El edificio de la Ópera de l’Hospitalet, situado en la calle Francesc Moragas del barrio del Centro, lleva años abandonado. Una situación que ha provocado su deterioro externo y también interno. Y una muestra de ello es el desprendimiento de buena parte del tejado del inmueble hace unos días.
Alertados por la situación, los vecinos convocaron una asamblea el domingo pasado delante del edificio para decidir qué hacer. Una alerta provocada no solo por la dejadez en la cual está sumido el inmueble, sino también por las consecuencias que puede tener el desprendimiento de uralita para la salud de las personas. Este material, presente aún en muchas naves industriales y edificios de la ciudad y de todo el país, produce al deteriorarse –o al caer, como es el caso- polvo de asbestos, el temido amianto. Las fibras de este material producen cáncer de pulmón a medio plazo porque quedan dentro de los pulmones.
Alarma vecinal
“La salud de los vecinos de la zona está en peligro, dado que estamos respirando el aire contaminado por el desprendimiento de la uralita”, avisan los vecinos. El Ayuntamiento, sin embargo, asegura a El Llobregat que se ha instalado un medidor de aire para comprobar el grado de contaminación y que los técnicos han negado que exista afectación para la salud.
Además, el consistorio hospitalense ha multado a la propiedad del edificio con 3.000 euros y le reclama que derroque como mínimo la parte de uralita que queda. Si no se comprometen, explican fuentes municipales, el Ayuntamiento lo hará de manera subsidiaria. Este jueves por la tarde hay una reunión entre vecinos y el regidor del Distrito.
Los vecinos, por su parte, no tienen tan claro que no haya peligro para la salud y reclaman “soluciones, no promesas”, según declara a esta publicación Xavier Asensio, portavoz vecinal. “No es un problema que nos afecte solo a nosotros: perjudica a todos los hospitalenses”, añade este portavoz.
Por lo que respecta al edificio, los vecinos reclaman que se convierta en un equipamiento público con zona verde y que, hasta que no sea así, se aísle de manera preventiva “para evitar que en caso de nuevos derrumbamientos haya fugas de material tóxico”. Y para que, como denuncia Asensio, se dejen de ver “pasear ratas” por la zona.