Bien. La ocurrencia parte de esa fábrica de ideas revoltosas que es la mente de Juan Carlos Iglesias, el mayor de los tres empresarios. “Trabajamos en una plataforma virtual que es como un videojuego. Escoges los ingredientes a tu gusto, que van cayendo en el bowl imaginario. Al final pagas y vienes a recogerlo”, anticipaba el empresario aprovechando una comida de prensa. Aunque no descarta que el local de pokes acabe teniendo sitio físico en la misma calle Enrique Granados donde se halla, precisamente, el restaurante Bellavista que tiene a medias con los Messi. Presentaba los nuevos platos de la carta de ese jardín de pueblo en el que se escuchan chistaes del difunto Chiquito de la Calzada en el baño. Entre ellos (los platos, que no los chistes) estaba un épico steak tartare de solomillo de ternera ahumado (puro umami), unas soberbias croquetas de pollo coronadas con unas hebras del jugoso guiso del animal y una sobrevenida pizza crujiente de carpaccio de atún con vinagreta de piñones. Todo chapó. Como siempre que uno pisa este local.
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