Ya avisaron en 2015 siendo segunda fuerza comarcal, detrás de Junts pel Sí, y superando al PSC como abanderados del voto constitucionalista. En esta ocasión, no hay duda de que el tradicional cinturón rojo se ha teñido, prácticamente por completo, de naranja.
Ciutadans es el indiscutible vencedor en el Baix Llobregat con un total de 156.114 votos o, lo que es lo mismo, un 31,65% de los apoyos. Para hacernos una idea, ningún partido lograba tanto porcentaje de voto en el territorio desde 2010 con la entonces Convergència i Unió (32%) y desde 2006 con el PSC (35%). El partido naranja se ha proclamado vencedor en 21 de los 31 municipios del Baix Llobregat y L’Hospitalet, siendo, pues, primera fuerza en todas las grandes ciudades del territorio, incluso, en enclaves tradicionalmente convergentes como Martorell.
De hecho, a diferencia de lo que ocurrió en 2015, que la coalición de Junts pel Sí les superó en el cómputo total, Ciutadans ha sumado más votos que los dos principales partidos independentistas juntos (148.641) y se ha quedado muy cerca de sumar lo mismo que el tripartito sobiranista (ERC, Junts per Catalunya y CUP) que queda con 163.711 papeletas. En este sentido, si analizamos bien los datos, vemos como no se trata tanto de un pinchazo de los partidarios independentistas, que han ganado votos 4.538 votos respecto a 2015 (159.173), sino de mérito de la candidatura naranja que ha captado nuevos votos de la abstención, así como del Partido Popular (20.963) que, junto a la CUP (15.070), es el gran derrotado en el territorio perdiendo, en ambos casos, la mitad de sus apoyos.
En relación con el PSC, queda relegado, pues, como segunda fuerza, con 95.052 votos, es decir, 11.886 más que en 2015. En su caso, se puede hacer prácticamente la correlación de votos con la entonces Unió Democràtica de Catalunya que, en 2015, sumó 9.455 apoyos y que, en esta ocasión, acordó ir con la lista socialista para recuperar este espacio del catalanismo moderado no independentista. En contra para los intereses del PSC, la candidatura de Miquel Iceta no habría sabido movilizar el voto constitucionalista en su favor, tampoco, en su principal federación: el Baix Llobregat.
Por su parte, a diferencia de lo que ocurre en los resultados generales, el voto independentista ha optado, en el territorio, por la candidatura de ERC, que queda como tercera fuerza gracias a los 92.645 votos, prácticamente, el mismo número que el PSC. Los republicanos han sido, de hecho, primera fuerza en ocho pequeños municipios de la comarca (Molins de Rei, Begues, Cervelló, Torrelles, Santa Coloma de Cervelló, Corbera, El Papiol y Collbató), mientras que Junts per Catalunya, con 55.996 papeletas totales, solo lo hace en Sant Just Desvern y La Palma de Cervelló.
La otra candidatura que no puede estar contenta con los resultados es la de Catalunya en Comú-Podem. La lista de Xavier Domènech queda como quinta fuerza en el Baix Llobregat con 47.823 votos. De esta manera, pierde 11.264 apoyos respecto a los resultados de la entonces Catalunya Sí Que es Pot de Lluís Rabell y Joan Coscubiela, que ya se entendieron como malos.
Los ‘comunes’ han pagado su no posicionamiento en ninguno de los bloques, precisamente, en un momento de posturas políticas tan polarizadas. Ni siquiera en ciudades de alcaldías tradicionalmente ecosocialistas, como El Prat o Sant Feliu, han sabido movilizar su voto y han quedado como cuarta y quinta fuerza, respectivamente.
L’Hospitalet: Ciutadans logra más del 33% de votos
La tendencia de voto del Baix Llobregat se muestra de manera más intensa en L’Hospitalet. Ciutadans, que ya fue primera fuerza en 2015, por delante del PSC, pasa de los 29.773 votos a los 45.572, es decir, un 33,39% del total de la participación. De esta manera, el conjunto naranja, que ya es el primer partido en la oposición a nivel local, saca 10,43 puntos porcentuales al PSC, que se mantiene como segunda fuerza con 31.343 votos (22,96%), 2.396 más que en 2015.
Por su parte, el bloque independentista se decanta por ERC que queda como tercera fuerza con 20.733 votos, casi el doble que Junts per Catalunya, con 10.756, relegada a la quinta posición. En total, el tripartito independentista (ERC, JxCAT y CUP) suma 35.256 votos, 3.885 más que en 2015, lo que demuestra la fidelización del bloque que, aunque penaliza a la CUP, no sufre una sangría de voto como se esperaba en los pronósticos; al contrario, mejora sus datos.
Igualmente, sigue siendo un bloque claramente minoritario en la segunda ciudad de Cataluña. Si contamos los tres partidos constitucionalistas (CS, PSC y PP), el bloque llega hasta los 85.396 votos, 12.340 más que en 2015. Si sumamos los apoyos de Catalunya en Comú – Podem, el bloque llegaría hasta los 98.634 votos, a las puertas de los 100.000 que avanzó El Llobregat en la anterior edición.
Participación récord
Una de las incógnitas de estas elecciones era el nivel de participación electoral que apuntaba a récord, tal y como finalmente ha sido. En el Baix Llobregat, han votado 495.031 personas, es decir, el 83,22% del censo. Esto representa un incremento de 5,51% respecto a las últimas elecciones autonómicas (77,71%), que ya experimentaron una fuerte movilización del electorado.
Estos niveles de participación –con importantes crecimientos en las comarcas metropolitanas- podrían haber representado, por la tendencia del voto metropolitano, la pérdida de la mayoría independentista en el Parlament de Catalunya. Sin embargo, y en contra de lo que se preveía, el bloque independentista ha demostrado su fortaleza y fidelización de voto de manera generalizada, lo que se ha traducido, de hecho, en un aumento del número de votos respecto al 2015.
Con todo, el arco parlamentario (135 diputados en total) queda de la siguiente manera: Ciutadans (37 diputados), Junts per Catalunya (34), ERC (32), PSC (17), Catalunya en Comú-Podem (8), CUP (4) y PP (3). La mayoría absoluta está en 68.
Los resultados volverán a plantear, sin duda, el debate sobre la Ley Electoral, el recuento de votos a partir del sistema d’Hondt y la distribución de circunscripciones (hay cuatro correspondientes a las cuatro provincias). Un modelo que, por las distintas idiosincrasias de voto tan distinto entre el ámbito metropolitano y el resto de comarcas de Cataluña, dejan incongruencias como la que se ha dado, de nuevo, esta vez, entre Ciutadans y los dos principales partidos independentistas. La candidatura de Inés Arrimadas saca 161.497 votos más que Junts per Catalunya y esto se traduce solo en 3 escaños de diferencia, mientras que la candidatura de Puigdemont tiene 11.195 votos de diferencia respecto a ERC, prácticamente un empate técnico, y esto se traduce en 2 escaños más.