Dentro de pocos días comenzaremos a respirar el ambiente pre-navideño. Calles iluminadas, escaparates decorados, muchos “papás Noel”, grandes listas de compras, grandes campañas comerciales, el “gordo de Navidad”, tómbolas televisivas para los pobres, grandes deseos de paz y amor…
Estamos construyendo una sociedad mercantilista, todo se valora bajo el prisma del negocio (es rentable o no). Una alcaldesa de una gran ciudad de Cataluña expreso hace pocos días, que “la decoración de las calles sólo tenía como objeto revitalizar el comercio”. Lo importante es aumentar las ventas y agudizar el “consumismo”, crear unos autómatas que agoten su tarjeta de crédito.
¿Es esto la Navidad? ¿Se han convertido estas fiestas en un reclamo comercial? ¿Alguno ha reflexionado sobre su origen y significado?
Me sorprende que esta mentalidad esté forjando la mentalidad de muchos niños. Les preguntas sobre la Navidad y su repuesta es “consumo”. Hay escasa o nula referencia a la auténtica esencia de esta gran fiesta. Todos estamos de acuerdo en detectar que el consumismo anula la libertad y la solidaridad, pero al mismo tiempo, educamos en una cultura donde el “poseer” y el “tener” se convierten en el modelo de bienestar. Los niños son las primeras víctimas de esta vorágine comercial; parece que quien me hace el regalo más costoso ese me “ama” más. Gran mentira y distorsión de la auténtica expresión de la palabra “amor”
La Navidad es un niño, una familia, un nacimiento humilde, un reconocimiento gozoso, una presencia histórica de aquel que nos invita a la esperanza, una mirada agradecida de un Dios que se ha hecho cercano, pobre y compañero de camino, un amor no exclusivo sino abierto a todo hombre y mujer de buena voluntad, en fin, una BUENA NOTICÍA dirigida al corazón de todo ser humano. Nada que ver con la Navidad de los escaparates y el consumo, ¡¡¡recuperémosla!!!
“El pueblo que andaba a oscuras vio una luz grande. Los que vivían en tierra de sombras, una luz brilló sobre ellos.
Acrecentaste el regocijo, hiciste grande la alegría. Alegría por tu presencia,… Porque una criatura nos ha nacido, un hijo se nos ha dado.
Estará el señorío sobre su hombro, y se llamará su nombre «Maravilla de Consejero», «Dios Fuerte», «Siempre Padre», «Príncipe de Paz».” (Del profeta Isaías)
¡Feliz Navidad, para todo el año! III