En Sicilia la ‘Santuzza’ Rosalía es la patrona de Palermo, muy invocada en los momentos difíciles. Cada 15 de julio millares de sicilianas la celebran como su santa.
Donde ya no es tan usual es en el Baix Llobregat y menos en Sant Esteve de Sesrovires, donde su mayor gloria local, Rosalía (25 años), es la cantante del nuevo flamenco, que encandila a los ‘millenials’; pero es que ella simplemente se llama así en honor de su abuela materna.
¿Es posible que de una madre catalanísima y de padre gallego surja una cantaora, fuera del cerrado ambiente étnico y marginal del flamenco? Así parece, por el éxito clamoroso en el último ‘SonarHall’, las descargas millonarias en las redes nos prueban el interés por esta cantante formada en el ESMUC, no en tabernas del Sacromonte, y con gran soltura sobre el medio audiovisual; esto que no tienen los también innovadores cantantes barceloneses Mayte Martín y Miguel Poveda, ambos criticados por los fundamentalistas del flamenco, pero que ciertamente siguen el patrón del cantante estático y de gesto serio del género.
No. Rosalía canta y baila y lo hace bien con carisma, no como ‘los triunfitos’, moldeados en serie en las academias efímeras de la TV.
Rosalía, tal vez tenga este seguro estilo ‘PYMEC’ de la Cataluña profunda que ha permitido la pervivencia de tantas empresas familiares en momentos de crisis y en las que predominan tres valores: la solidaridad familiar, la búsqueda de la calidad y el trabajo intenso.
Ella empezó joven en Sant Esteve, sin tradición flamenca, tal vez frecuentando alguna peña flamenca u oyendo al Camarón y a Lole&Manuel en los altavoces de los coches.
Sant Esteve tiene cárceles, pero fábricas y poco paro, y su crecimiento urbano último va a ser espectacular; así pues, en este ambiente saneado y familiar (tiene una prima cantante de musicales y otra cantante de ópera) Rosalía ha emergido con la ayuda de buenos arreglistas: Raúl Fernández Refree y el canario “el Guincho”.
Sus temáticas no son fáciles: la muerte y los ángeles, todo aderezado con poses, vestidos y bailes que enardecen al público que paga por verla en directo.
Lleva ya años en ruta ascendente, pero surgen estos talibanes, estos expertos del cante ancestral que la critican porque les usurpa su patrimonio cultural.
“Ladran, luego cabalgamos”, decía el Quijote. Pues eso… que de momento muchos que ignorábamos al flamenco desde los De Lucía, Sanlúcar y otros modernos, como Gades, la Baras, hemos vuelto al redil del “new flamenco” y esto no es poco. Seguro que la mejor novela joven del Baix Llobregat es la de Kiko Amat y el mejor flamenco es el de Rosalía, ambos catalanes que se expresan en castellano, sin tener que gustarles ‘La marcha real’ de Marta Sánchez, poco discutida por algunos. Rosalía será el ‘Sturm und drang’ del nuevo flamenco, ‘Tempestad e ímpetu’.