El 70% de los visitantes que llegan a la demarcación de Barcelona lo hacen atraídos, en gran parte, por la gran calidad de su litoral. Sea el de Barcelona ciudad o el de su entorno que, de hecho, cuenta con una mejor valoración, las playas son auténticas infraestructuras con sus retos, sus oportunidades, pero, también, sus debilidades que corregir. A las puertas del verano y en plena ola de calor, el Círculo de Infraestructuras –con la colaboración de El Llobregat y BCN Content Factory- ha celebrado hoy, en Castelldefels, su octavo debate en el territorio, en esta ocasión, bajo el título ‘Las playas, infraestructuras de ocio glocales’, en el que se ha reconocido la calidad de las playas baixllobregatenses.
Más nota que Barcelona
Según el reciente Estudio de reputación online de las playas de la demarcación de Barcelona 2016, las playas del Baix Llobregat han obtenido un 8,61 de nota, por delante, incluso, de las propias del Barcelonès que, incluida Barcelona, queda en un 8,33. Es de esta manera, la comarca con la segunda mejor nota después del Garraf (8,73) y mejor que el Maresme (8,45).
De esta manera, tal y como decía Miquel Forns, diputado delegado de Turismo en la Diputación de Barcelona y alcalde de Sitges, la media queda en un 8,4 de nota o, lo que es lo mismo, un notable alto. En cualquier caso, destaca la mejor nota del entorno de la capital catalana, algo que representa una oportunidad que Forns extendía a toda Catalunya: “Tenemos un muy buen posicionamiento internacional del entorno de Barcelona. Y cuando hablamos de su entorno, en el caso de la costa, estamos hablando desde los Pirineos hasta Tarragona”, ha dicho Forns, defendiendo previamente el concepto ‘glocal’ de nuestras playas.
Forns, que ha pedido una labor coordinada y conjunta entre las administraciones, ha destacado el impacto económico que representa la fachada litoral de la demarcación y que asciende a 75 millones de euros; un impacto, en cualquier caso, que tiene que traducirse en beneficio social. En este sentido, el delegado de Turismo ha pedido trabajar para desestacionalizar, cada vez más, las temporadas turísticas “intentando que se alarguen más, para que, también, mejore la estabilidad laboral de los trabajadores” relacionados con el sector.
Como retos de futuro, Forns ha reclamado un trabajo transversal y más integral para lograr un turismo responsable y una gestión sostenible; mejorar la cuestión del acceso y la movilidad a partir de la colaboración público-privada y mejorar la presencia comunicativa en el mundo digital.
Economía circular y sostenible
En esta línea, Ramón García, en representación del Círculo de Infraestructuras, ha defendido llevar a cabo una doble estrategia basada en la sostenibilidad y la economía circular: “de que nos sirve el desarrollo y generar ocupación si destrozamos las playas en dos días”, ha dicho en defensa del litoral como una infraestructura más: “tenemos que tener cuidado cuando hablamos de infraestructuras, porque todo el mundo piensa en cemento y hormigón”.
Por su parte, la ‘consellera’ de Turismo del Baix Llobregat, Mireia Monfort, ha radiografiado el sector en el territorio, que destaca por su carácter heterogéneo. En este sentido, el 52% del turismo que recibimos es de reuniones o congresos, mientras que el 37% se ubica en el turismo de vacaciones. En este sentido, el Consorci trabaja en cinco ejes distintos que van desde estrategias de promoción de la comarca; a la creación de productos turísticos; apoyo a la competitividad de empresas o a servicios de información o asesoría.
Dentro de este amplio abanico de opciones que ofrece el Baix, inherentes al turismo de playa, destaca la gran oferta gastronómica y de restauración, así como las actividades de deportes marítimos presentes durante todo el año: “Las playas son uno de los atractivos turísticos más importantes del Baix Llobregat y tienen que ser consideradas como infraestructuras principales”, ha dicho Monfort. Un atractivo que no deja de sumar adeptos, especialmente, del mercado francés.
Modelo equilibrado
El acto ha contado con la presencia de la nueva alcaldesa de Castelldefels, María Miranda, que ha abierto el debate calificando a la playa de la ciudad como “la joya de la corona, que compartimos con el Baix Llobregat”. Miranda ha destacado la capacidad de adaptación de la playa y del turismo con la evolución de la ciudad que, según ha dicho, ha doblado en apenas dos décadas su población de los 32.000 habitantes en 1990 a los 65.000 actuales.
Por otro lado, ha calificado el turismo como uno de los motores económicos más importantes del municipio, pero ha apuntado a que el modelo tiene que ser equilibrado y sostenible, también, con los vecinos y el medio ambiente: “Todo tiene cabida”.
En cualquier caso, Miranda ha mencionado el trabajo municipal que el actual gobierno de coalición está haciendo en la elaboración del Plan Estratégico de 2030 en el que el turismo tendrá un papel protagonista y en el que, con la participación de los ciudadanos, se podrá definir “cómo podremos evolucionar”.
Uso local, afectación global
Sea en Castelldefels o sea en el resto de playas del Baix, lo que es evidente es que el modelo de gestión tendrá que partir, tal y como explicaba en su introducción Juan Carlos Valero, director de BCN Content Factory y editor ejecutivo de El Llobregat, de la premisa del uso local de las playas, pero sin olvidar los efectos globales a los que están expuestas. Fundamentalmente, el cambio climático, de nuevo, de actualidad tras la decisión de Donald Trump de retirar a Estados Unidos de los Acuerdos de París.
Esto tendrá, como tantas otras políticas, una afectación en nuestra costa que, ahora que está más de moda que nunca, puede estar, también, más en peligro que nunca. Y es que se estima que la temperatura subirá un par de grados de aquí a 2100, lo que aumentará el nivel del mar haciendo desaparecer buena parte o todas nuestras playas. Unos efectos que no son cosa del futuro sino que ya los podemos comprobar. Porque de la misma manera que vemos como ya no se nos quedan pegotes de alquitrán en los pies, como ha recordado la teniente de alcalde de Vía Pública de Castelldefels, Eva López, gracias a la construcción de las depuradoras y a la mejor gestión de las playas desde los años '80, también podemos ver como el ancho del litoral se reduce año a año pese a los esfuerzos de dragar arena en Port Ginesta y reubicarlos en El Prat.