que durante esos años negaron a los trabajadores parte del sueldo que les correspondía, son los que lideran el actual gobierno de Castelldefels, donde dentro de unos días se cambiará de alcaldesa. La ciudad pasará de las manos de los comunistas a los socialistas, claro está, con el apoyo de otras formaciones políticas, especialmente los partidos secesionistas que pusieron como condición para apoyar el pacto de gobierno, que Castelldefels se integre como ciudad a favor de la independencia. Si los llamados partidos de izquierdas son los paladines de negar derechos a sus propios trabajadores, ¿qué harán por aquellos que no lo son o que únicamente son vecinos de la ciudad?
Tras dos años de legislatura, la ciudad se encuentra en estado de parálisis institucional. Diez partidos al mando donde se reparten el poder sin un claro rumbo ni hilo conductor. Descoordinación, improvisación, falta de liderazgo, son elementos comunes lamentablemente del actual gobierno, que no sólo no hizo bien su trabajo en el pasado, sino que ahora sigue empecinado en negar derechos o solucionar los problemas reales que tienen los vecinos de Castelldefels.
Pero los problemas en el Ayuntamiento de Castelldefels van en aumento. En los dos últimos años han proliferado diferentes casos de lipoatrofia en las dependencias municipales y en la comisaría de policía local que han afectado ya a más de una decena de trabajadoras. Por ahora, las medidas tomadas para combatir esta enfermedad laboral no han sido suficientes, y la preocupación sigue creciendo. Además, cada día son más los vecinos que reclaman que el gobierno municipal se centre, que se deje de peleas internas por el poder, y que abandone su hoja de ruta separatista. Qué se preocupe por sus trabajadores y por sus vecinos. Me sumo a esa reclamación silenciosa porque nuestra ciudad se merece mucho más. III