Las candidaturas políticas han abierto formalmente la campaña del 21 de diciembre y lo han hecho con pocos riesgos eligiendo sus principales feudos electorales para el primer acto. Mientras Junts per Catalunya, Ciutadans, PP y Cup han optado por Barcelona y ERC por Vic, dos de las candidaturas han optado por el territorio Llobregat, en concreto, por la segunda ciudad de Cataluña: L’Hospitalet.
Por un lado, el PSC ha abierto la campaña desde el Teatre Joventut, uno de los principales equipamientos culturales de la ciudad, en donde han tenido voz tanto el líder socialista, Miquel Iceta, como la alcaldesa de L’Hospitalet y número dos del partido, Núria Marín; el ex fiscal Anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo –que cierra la lista de manera simbólica-; el diputado y secretario segundo de la Mesa del Parlament, David Pérez, participante en el último debate político de El Llobregat; y el ex de Unió Ramon Espadaler, en representación de Units per Avançar.
Iceta ha presentado el PSC como el único que “puede crear este espacio de encuentro y reconciliación entre catalanes, con el resto de España y con Europa”, a la vez que ha apelado al diálogo para recuperar el tiempo perdido y ofrecer la estabilidad que necesita el país: “Es un momento de puentes, no de trincheras”. Por su parte, Marín ha vuelto a mostrar la espina que tiene clavada con Puigdemont desde que implicara a los alcaldes en la organización del 1-O y desde que cambiara de opinión y renunciara a convocar las elecciones y, según ella, evitar el artículo 155: “Si veis a los líderes independentistas preguntadles si ha valido la pena”.
Por otro lado, Catalunya en Comú Podem ha optado por el recinto ferial de La Farga, también en L’Hospitalet, en donde además del líder de la candidatura, Xavier Domènech, participó la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que se implica, por primera vez, en unas elecciones autonómicas. Sabedora de los votos que arrastra y del éxito que ha sumado su participación hasta ahora, Colau fue tajante dando por acabado el ‘procés’ soberanista.
En este sentido, ha pedido a los partidos pasar página y optar por reconstruir nuevas y amplias mayorías para acabar con la política de bloques, principal objetivo de la candidatura: romper con el eje nacional para dar importancia al eje social. Aun así, no ha podido evitar rechazar tanto la DUI como “el abuso de la prisión preventiva, que no queremos ni para independentistas ni para nadie”. Ellos pueden tener la clave del futuro gobierno de Cataluña y, para ello, tienen que cuidar uno de sus grandes feudos: el Baix Llobregat y L’Hospitalet. Algo que, en lo que llevamos de mandato, por ejemplo, Ada Colau no ha hecho en su condición de presidenta del Àrea Metropolitana de Barcelona, en donde no participa para nada en actos públicos de la administración supramunicipal delegando en los vicepresidentes de la institución, en general, del PSC.
Sea como fuere, L’Hospitalet es, sin duda, el territorio del PSC y de los ‘Comunes’. Los socialistas han dominado, prácticamente, todas las elecciones tanto a nivel municipal, autonómico como en las Generales. Esta hegemonía indiscutible solo se ha visto superada, recientemente, por Ciutadans en las últimas autonómicas y por ‘En Comú Podem’ en las dos últimas elecciones Generales. De hecho, el líder del partido en el Senado es el hospitalense Oscar Guardingo.
Lo que es evidente es que lo que no domina es el voto independentista. Ni en los mejores años de Convergència i Unió, la extinguida coalición superó al PSC en unas elecciones al Parlament de Catalunya, ni siquiera con la suma de los votos de ERC en la coalición de Junts pel Sí en 2015. Entonces, el bloque constitucionalista logró 89.911 votos, mientras que los partidos independentistas sumaron 31.371 papeletas. Esta vez, el censo es de 174.958 votantes, 2.837 más que entonces.
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